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LA LEYENDA DEL CAMUATÍ

Según dicen, la miel de la selva es mejor que la del camuatí, una pequeña avispa que se encuentra en el Litoral.

Cuenta la leyenda que Cava era una india muy hermosa y hacía todo lo posible para realzar su belleza. Entrelazaba sus cabellos con flores, pintaba su cara con vivos colores y usaba collares y pulseras de caracolitos. No se preocupaba por cumplir obligaciones en la choza, solo pensaba en quién podría conquistarla.

Un dia, Camuati, un joven cazador, consiguió encender el fuego del amor que ella esperaba. Construyeron su rancho cerca del lago y allí se fueron a vivir. Mientras Camuati se iba a cazar al bosque, Cava se miraba en las aguas como si fuera un espejo para ensayar nuevas formas de seducción. Así descubrió, también, una miel silvestre que podría aumentar el hechizo de su boca.

Preparó una especia de alcohol para humedecer sus labios y, desde entonces, Camuati, al besarla se sentía arrebatado por una pasión avasalladora. Poco a poco, el joven fue abandonando la caza y la pesca para poder quedarse con Cava lo que a ella le produjo una gran satisfacción y sintió que un nuevo ser se agitaba en sus entrañas. Entonces, pensó que era necesario separarse de su amado, volver con su madre un tiempo y alimentarse con una escasa cantidad de frutas.

Camuati, en ese tiempo, elegiría otra compañera por algunos meses y se abstendria de matar o herir fieras.

Una tarde se acercó a su choza uno de los hechiceros y les predijo el nacimiento de un niño y les recordó cuáles eran las leyes a cumplir.

No obstante eso, Cava se fue a la casa de su madre y Camuati se unió a una nueva compañera. Pero, con el tiempo, su compañero murió y ella, quiso permanecer junto a él hasta consumirse poco a poco de hambre, sed y espanto. Pero hubo alguien que se compadeció y para abreviar su agonía, la arrojó junto con el cuerpo sin vida de su compañero desde lo alto de un despeñadero.

Tupá, el dios del bien, convirtió a Cava y a Camuati, en memoria de su amor y para ejemplo de generaciones, en una pequeña avispa que chupa en los cálices silvestre.

Extracto del libro “Leyendas de mi Tierra” del Prof. Victor Braidot.

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