Otra de las actividades deportivas muy difundidas en Avellaneda es la relativa a las bochas. Su práctica se llevó a cabo desde siempre dado que era la preferida por las corrientes inmigratorias que poblaron la zona. Un día, viendo la posibilidad de unirse en un equipo formal para organizar torneos y competencias con agrupaciones similares de otras localidades, los más entusiastas bochofilos conformaron, el 18 de diciembre de 1942, el Club de Bochas Avellaneda.
Con el correr del tiempo, fueron surgiendo nuevas entidades dedicadas a la práctica del deporte blanco llegando a obtener, en muchas oportunidades, importantes lauros en distintos torneos.
La práctica del deporte se extendió a todos los ámbitos, surgiendo también equipos en la zona rural los que intervienen en torneos especiales que atraen a muchos adeptos, tanto adultos como varones como mujeres y jóvenes.
Algunas de esas instituciones desaparecieron con el correr del tiempo pero fueron quedando suficiente cultores como para participar, por ejemplo, en los torneos anuales de la Liga Rural de Bochas con cuatro trios cada uno: Santa Ana, La Curva, Mandiyu, La Vertiente, La Costa, Campo Marega,a Tigre, Itati, Avellaneda, Barrio Norte, Barrio Don Pedro, Cañeros de Moussy.
Algunos intervienen, también, en los torneos de la Liga Reconquistense de Bochas como es el caso de Unión, Barrio Norte, Tigre, entre ellos.
A principios de 1980, miembros de varios clubes de Avellaneda expresaron su interés en organizar un campeonato de bochas en la zona rural. En realidad, ya se había hecho algo similar pero como tuvo mucha aceptación y había otros clubes interesados en participar, se convocó a una reunión general prevista para el 19 de febrero de ese año, en el Club La Curva, y allí, con el apoyo de todos, quedó constituida la Liga Rural de Bochas de Avellaneda.
Más información sobre dicha institución y sobre este deporte, se puede encontrar en el libro “Liga Rural de Bochas de Avellaneda – 25 Aniversario 1980 – 19 de febrero – 2005” que escribí en el mes de febrero de 2005.
Por el prof. Victor Braidot. Extracto del libro “Avellaneda en el Tiempo”, segunda edición.