Lo que dejó la semana
Casi en forma premonitoria, decíamos días atrás, en una columna anterior, que la felicidad nunca es completa y mucho menos eterna, cuando de política se trata. “Celebremos nuestro aniversario fundacional, porque ya volverán los días en que no todo será para festejar”, apuntábamos. Y decíamos también, “Enri tiene motivos para estar feliz”, pero como su modo de gestionar es tan particular, estaba cerrando una semana espectacular, y al mismo tiempo las dificultades golpeaban otra vez las puertas de su despacho.
Los problemas no esperaron. Faltaba todavía la noche del sábado con el Indio Rojas y Destino San Javier y el festival de la familia del domingo, un cierre a toda orquesta, para una semana memorable. Era viernes, la noticia cayó como un balde de agua fría. Federico Gasparutti era imputado por el Fiscal Nicolás Maglier, como autor penalmente responsable de cuatro delitos: abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público, prevaricato, y falsedad ideológica de instrumento público, todo en el ejercicio de su función en el municipio de Reconquista.
La gran pregunta fue qué hacer, qué determinación adoptar. Hubo todo un fin de semana para reflexionar y arribar a la mejor decisión. Mientras la celebración en el anfiteatro continuaba, ya llegaría el lunes. Y llegó nomás.
En lugar de salir a hablar y compartir la alegría por una celebración magnífica, había que salir a explicar lo que nunca es muy fácil de hacer y mucho menos de lograr el objetivo que se desea: apaciguar las aguas. El secretario general, Guillermo Romero, debió oficiar de vocero y comunicar que el Intendente resolvía suspender en sus funciones por 30 días a Federico Gasparutti.
Se adoptaron otras medidas precautorias, como solicitar a la fiscalía copia de las actuaciones realizadas, para determinar la imputación de referencia e impartir las instrucciones sumariales correspondientes.
Se debe presumir el principio de inocencia, hasta que se demuestre lo contrario. Es absolutamente cierto este precepto constitucional. La imputación no es más que la presunción de un delito, en este caso puntual, la comisión de 4 presuntos delitos.
Nadie puede discutir esta premisa en el ejercicio del derecho. Sucede que un político no es un ciudadano común, posee ciertas y determinadas prerrogativas, pero también está expuesto a algunas circunstancias, que quien ingresa a la política no puede nunca ignorar. Es tan así, que mucho se discute si un personal de gabinete puede ser suspendido.
La oposición tomó el guante y salió a la cancha. El interbloque de Juntos por el Cambio, luego de su nueva conformación en diciembre pasado, se mantuvo en una actitud casi pasiva y expectante. Pero ésta era una excelente oportunidad y asumieron el compromiso, allí no hubo fisuras internas, que debían capitalizarla y así lo hicieron.
Los 5 concejales del interbloque se unieron para reclamarle al Intendente, que con la suspensión de Gasparutti no alcanzaba, debía apartarlo inmediatamente de la función. Parece ser que Enri los escuchó y actuó en consecuencia. Su colaborador terminó presentando la renuncia al cargo, no había otra alternativa si no se quería pagar un muy alto costo político, en momentos tan especiales como estos, cuando la sociedad no tolera acciones que puedan generar dudas.
Costo político hacia afuera, y hacia adentro también. Debemos saber que, en gran medida, esta gestión municipal es producto de una coalición de gobierno, en la cual convergen diversos sectores de la vida interna del peronismo, muchos de los cuales no tienen nada que ver unos con otros. Solo el liderazgo político de Enri permite sostener tanta heterogeneidad. Es el paraguas que los une y los protege.
En momentos como estos, las diferencias afloran. Y allí surge una pregunta, sin respuestas públicas todavía. Porqué a “Fede” se lo suspende primero por esta imputación y luego se le suelta la mano hasta hacer que renuncie (forma diplomática en política para no decir que se lo saca del cargo). Y qué pasa con Adriana Aranda, el Vicesecretario Víctor Vargas, su hermana Haydee y otras personas del Movimiento Evita, que pese a ser también imputados por el copamiento de tierras el año pasado, siguen firmes en sus funciones para las cuales el Intendente los designó. “No se mide a todos con la misma vara”, dice alguien con cierto enojo. “Son cosas distintas”, advierten otros. Lo cierto, las aguas internas tampoco están muy calmas que digamos.
El único que puede recuperar la paz y la unidad perdida es Enri. El lo sabe y todos los alineamientos internos también. Sin embargo, llegan tiempos donde no se pueden seguir pagando costos que con mayor claridad y determinación se podrían evitar. Ahora la que festeja es la oposición, aunque la celebración del aniversario ya pasó.
Robo de cables, ese es el estado presente. Es lo que reclamamos en más de una oportunidad. Un minúsculo grupo de delincuentes no puede poner en vilo a una comunidad. La Cooperativa de Servicios Públicos de Avellaneda reunió el poder político, judicial y policial de la zona para manifestarles la manifiesta preocupación por el robo de cables. Advirtieron que además del daño económico originado, ante las dificultades para la provisión de este material por las restricciones para la importación, se corre el serio riesgo de no poder brindar el servicio eléctrico a esa comunidad.