El oficialismo arrancó con su mesa política, con algún signo positivo, y la oposición aguarda qué hará Macri. Mayo, clave:
Y la mesa ¿electoral? empezó a reunirse, lo cual no significa que sea productiva, ni que aun siendo productiva luego los actores no operen para relativizar o cambiar lo acordado en la práctica. De modo que, como decía Perón, “en esta vida es todo relativo”. Al menos hubo signos positivos para el oficialismo:
1) La mesa empezó.
2) Estuvieron dos de los tres actores más importantes –Alberto y Massa– y finalmente se acercó Máximo K (no está mal para el arranque, ya que así no le bajaron el precio).
3) Hubo transacción: reconocimiento de la proscripción de CFK por habilitación de competencia en las PASO.
Eso no resuelve nada, pero el “paso a paso” compromete. Aunque, claro, como los principales problemas no están en la constitución de la mesa sino en la calle, todo lo que ahí suceda puede ser puesto en cuestionamiento si la realidad acecha. No es lo único, está claro que la amenaza inflacionaria será el indicador más sensible de acá al 24 de junio, cuando se inscriban las candidaturas, para lo cual faltan cuatro meses. Como lo apuntamos en esta columna hace un mes (“Sergio Tomás Copperfield”), si el ministro de Economía ve que los precios no se calman en la medida de lo esperado, difícilmente sea la “cabeza de turco” para una elección que parece imposible de dar vuelta. Por eso dijo que no se puede ser ministro y candidato al mismo tiempo. Si no tiene buenos argumentos para salir a la cancha con el 10 en la espalda, será preferible preservarse para el futuro. Tendrá 51 años cuando haya que votar este año, y los presidentes llegan mayormente a su primer mandato no antes de los 56.
Porque puede que la inflación baje en la segunda parte del año, pero la decisión política debe tomarse cinco meses antes de la primera vuelta (o seis antes de la segunda). Refresquemos el cronograma electoral: el 14 de junio se inscriben las alianzas y el 24 del mismo mes las candidaturas. Pero es más difícil que todo quede para último momento, ya que son varias las piezas que cada espacio debe conjugar, además de la cabeza de la fórmula presidencial.
Si nos remitimos a 2019, Cristina anuncia su sociedad con Alberto el 18 de mayo. Ahora el Presidente dice que no tomará una decisión sobre su eventual presentación antes de mayo. Massa calcula que si la inflación de abril no indica descenso –cuyo índice oficial se conocerá en mayo– no tendrá posibilidades de éxito. Y por si esto fuera poco, en el mundillo opositor se rumorea que Macri no tomaría una decisión sobre su eventual candidatura antes de… ¡mayo! Pues entonces mayo se convertiría en un mes de grandes anuncios políticos. ¿Serán acaso “los idus de mayo” (15 de dicho mes) una fecha de buenos augurios, como festejaban los romanos? Para algunos serán positivos y para otros, catastróficos. Seguramente aplicará el título de la marcha Es tu muerte mi vida, dedicada al Santo Entierro de Cristo de Pedrera (Sevilla), compuesta por Alfonso López Cortés.
El “emir de Cumelén” tiene una agenda agitada que lo llevará a cumplir compromisos por su rol en la FIFA, que lo devolverá a la Argentina hacia fines de marzo. Mientras, sigue siendo dadivoso con sus eventuales delfines presidenciales: la semana pasada le prestó a María Eugenia Vidal su vocero, Darío Nieto; ella le correspondió diciendo que se baja si Mauricio se presenta. El expresidente aprovecha para mandar mensajes contradictorios con el fin de que nadie adivine su jugada final. El problema es que en el medio “pasan cosas”, como por ejemplo los líos que tiene Juntos por el Cambio en el armado de varias provincias, y que la no definición del emir complica la confección propositiva hacia una sociedad no entusiasmada con la principal oposición y se mantiene la expectativa sobre Milei. Algunas voces sensatas, como Pichetto, le susurran la inconveniencia de semejante demora.
Hablando de confección propositiva, es un secreto a voces que el líder del PRO quiere que la famosa “bomba” le explote a este gobierno, de modo que la opinión pública se radicalice. Por eso, el momento más álgido de la cumbre cambiemista en el restaurante La Escondida fue cuando hubo que predecir lo que pasará de acá al 10 de diciembre. El ala macrista insistió en alertar sobre la herencia que se recibirá –o, cuando uno se quema con leche, ve una vaca y llora– mientras que el resto fue cauteloso: no habrá bomba que explote. Por eso, si efectivamente el tic tac tiene tramo corto, incentiva a Macri a tomar su decisión de candidatura lo más adelante posible, no vaya a ser que se pueda sacar la grande y no haya comprado un boleto.
El famoso comunicado no solo trajo problemas internos, sino hasta severos reproches de parte de un amplio sector del establishment empresarial, particularmente del mundo financiero: creen que fue una inconveniencia la alarma pública, y así se lo hicieron saber de manera directa a más de un precandidato de ese espacio. Hasta una economista de renombre que no es K hizo declaraciones cuestionando ese mensaje opositor. Pues, los señores de la banca, más los del petróleo, la minería y los de telecomunicaciones, entre otros rubros, a esta altura están prefiriendo que la balanza se incline a favor del filósofo contemporáneo Massa. ¿Pero no es Juntos por el Cambio la opción más market friendly y previsible de la oferta electoral? Volvemos a Perón: en esta vida es todo relativo.
Todo lo que va sucediendo en el sentir de la calle no ayuda al oficialismo y ergo no cambia las grandes coordenadas del escenario electoral. La reactivación de 2022 se va enfriando, la inflación no cede, el consumo masivo baja sus estándares, Edesur deja a miles de vecinos sin luz y Rosario pasa por su peor momento de violencia por el narcotráfico. Como bien apuntó el especialista Guillermo Oliveto, la sociedad consume pero sigue siendo muy pesimista respecto al futuro.
Como escribieron Vinicius De Moraes y Antonio Jobim en Mañana de carnaval, “después, yo no sé, si hay después / si el sol volverá a despertar / porque la canción no ha de ser verdad”.
Por Carlos Fara: Consultor político. Expresidente de Asacop.