“Hay hechos y personas que se ligan a la historia de un pueblo o una ciudad.
Forman vínculo por una serie de connotaciones de las cuales el hombre no puede
prescindir. Entre ellas, la que ordena y da equilibrio a su existencia es
precisamente la afectiva”.
Así comienza la escritora María del Pilar Lencina un artículo publicado a seis días
del fallecimiento de doña Agustina Sebastiana Agustina Besga era española, nacida en Bilbao, en el año 1890. Se había casado por poder con su compatriota Daniel Mansilla que había arribado a nuestra provincia en 1908 afincándose primeramente en la localidad de Centeno.
Hacia 1925 él con su familia, se radicaron en Reconquista emprendiendo la actividad comercial en el rubro panadería, se hallaba instalada en calle Obligado, donde más tarde se ubicaría la de Emilio Firpo.
En 1928 don Mansilla cambia el rubro de sus negocios formando una sociedad de hecho con el vecino don Jacinto González. Ambos adquirieron un café hospedaje ubicado en la esquina de calles Obligado y Habegger. Poco tiempo después se disolvió la sociedad y Mansilla se dispuso a emprender solo la marcha de su negocio: la confitería.
Pero para este matrimonio, de fuerte raigambre española, la parte esencial de la vida era la familia. Unos meses antes que nacieran las dos primeras hijas (mellizas) habían viajado a España para que éstas vieran la luz en la tierra que ellos, sus padres, amaban. Regresaron a la Argentina cuando las pequeñas: María Jesús y Adoración tenían dos años. La tercera hija, Blanca Zoila, nació en nuestro país.
Doña Agustina acompañó a su esposo en el negocio que sería su gran dedicación. Ellos fueron testigos y actores de una época de Reconquista donde la confitería Mansilla era el punto de reunión de personas “notables” de la ciudad, esos que aportaron a la historia local con su quehacer profesional, comercial o intelectual.
“…según fuera la temperatura ambiente, en mesas ubicadas en la acera o en el del local, se podía observar en tertulia de amigos la presencia, (entre otros habitués) de don Antonio Valenzuela, propietario y director del periódico “Tribuna”, vocero del acontecer de la ciudad y zona de influencia; la de don Melchor, don Paco y Enrique Sellarés, apellido tradicional de la ciudad; o la de don Moisés Gazze y Santiago Scarafía en largas y discutidas partidas de ajedrez.” (1)
La Confitería Mansilla estaba ubicada en el corazón de la Reconquista de aquellos años, los 40, los 50, los 60…La de calles arenosas y arboledas de sombra reparadora, la de Retretas en la Plaza Mayor, la de la “vuelta del perro” en calle Obligado, entre Habegger y Mitre, en la vereda oeste para mirar las vidrieras de Casa Arteta mientras los muchachos “piropeadores”, halagaban a las señoritas.
La tradicional confitería estaba en la esquina donde los corsos de Carnaval adquirían su mayor esplendor.
A esta historia está ligada doña Agustina aun después del fallecimiento de su esposo, un día de agosto de 1941.
Desde entonces y hasta 1971, Sebastiana Agustina Besga de Mansilla retomó el camino iniciado dándole una tónica especial a la Confitería, un aire distinguido con las mesitas redondas y las sillas de estilo Tonet, de madera noble. Ella la convirtió en “la casa” de sus concurrentes hasta llegar a entablar con ellas sinceras amistades que perduraron en el tiempo. También sabía prestar oídos para escuchar los problemas, en dar consejos a los más jóvenes, en una actitud muy femenina de protección.
“Recuerdo a doña Agustina siempre atenta a que todos pasáramos un momento agradable. Solíamos ir, al caer la tarde, a tomar el copetín, y a saborear los
incomparables madrileños.” (2)
Precisamente los madrileños de la Confitería Mansilla y otras exquisitas masas eran obras de don Belarmino Prendes, excelente maestro pastelero que doña Agustina contrató. También se podían degustar helados, esa sección estaba a cargo de Blanca, la hija menor.
Con respecto a la familia, la melliza María Jesús se casó con Segundino Pallotti y Adoración contrajo matrimonio con Pedro Soto.
“El 23 de enero de 1977 doña Agustina le dijo adios a la vida. Como los seres que han vivido en paz consigo mismo y con los otros, lo hizo con la serenidad que la muerte a veces no se resigna a enfrentar pues ella llega como un desafío. Los grandes de alma se entregan, no como vencidos, sino como una ofrenda.” (3)
Colaboraciones:
Marta Pallotti, hija de María Jesús de Pallotti; Datos familiares.
Agustín Soria. Periodista.(1)
María Mascheroni (2)
María del Pilar Lencina (3)
Luís Martínez, Confitería “Cheroga”.