El ultimo martes 7 de mayo, Leonel Segretín expresó que,siendo las 16,10 horas, tomó conocimiento que su hijo Guillermo de 13 años de edad, en calle 48 entre 45 y 47 de Barrio Lanceros del Sauce, había sido apuñalado. Subido a una moto fue llevado por ese medio hasta el Hospital de Reconquista. El denunciante hizo constar que la victimahacia tiempo venia teniendo problemas con quien resultaba prima facie como su agresor, un adolescente de 14 años.
La crónica policial indica que, a poco tiempo de haber sucedido la agresión, la policía encontró al menor y en presencia de sus padres hizo entrega del arma blanca utilizada para herir a su víctima. Según dijo, la pelea se originó por una discusión por pájaros que cazaban diariamente, luego se estableció que la razón era por una riña de gallos. En realidad, nada justifica una agresión de esta magnitud, es el imperio del vale todo o la vida que no vale nada, en adolescentes de 13 y 14 años. Se trata de un absurdo que no admite ninguna explicación más o menos razonable.
Antes de acabar la primera hora del miércoles 8, se supo que Guillermo lamentable y penosamente había fallecido. Tenía tan solo 13 años. A las pocas horas de conocerse esta infausta noticia, se supo que el menor homicida ya estaba nuevamente en libertad. Fue entregado a sus padres ya que,al ser menor, su conducta no es punible y según se nos explicó: “no puede permanecer detenido, privado de su libertad”. Eso sí, para tranquilidad de todos, deberá someterse a un tratamiento psicológico y bajo el cuidado de sus propios progenitores, los mismos que no lograron trabajar en la conducta de su hijo para evitar la muerta de un joven de 13 años, un pibe realmente. Inentendible.
De fuentes policiales confiables, se nos dijo ante nuestrarequisitoria que en la causa no interviene la Jueza de Menores, sino la delegada de la secretaria de Niñez y Adolescencia y Familia. La responsable de esa dependencia, Cyntia Karina Teresita Pellegrini, dijo que el nivel a su cargo no debía intervenir, “corresponde que lo haga el primer nivel”, aseveró y por ello pidió no ser entrevistada. Hay niveles, niveles, nunca se ponen de acuerdo, se pelean, pero para no intervenir, entiéndase para no tomar responsabilidades.
Fallaron todos. Luego del estupor inmovilizante por la muerte de un pibe de 13 años, comenzamos a reconstruir la realidad. En efecto, no fue una cuestión fortuita, que por obra y gracia de la casualidad, terminaba de la peor manera. La realidad muestra que la vida de Guillermo quizá pudo tener otro derrotero si los que debieron actuar en el caso lo hubieran hecho con más compromiso. ¿Faltó trabajo, esfuerzo, responsabilidad? ¿De quién?
El agresor concurría a la escuela y ya había mostrado algunos comportamientos que exigieron la intervención del gabinete socio-educativo, confirmó a Vía Libre Radio el director regional de Educación, profesor Sergio García. “Ya se venía trabajando con el chico agresor por situaciones de violencia” reconoció. “Había antecedentes de situaciones de esa naturaleza con otros adolescentes de otras escuelas”, agregó. García manifestó que hay denuncias policiales hacia el adulto responsable del agresor, que para a ser su padre. Es el mismo, si el mismo, al que ahora le confían el cuidado de su propio hijo, que ahora es ya un homicida. ¿Qué nos puede hacer creer que ahora la realidad será diferente? El funcionario educativo manifestó: “está fallando la justicia, porque ignoro lo que se hizo con todas las denuncias. La familia de la víctima ya había denunciado al padre del autor del crimen.
¿Quiénes son los responsables? El propio García reconoció que en este tipo de situaciones participan o deberían participar diversos actores: el socio-educativo, el servicio territorial municipal, seguridad (la policía), niñez y enfatizó: “Veo la mayor falla en la lentitud de la justicia, la cual es muy burocrática y genera trabas. Hay que hacer cambios profundos”, sentenció. Después de escuchar distintas opiniones y miradas, queda la sensación que se pudo hacer algo o mucho más para evitar este desenlace que terminó trágicamente.
Edad de la imputabilidad. Este hecho tan lamentable, que tiene como protagonista a un menor de 14 años, reactualiza la discusión si debe o no bajarse la edad de la imputabilidad de las personas. García se manifiesta por bajar la edad, ya que el joven tiene capacidad de discernimiento, libertad, intención, son conscientes de los hechos y de los actos jurídicos que realizan. Tienen ya capacidad para matar también, es muy cierto.
Algunos de ustedes podrán decir con asidero, te olvidas José de los padres y la familia que son los responsablesprimordiales. Muy cierto este apunte, lo que sucede es que esos padres y familia son sujetos ausentes. La muestra es que el propio progenitor del victimario había sido denunciado.
“Este conflicto empezó por una pelea de gallos, si uno lo explica psicológicamente, el final de esas peleas es la muerte”, reflexionó nuestro entrevistado. Solo que esta peleaterminó en muerte, pero no de un gallo, sino de un pibe de 13 años. Solo un anhelo: ¡Nunca Más!
Les deseo una muy buena semana.
Lic. José Carlos Odasso