Cada 17 de septiembre, se celebra el día del Psicopedagogo en Argentina. Si bien ya es una disciplina que ha ido calando su trayecto, ha ido dejando marcas y se ha posicionado firmemente, aún existen mitos en torno a ella, mitos que debemos ir desterrando.
¿Por qué se celebra este día? En conmemoración a la muerte de Jean Piaget en 1980 (adivinen qué… en realidad, él murió un 16 de septiembre, pero dos años después, en una reunión en la provincia de San Juan se decidió elegir el 17 de septiembre para conmemorar el día del Psicopedagogo), psicólogo, biólogo y epistemólogo suizo cuyo gran aporte al estudio del pensamiento y del lenguaje dio origen a la epistemología genética, es decir, a la disciplina que estudia los procesos mediante los cuales se pasa de los estados de menor conocimiento a los de mayor conocimiento. En otras palabras, procesos de construcción de aprendizaje, desde que nacemos hasta el último momento de nuestras vidas.
Ahora bien… ¿Qué hacemos los psicopedagogos? ¿Somos psicólogos? ¿Somos pedagogos? ¿Somos maestros? La psicopedagogía es una disciplina que aúna en sí misma aportes de la psicología, pedagogía, didáctica, psicolingüística. Buscamos ayudar a toda aquella persona en situación de aprendizaje y es justamente aquí donde radica uno de los grandes mitos: que trabajamos con niños solamente.
Imaginemos esto: constantemente estamos aprendiendo, desde que somos muy pequeños y aprendemos a caminar y a usar una cuchara, luego aprendemos a decir nuestras primeras palabras, a andar en bicicleta, a leer… aprendemos a usar un celular, a escribir una carta de amor, a usar una máquina en nuestro trabajo… es inmenso el universo que existe en cuanto de aprendizaje se trata.
No podemos concebir un momento donde no estemos aprendiendo, porque no solo aprendemos en la escuela: en el continuo de posibilidades que tiene la vida, tenemos justamente la posibilidad de aprender, pero muchas veces esas posibilidades por diferentes motivos -ya sean biológicos, psicológicos, sociales, económicos, contextuales- pueden dificultar o incluso detener este aprendizaje que nos hace humanos. Entonces, como psicopedagogos tenemos la tarea de orientar y prevenir dificultades en aquellos modos de aprender que podrían verse truncados, como también la tarea de fomentar y enriquecer aquellas formas óptimas de aprender.
Si de mitos hablamos, otro mito recurrente es creer que trabajamos solamente en escuelas o en consultorios: la realidad es que aún hoy, no existen cargos públicos creados para psicopedagogos en los niveles de escolaridad pública y eso – dicho sea de paso – es una deuda que el Estado tiene con nuestra profesión. Sin embargo, como psicopedagogos sí podemos propiciar apoyos necesarios para aquellos estudiantes que necesiten adecuaciones en sus trayectorias escolares.
Nuestro mundo de acción es súper amplio: hoy por hoy podemos trabajar en instituciones como centros de día, centros educativos terapéuticos, centros de rehabilitación; en empresas, en el ámbito forense (sí, existe la psicopedagogía forense), en escuelas, consultorios…
Por muchos más años apostando a promover formas de aprender sanas y ayudando a aquellas que se han visto problematizadas. ¡Feliz día del Psicopedagogo!
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*Marianela Dussol es Lic. en Psicopedagogía, Mat. 1012, Coordinadora de la Licenciatura en Psicopedagogía en la Facultad de Psicología de la UCSF Sede San Jerónimo – Reconquista.
