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MUJERES DE RECONQUISTA: La historia de Leonie Bolliat, la amante del General Obligado

La historia de Leonie Boilliat: La decision:

Decir Leonie Boilliat es hablar de amor por sobre las convenciones, de decisión, de coraje.

Su historia convoca interrogantes, silencios, resguardos sociales, y tal vez políticos, que el paso del tiempo no clausuró. Tal vez este relato enciende la memoria y provoque encuentros con el pasado y sus dobleces. 

Promediaba el siglo XIX cuando ella nacía en el hogar formado por Adela Ambri y Jose Boilliat, de nacionalidad suizo-franceses, domiciliados en Goya, provincia de Corrientes. De su infancia no se tiene información, solo que recibió esmerada educación y, en vistas de los hechos, el amor o el matrimonio llegó temprano a su vida: el 16 de noviembre de 1872 la familia Boulliat celebraba, en Goya, el casamiento de la adolescente Leonie, de 14 años, con Basilio Alonso, de 35 años, hijo de Juan Jose Alonso y de Teresa de Jesús Carreras, todos ellos españoles. El oficio de Basilio era maestro en obras de albañilería y afines, y muy pronto esta comunión con la familia Boilliat sumó nuevos interrogantes para la aristocrática sociedad goyana.

En la otra orilla del Paraná, estaban ocurriendo hechos de muy distinta índole: El 27 de abril de 1872, el coronel Manuel Obligado había llegado a las ruinas de la antigua reducción de San Jerónimo del Rey y fundó Reconquista. En esos tiempos, el Coronel, acompañado por su personal militar, visitaba esa ciudad correntina para comunicarse con sus superiores. Esta circunstancia dio lugar para que entablara amistad con familias goyanas, entre las cuales se hallaban la familia Boilliat y el matrimonio Alonso. Leonie era una mujer preparada, capaz de mantener amenas conversaciones, con un hombre culto como Manuel Obligado, quien, además, sabía «galantear a las damas». Pudo haber sido así, o de otra forma, lo cierto es que Leonie se enamoró del apuesto coronel. 

Poco tiempo había pasado desde su boda con Alonso, cuando esta joven mujer tomó decisiones que significaba enfrentar el orden establecido. Abandonó el hogar marital, y las tierras correntinas, cruzó el río, y se afincó en la colonia suizo-francesa, ubicada en la zona sur del pueblo de Reconquista, donde también se hallaban otros miembros de la familia Bolliat.

De la relación amorosa entre Leonie y el Coronel se desconocen los vaivenes. Ocurre que la historia no registra los pequeños hechos, se corre silencio sobre las alcobas, pero desde las alcobas se urde la trama de los pueblos. 

Se sabe que el amor dio sus frutos en los hijos que nacieron: Leonie Clara, el 12 de agosto de 1878, con Herminia Bolliat y Benito Ramallon como padrinos de bautismo. Mercedes Manuela, el 16 de noviembre de 1880, con Mercedes Boillat y Tulio Mendez como padrinos. Manuel Alejandro Placido, el 19 de agosto de 1882, con Mercedes Boillat y el sargento mayor de artillería Placido Obligado como padrinos. Placido Luis Maria, el 1 de octubre de 1885, con Adela Bolliat y el sargento Placido Obligado. 

La ceremonia de bautismo se realizó en la parroquia de la Inmaculada Concepción y estuvo a cargo de Fray Antonio Rossi. 

Leonie tuvo 2 hijos más: Enrique, nacido en Toulouse, Francia, el 27 de mayo de 1886 y Aida, nacida en Buenos Aires. 

La vida de Leonie Boilliat inspiró a la escritora Patricia Severín para escribir un relato literario, PRIMERA HISTORIA DE AMOR QUE NADIE SABE A CIENCIA CIERTA:

“La mujer, que fue de Alonso, debe haber recorrido la secreta ilusión de ser la única, y la tristeza no confesada de sentirse la otra. 

Lo que parece cierto es que él, en algún momento, quiso recompensar de tanta pena no manifiesta y viajaron juntos por Europa y recalaron en Francia, donde la niña ya mujer, apasionadamente, caminaba por las calles de París, reconociendo sus ancestros, y que cruzaron, allí mismo, boda para cerrar las bocas deslenguadas.

Al retorno, murió el General, que ya era General, y a Leonie le quedaron esos papeles de cenizas, firmados del otro lado del mar y que nada, valían en tierras de indios y que, a el, lo llevaron sus legítimos al sur.”

Patricia Severin.


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