La semana que concluyó deja un ramillete de temas por considerar. En el orden nacional, el nuevo ministro de economía, Sergio Massa, busca todavía a un viceministro, considerado esencial siempre y mucho más en su caso, por ser abogado y no economista.
Massa logró, durante la semana que finalizó, refinanciar exitosamente 2 billones de pesos fruto del festival de emisión de estos tiempos. Es cierto, más del 60% de esa cifra estaba en poder del estado; o sea, fue casi prestarse a sí mismo. Sin embargo, genera cierta calma, que en los tiempos que corren, no es poco pedir.
No corresponde al periodo del nuevo titular del palacio de hacienda, pero la inflación del 7,4% de julio pega fuerte, se trata de la cifra mensual más alta de los últimos 20 años, el máximo índice para Latinoamérica, y ello genera cierto arrastre por lo menos para este mes de agosto y el venidero setiembre. Los propios funcionarios del gobierno admiten que serán los dos meses con los índices más elevados de todo el mandato de Alberto.
Massa y Fernanda Raverta, titular de la ANSES, anunciaron un 15,53% de aumento por movilidad a partir de setiembre y un refuerzo -ya anunciado al asumir- de 7.000 pesos para el trimestre setiembre-octubre-noviembre, para quienes tengan ingresos inferiores a los dos haberes mínimos. A su vez, este monto habrá de corregirse, cuando se reúna el Concejo del Salario, en la última parte de este mes de agosto.
Lo que debió diferirse es la segmentación y los nuevos topes de consumo alcanzados por los subsidios a la energía. Debían anunciarse el último jueves y fue necesaria su postergación. Cuesta alcanzar un acuerdo en este punto, porque muchos advierten su imperiosa necesidad, pero al mismo tiempo que dejará vacío de relato al Kirchnerismo y podrá generar más ruido social sumado al ya existente. Nadie se anima a confirmar sobre el programa, porque todos advierten lo difícil que será su implementación en estos momentos. En la resolución de este punto, se juega gran parte de la suerte del ministro de economía, su futuro político y también de este gobierno. Son las consecuencias de chocarse con la realidad, algún día ello ocurre, y ahora llegó justo en el peor momento de esta administración.
Paros de los agentes provinciales. Esta última semana, fue muy similar a la anterior, signada por los paros de los trabajadores del estado santafesino. Docentes, médicos y profesionales de la salud, A.T.E y U.P.C.N, todos juntos, reclamando el adelantamiento de las paritarias previstas para setiembre y también adelantar los aumentos ya acordados en marzo pasado.
Sucede que marzo ya quedó muy atrás, máxime con el índice inflacionario de julio. La inflación le gana al salario, como sucedió la mayoría de las veces en este bendito país.
Los gremios provinciales procuran por todos los medios alcanzar lo que ya logró la Festram, Federación que nuclea a los trabajadores municipales. Sucede que el gobierno provincial se muestra mucho más reticente que los intendentes y presidentes comunales. “El diálogo está abierto, como fue en marzo, y en setiembre nos volvemos a reunir en paritarias”, dice el gobernador Perotti. Esta semana generará un respiro, es corta por el feriado de este lunes y al menos AMSAFE convocará a nuevas asambleas, por lo que no se prevén paros. Lo importante para el gobierno provincial es llegar a setiembre.
Seguridad o inseguridad. Al efecto son parte del mismo problema que sigue sin poder ser resuelto, con epicentro en la ciudad de Rosario. La solicitud de renuncia del gobernador al ya ex ministro Jorge Lagna, tiene que ver con un incremento importante en la cantidad de homicidios que azota a la ciudad del sur y se derrama sobre el resto de la provincia, y también Córdoba y el AMBA. Rubén Rinoldi se transformó así en el tercer ministro de seguridad de la gestión Perotti, lo que muestra acabadamente que el problema de la violencia sigue sin ser resuelto, es más, se agrava.
En un punto tan central, nadie puede hacerse el distraído y mirar para otro lado. Muy pocos, nadie puede decir yo no tengo nada que ver. La situación de Rosario es el producto de muchos años de minimizar la gravedad del problema. Con el narcotráfico no se jode, y muy pocos, por no decir ninguno, dimensionó la situación y en lo que podía llegar a derivar. La violencia interpela al estado en sus tres poderes. Resulta imperioso que todos, sin ningún tipo de especulaciones, asuman la responsabilidad de acordar una estrategia que transforme violencia en paz.
No hay más tiempo de espera. La falta de respuestas son más vidas de inocentes que la violencia se cobra. Basta de palabras, y a trabajar. En más o en menos es lo que dijo Perotti, pocas palabras y muchos hechos. ¡¡¡¡Es así gobernador, soluciones!!!!
Les deseo una muy buena semana.
Lic. José Carlos Odasso