PRIMERA PARTE:
SEGUNDA PARTE:
La agricultura
Los inmigrantes en su mayoría de origen austríaco y los argentinos establecidos en la colonia de Reconquista se dedicaban a la agricultura. Maíz, lino y maní eran los cultivos preferentes y los que convenian económicamente. Los colonos mantenían las viejas costumbres y no tenían maquinas que aliviaran sus esfuerzos, seguían utilizando el arado de mancera tirado por bueyes o caballos. La cosecha, tanto del maíz como del maní, se realizaba a mano. Para el lino, en cambio, se podrían alquilar los servicios de quienes contaban con las maquinas apropiadas, por ejemplo, los hermanos Marcos y Justo Buyatti, quienes recorrían los campos en época de cosechas cortando y emparvando el vegetal para proceder luego a la trilla que el dueño luego vendía a los acopiadores.
Era la época en que la trilla se realizaba de manera “estática” y la cuadrilla que comandaba la operación involucraba a mucha gente: el maquinista, el foguista, el foguistín (aprendiz), el cocinero, el aguatero, embocadores, bolseros, costureros, horquilleros… En la casa, la familia del colono, vivía de un modo particular todo este ritual.
Lorenzo Crudeli
Si el agricultor poseía numerosas hectáreas, practicaba el sistema de barbecho dejando descansar el suelo periódicamente y allí pastaba el ganado. Era común que los productores poseyeran un pequeño número de ganado vacuno para satisfacer las necesidades de la familia y del establecimiento.
Entre los inconvenientes que debían afrontar estaban las plagas y las mangas de langostas que en uno o dos días devastaban los campos sembrados.
Por Ley nº 3708 del año 1898 quedó a cargo del Poder Ejecutivo de la Nación tomar medidas conducentes a la extinción de la langosta en todo el territorio de la Republica. Para ello se creó la Dirección Agrícola dependiente del Departamento de Agricultura, la que estableció comisarias y sub comisarias en ciudades y pueblos de cada provincia, encargadas de inspeccionare campos y chacras, organizar cuadrillas de peones, dirigir trabajos de lucha contra el acridio y hacer cumplir por los propietarios los artículos 12 y 13 de la mencionada ley con pena de imponerles el costo de una cuadrilla de operarios con cargo a dichos dueños en caso de incumplimiento. Esta situación perduró hasta los años cuarenta.
En la década del 20 se comienza a cultiva el algodón.
Empresa Froilán Diez e hijos
Una importante empresa dedicada a las actividades agropecuarias fue la de Froilán Diez e Hijos, creada en el año 1910 y dedicada a colonización, establecimientos ganaderos, acopio de cereales, campos, consignaciones, representaciones y comisiones. La administración central se hallaba en Reconquista, con oficinas en calles 25 de mayo y Habegger, con Sucursal en Flor de Oro (Estación del Ferrocarril Santa Fe) donde se instaló un gran almacén de campaña.
Froilán Diez y sus hijos Luis, Laureano y Patricio, adquirieron varios establecimientos ganaderos:
Fortín Arenales, ubicado en el Distrito Las Garzas, estación Flor de Oro. contaba con 7500 hectáreas divididas en potreros de las cuales 550 ha. se destinaban a la agricultura y las restantes a pastoreo, con montes de quebrachales y otras especies. La estancia, formada por un edificio a dos plantas, rodeado de quintas, jardines y un gran estanque, estaba montada con gran confort. Este era el más antiguo de los establecimientos y el más importante, al que se aplicó el capital exclusivo de la familia Diez.
San Luis, también en el Distrito Las Garzas, dividido en potreros, con parte de montes. Cubría 1900 ha.
El Cerrito, en la misma zona, con 2830 ha. de campo bajo, para pastoreo y aguadas naturales.
Los Laureles y La Esmeralda, ubicados dentro de un mismo radio en el distrito Reconquista. Comprendían 16684 ha. de las cuales 9039 eran aptas para la agricultura y 7545 eran de campo-isla, divididas en poteros y con instalaciones.
La Selva, adquirido en 1924, situado en Videla, departamento San Justo. Comprendía 1400 ha con trece potreros aptos para la agricultura destinados para el cultivo de alfalfa para invernada. Se destacaba por sus modernas instalaciones. En este establecimiento se criaba ganado de alta mestización, había un buen plantel de puros y de toros importados.
Por la importancia que tuvo esta familia para Reconquista se considera apropiado brindar algunos datos:
Froilán Diez, oriundo de León, España, hijo de Gregorio Diez e Inés del Castro, nacido en 1855, arriba a la Argentina con sus padres y hermanos, en 1870. En Buenos Aires buscaron trabajo y se ubicaron como peones de la familia Lezama, en sus quintas y parques. Allí, durante cuatro años, lograron reunir algunos ahorros que les permitieron trasladarse a Reconquista en 1875. Esta era todavía tierra de fortines. Con otros inmigrantes españoles fundaron Colonia Abipones, junto al fortín del mismo nombre, donde se dedicaron a abrir picadas y roturar la tierra. Recibieron la colaboración del coronel Manuel Obligado y del Estado Nacional.
Froilán Diez contrajo enlace con María Buyatti y sus hijos fueron Luis, Marcelina, Laureano, Patricio, María, Inés, Teresa y Hermenegilda. Todos se formaron en el Chaco santafesino y acompañaron los años fundacionales del pueblo.
Froilán participó en las primeras instituciones como la Comisión de Fomento en varios periodos, la Sociedad Anónima Fomento del Norte de la cual fue presidente del Directorio hasta 1930. Por muchos años se desempeñó como Agente Consular de España. Fue el primer presidente del Centro Comercial e Industrial y electo concejal para el período de 1926 en el Honorable Concejo Deliberante.
Con respecto a sus hijos el que más se destacó fue Patricio Diez, por su actuación institucional y política.
A la par que incrementaba sus bienes, esta familia aportó a la comunidad en la búsqueda de su desarrollo.
Todos los inmigrantes que salían del viejo mundo atesoraban el sueño de “hacerse la América” que significaba lograr el progreso material que les permitiera llevar una vida mejor que la que tenían antes de emigrar. Algunos lo consiguieron como es el caso de esta familia, gracias al trabajo tesonero, a sus dotes personales y a la Política que tenía en esa época la Republica Argentina con respecto a la inmigración.
Trilladora de los hermanos Marcos y Justo Buyatti
Los colonos de esta zona, de costumbres austeras, carecían de maquinarias para realizar el trabajo de corte y trilla del lino. Debian recurrir a los servicios de quienes tenían esos equipos. Los hermanos Buyatti se ocupaban de esas labores para las cuales contaban con varias máquinas. En épocas de cosechas recorrían toda la región cortando y emparvando el lino para luego proceder a la trilla. Año 1933.
Por Mirta Vacou, extracto del libro «Del Fortin Militar a la Ciudad Inteligente» (2023).
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