MISS LONGHI
Ella pudo haber sido como la mayoría de las mujeres de su tiempo, con aspiraciones de “ponerse de novia” con un buen muchacho, casarse joven, tener hijos, ocuparse de su crianza y que la vida transcurra en el hogar. Ser una “mujer de familia”. Pero no, fue una de las pocas que se marcaron un horizonte más amplio, un vuelo distinto. En lugar del hogar prefirió el mundo. Ser una “mujer de mundo” aunque tuviera que pagar el costo de tener menos vivencias afectivas, las que suelen venir de la mano de un compañero y de hijos o sea de la familia propia.
Mi abuelo, Carlo Longhi fue un inmigrante italiano que vino a la Argentina en 1914 e instaló un almacén de ramos generales en Estación Moussy. Años más tarde se casó con Elena Rosa Alice Róvere, mi abuela. De este matrimonio nacieron: María Elisa (15 de noviembre de 1920), Orlando Graziano (marzo de 1922) y Darío Carlos (marzo de 1923).
Para mis abuelos la mimada de la familia siempre fue tía Maruca.
María Rosa
María Elisa realizó sus estudios primarios en la Escuela Bernardino Rivadavia, luego la enviaron a la Escuela Normal de Esperanza donde se recibió de maestra. Posteriormente ingresó a la Escuela Normal de Profesores “Dr. Nicolás Avellaneda” de Rosario. En 1942 obtuvo el titulo de Profesora de Filosofía y Letras. Fue la primera mujer nacida en Reconquista que obtuvo el título de Profesora. Como sus preferencias se volcaban hacia los idiomas, fue a estudiar ingles a la Universidad de Córdoba.
Tía Maruca fue una adelantada de su época y los abuelos también porque no era nada común que una familia enviara a su hija mujer a cursas estudios lejos del hogar, ni siquiera se consideraba necesaria que éstas tuvieran una profesión.
Mónica
Cuando María Elisa consideró que ya tenía las herramientas necesarias para desempeñarse en la vida quiso perfeccionar el idioma inglés para lo cual realizó un viaje a los Estados Unidos de Norteamérica. Comenzó trabajando de niñera, después comenzó a enseñar español y así se paga los cursos de inglés. Instaló su casa con los muebles y artefactos necesarios como para vivir bien los cinco años que permaneció en ese país.
Cuando regresó lo hizo en un barco de carga para traer todo lo adquirido.
Volvió a los Estados Unidos varias veces en su vida, ya sea por cursos de perfeccionamiento o por turismo.
En 1952 realizó un viaje con sus padres para visitar a los abuelos paternos que vivían en Italia. Recordemos que en ese entonces se viajaba en barco, con escala en Río de Janeiro, Brasil. Existen fotografías donde vemos a una joven María Elisa en Italia y España.
A los pocos años volvió a Europa para recorrer Alemania, Bélgica e Inglaterra. En este último país estuvo aproximadamente cinco meses para realizar un perfeccionamiento del idioma inglés.
Nuestra infancia transcurrió cerca de la tía Maruca por lo tanto tenemos numerosas anécdotas de aquellos días. Por ejemplo, cuando regresó de Estados Unidos quiso imponernos el hábito de tomar leche con el almuerzo, ¡pero a nosotras no nos gustaba por más saludable que fuera! También ponía énfasis para enseñarnos inglés y nos daba alguna penitencia cuando nosotras nos rebelábamos y no hacíamos las tareas.
La vida laboral de María Elisa transcurrió en la docencia. Escuela Normal, Instituto Reconquista e Instituto Superior del Profesorado. Fue una profesora muy estricta y exigente, poco cercana a sus alumnos, al estilo de la época.
Otra faceta de su personalidad fue la firme religiosidad que siempre mantuvo. Desde jovencita integró la Acción Católica, a menudo hacia jornadas de contenido religioso como una forma de enriquecimiento espiritual.
De amores o desamores no existen mayores datos porque era muy reservada en ese aspecto, dicen las sobrinas que alguna vez tuvo un novio italiano y que ya en su edad madura recibió una proposición de matrimonio, de un caballero de Reconquista, que no aceptó.
Ya jubilada se abocó a lo que más le gustaba: viajar. Con diversas amigas recorrió lejanos territorios: Rusia, la India, China, Japón y las Islas Hawái.
El último lo hizo dentro de América Latina, recorrió Bolivia visitando Potosí, Santa Cruz de la Sierra, La Paz, cruzó el Lago Titicaca en un pequeño bote y de allí al Perú. Machu Pichu, Cusco y Lima. Le gustó mucho esta experiencia, nada parecida a una turista formal, según su relato se asemejaba más a un viaje de aventuras, ¡lo asombroso era que tenía cerca de 80 años!
En sus últimos años continuó apoyando a instituciones de bien público, como el Voluntariado Hospitalario, del cual era miembro.
Una fractura de cadera la dejó imposibilitada para caminar y así se fue apagando su espíritu animoso y activo.
Falleció el 5 de junio de 2007. Legó sus bienes a sus sobrinos y a Cáritas, a esta fundación le donó un departamento ubicado en zona céntrica de Buenos Aires y una casa en Reconquista.
Colaboraron para realizar esta semblanza: María Rosa Longhi y Mónica Longhi.
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