La semana que concluyó, dejó un tema casi excluyente, que en realidad tuvo su origen días atrás, cuando hubo un aumento en la paritaria municipal, que estableció las nuevas escalas salariales para los trabajadores de municipios y comunas, luego de 2 paros por 48 y 72 horas.
“Dietas o sueldos”. Los legisladores no perciben sueldos. La diferencia es que las dietas no forman parte del salario, puesto que no se retribuye por el trabajo realizado. Dieta es una percepción económica que reciben los legisladores al solo efecto de solventar el desempeño de sus actividades. La palabra dieta proviene del griego dayta, que significa régimen de vida.
A partir de esta puntualización, podemos arribar a 2 conclusiones: la primera, los legisladores no son trabajadores y por lo tanto no tienen obligaciones laborales, no tienen una carga con determinada cantidad de horas semanales a cumplir. La segunda observación es que, por lo tanto, resulta absolutamente incorrecto que “sus dietas” estén enganchadas a la escala salarial de lo que perciben los trabajadores municipales.
En virtud de lo que venimos expresando, es igualmente desafortunado decir: “si, vamos a tratar este tema con el Departamento Ejecutivo”; es decir, con la remuneración del Intendente y su gabinete. La diferencia es que los concejales perciben una dieta y el mandatario municipal y sus secretarios cobran un sueldo por las tareas y responsabilidades que realizan; por lo tanto, no corresponde equipararlos.
La ordenanza del enganche salarial tiene su historia. En realidad, lo que perciben los concejales y los funcionarios del ejecutivo, no es un tema nuevo, en realidad es recurrente. Este culebrón, corresponde decirlo y subrayarlo, se reactualiza cuando la situación económica no es de bonanza. Ese fue el argumento utilizado para sancionar la ordenanza que establece cuánto deben ganar el Intendente, los secretarios y también los concejales. Gogui Gregoret presidía el cuerpo deliberativo y Jacinto Speranza era el Intendente, cuando se sancionó aquella ordenanza, ahora puesta en discusión, pero en realidad aquello es algo fortuito.
$ 1.039.438,98 versus $ 120.000. Más allá del millón de pesos que pasan a percibir los concejales, a partir de la nueva escala salarial que acordaron los trabajadores municipales, con los últimos aumentos pautados, los operarios del municipio que perciben la mínima, y que son la inmensa mayoría, cobran en promedio $ 120.000. La brecha es muy grande y es tan discutible que un concejal perciba ese importe, tanto como que haya agentes que cobran muy por debajo de la línea para no caer en la pobreza. Es decir, con lo que cobran son pobres y están muy cerca de ser indigentes.
Se trata de una muy simple ecuación matemática. Un aumento del 30% para quienes perciben 100.000 pesos importan 30 mil pesos; pero si se aplica ese mismo porcentaje sobre un salario de 1 millón de pesos, equivale a 300.000 mil pesos y la brecha será cada vez más expansiva.
“Espíritu de Cuerpo”. En temas puntuales como este, no hay diferencias entre oficialistas y opositores, todos actúan por unanimidad de la misma forma. Primero, fue el Presidente del Concejo el que dijo en Vía Libre Radio que no sabía cuánto realmente percibía, como si este ingreso fuera uno más. “¿Será así?” Le quitó dramatismo; la pregunta es, ¿será que Gustavo López tiene varios ingresos por este monto? De ser así, es un acaudalado concejal.
Luego de la reunión de los ediles con el SITRAM, donde le pidieron expresamente que se desenganchen de la escala salarial de los trabajadores municipales, le tocó la difícil tarea de ser la vocera del encuentro a Constanza Arzamendia. Ingrata tarea encomendada le dije. La resolución es reunirse con el Departamento Ejecutivo, y también aguardar gestos similares de diputados y senadores en la legislatura y del Congreso de la Nación. Esperar que todos esos gestos de grandeza sucedan es simplemente tirar la pelota a la tribuna, a sabiendas que nunca volverá a la disputa.
Un gesto de grandeza. Es lo que la sociedad con angustia e indignación reclama a sus representantes. Son momentos difíciles, la plata le alcanza cada vez menos a la gente, fruto de la inflación que parece no tener freno, este contexto social explica en gran medida el descontento que esta determinación genera.
Los concejales buscan, además de ganar más de 1 millón de pesos, ganar tiempo, en el entendimiento que después de unos días todo se olvida. ¿Lo olvidará tan pronto la gente?
Los sueldos no es todo. El Presidente del cuerpo, en la nota aludida, reconoció que además de lo que cada concejal percibe, tiene asignado otros 300.000 pesos para asesores (1, 2 o 3, según decida) y que este órgano tiene 40 personas. La gran pregunta, como hacen para compartir ese edificio, tantos agentes. Se pretendió explicar que el Concejo Municipal representa el 3% del presupuesto global del municipio. No importa lo que reporte, lo importante es saber si efectivamente están plenamente justificados. De eso se trata.
No caer en la demagogia barata. Considero que el Intendente debe ser muy bien remunerado. La municipalidad tiene casi 2.000 empleados y un presupuesto para ejecutar igual o superior a las empresas de mayor facturación de la ciudad. Un gerente allí percibe una remuneración acorde a su función y responsabilidad. El Intendente debe ser bien remunerado, acorde a su capacidad de gestión. Si así no fuera, seríamos gobernados por incapaces donde cualquier remuneración le viene bien, y por personas super acaudaladas, o lo que es peor, por corruptos y entiendo que eso nadie quiere. Lo que no podemos perder es la sensatez.
Les deseo una muy buena semana.
Lic. José Carlos Odasso