María Antonia nació en Reconquista el 17 de febrero de 1930, hija de Antonio Bozzi y de María Elena Álvarez. El padre, maestro u director de la Escuela Nº 377 del puerto, era un hombre inquieto y amante del progreso cultural, integró le grupo de fundadores de la Federación de Cooperadoras Escolares y de la Biblioteca Popular General Obligado. María Antonia realizó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Normal “Juan Bautista Alberdi” de donde egresó con el título de maestra en el año 1948 y comenzó a trabajar precisamente en la escuela del puerto. El 29 de enero de 1955 contrajo matrimonio con Raúl Marcelino Blanco y fueron llegando los hijos: Lía Ana, María Elena (falleció a los cinco años de un tétano quirúrgico), un nene que murió al día siguiente y después el menor, Fernando.
Familia Blanco.
La vida laboral de María Antonia, Totona como todos la llamaban, había cambiado a partir de un articulo que apareció en El Litoral, en 1950. Era un aviso donde el gobierno provincial ofrecía a maestras normales la posibilidad de estudiar en Casilda o en Coronda y obtener el titulo de Profesora de Jardín de Infantes, con la feliz noticia de que quienes lo cursaran la perderían la regularidad ni el cargo docente, lo cual era beneficioso para quienes debían trasladarse desde otras localidades. Recordemos que la Ley Nº 3514 que establece la creación de Jardines de Infantes en la provincia de Santa Fe, se sancionó en 1949 y en este logro se destacó Nélida Bottal de Boente.
En la entrevista publicada en el periódico Edición 4 el 14 de diciembre de 2013 con el titulo Una ronda de blancos delantales frente al pizarrón, María Antonia relata:
Yo sentí que podría cumplir con mi vocación por la educación de los niños pequeños. Ingresé al Profesorado de Coronda donde obtuve el titulo de Profesora de Jardines de Infantes.
El primer Jardín de Infantes provincial se instaló en la esquina de calles Mitre y Chacabuco, con todo lo necesario en cuanto a comodidades, grandes espacios, juegos, sala de música, aulas decoradas y un gran patio.
Éramos sus maestras: Lian Collar de Leonhardt, María Isabel Roselli, Gladis Rodríguez y yo. Como directora María Teresa Moglia, como docente de música, Cecira Antón de Prendes, como auxiliar docente Lita Contepomi de Vidoz. Como personal de servicio María Luisa Caballero de Ojeda.
La apertura del Jardín fue recibida con gran beneplácito y alegría de padres, autoridades y la sociedad toda. Sus niños irían a compartir juegos, a socializarse, a ser generoso, solidarios, a adquirir hábitos de higiene y a superar lentamente el egocentrismo propio de la edad, objetivos principales de este nivel educativo.
Durante 1951 y 1952 el Jardín trabajó en las mejores condiciones, pero al inicio del año siguiente recibimos una triste noticia para nosotros: se cerraban casi todos los Jardines de Infantes creados hasta ese momento.
En 1953 Totona quedó sin trabajo. Por cuatro años hizo reemplazos cortos en distintas escuelas de Reconquista y alrededores, hasta que gracias a la brega constante de Nélida Bottal de Boente, que nunca abandonó su lucha, se produjo el reinicio del Nivel y con ello la época de recoger frutos. En 1956 se crearon preescolares para niños de cinco años, que al año siguiente ingresarían a primer grado. La directora de la Escuela Normal de Reconquista, Ángela Bonavita de Audisio, solicitó al gobierno la creación de un grado preescolar para el cual fue convocada María Antonia Bozzi.
Pero habría otra obra importante en la vida de esta mujer:
Dicen que cuando alguien tiene un sueño, debe hacerlo realidad, porque si le da la espalda, quedará el sabor amargo de la indecisión y la cobardía. Así nace en Reconquista el Jardín Pulgarcito para niños de 3, 4 y 5 años. Una hermosa y dura tarea para la cual conté con el apoyo de mi familia, de padres, amigos, autoridades e instituciones. Con mucho esfuerzo logré equiparlo con todo lo indispensable: muebles, juegos, material didáctico, etc. Se inauguró el 5 de abril de 1965, con padres, abuelos, música, bailes, cantos y paseos. Fue en la antigua casa de la familia Crudeli, en calle Iturraspe. Las maestras jardineras que me acompañaron en esta aventura fueron: Marta Calvo de Herrera, María del Carmen Marotte de Cian y Avelina Rey. Contábamos con transporte escolar, personal para el transporte de niños y la colaboración de Silvia Longhi.
Pasaron cinco años y después de mudarnos dos veces a locales alquilados, nos instalamos por fin en nuestra propia casa: calle Mitre 245. Como Marta y María del Carmen fueron nombradas para el Preescolar de la Escuela Nº 6044, se incorporaron como maestras, Heve Wellig, Raquel Zanel de Oberti y Alicia Firman de Farollch.
Realizábamos muchas fiestas en el Teatro Español, en el Tenis Club, en la Federación de Cooperadoras Escolares, donde los padres con su ayuda estaban siempre presentes.
Mientras tanto, Totona continuaba con su cargo de preescolar en la Escuela Normal, donde se jubiló en el año 1977. En el Jardín Pulgarcito estuvo al frente hasta 1975, proyecto en el que continuaron luego otras docentes.
Entre tantos recuerdos que esta mujer laboriosa tiene de sus dos trabajos dedicados a los niños pequeños, hace un reconocimiento a aquella noble y esforzada maestra riojana que fue Rosario Vera Peñaloza, creadora del primer Jardín de Infantes en la Argentina, fallecida un 28 de mayo, día que se celebra el Dia de los Jardines de Infantes.
Con todo el bagaje de saberes y de experiencia que María Antonia Bozzi tiene termina la nota diciendo:
A quienes deseen recorrer el camino de maestras jardineras, les digo que el conocimiento y la pedagogía vayan unidas a la paciencia, al cuidado y al gran amor que merecen los niños.
Así de simple.
La mía es/ como tantas/ una simple/ historia de mujer.
Los poemas que callo/ los cocino/ los guardo.
Porque en casa/ todos trabajan/ y yo también.
Laura Devetach
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