Sin dudas, las dos primeras semanas de Javier Milei como Presidente fueron realmente frenéticas. En realidad, es una discusión no cerrada todavía, si las medidas de fondo de un gobierno deben adoptarse desde el comienzo o implementarse en forma gradual. Macri eligió la segunda alternativa y siempre se arrepiente, hasta públicamente, por su decisión. El sugirió al presidente actual ir a fondo desde el vamos, no digamos ya cuando todavía existe una luna de miel con el electorado, porque la gente está muy mal y exige resultados inmediatos, algo que es casi imposible de conseguir. Milei dijo: “o lo hacemos ahora, o no lo hacemos nunca”.
Recibió un país arrasado. Milei reitera que esta situación es la peor de los últimos 100 años. No tenemos suficientes elementos para verificar esta contundente afirmación, lo real es que recibió un país hecho pedazos por donde se lo mire, basta tomar algunos indicadores económicos, y lo que es más grave todavía, los índices sociales que miden la pobreza y la indigencia a la que nos condujo este populismo barato. No son simples números, son personas y familias que viven en muchos casos en condiciones infrahumanas. Algo es necesario convenir, el modelo que gobernó argentina 16 de los últimos 20 años fracasó por completo, en realidad nunca prosperó en ningún país donde se lo aplicó.
Realismo sin anestesia. Javier Milei es diferente a lo que fue Carlos Menem, uno de sus ídolos en política. Menem, en un acto de sincericidio absoluto, dijo que si él decía lo que iba a hacer, nadie lo votaba, por ello prometió el salariazo y luego terminó realizando, lo que en más o en menos, todos sabemos. Hay que decirlo, tan mal no le fue, logró reformar la constitución para poder ir por su reelección, y después ganó sin dificultades la elección que le permitió acceder a su segundo mandato. Una vez puede que te engañen, pero si lo seguís votando, es porque te gusta, se repetía por aquellos tiempos.
Milei es el contraste de Menem. Habló siempre con una brutal claridad, sin vueltas, del país que recibía (por ello es que no debe sorprendernos) y las medidas que habría de impulsar y adoptar (por lo que nadie puede decir que no lo dijo). Claro, una cosa es decirlo y otra hacerlo, una vez ya en el ejercicio de la presidencia. Al asumir como primer mandatario, de espaldas a los senadores y diputados reunidos en Asamblea Legislativa, y de frente a la gente, escuchamos al mismo Milei de siempre sin anestesia, a fondo, aunque duela. Algo igualmente lo asemeja, desde los tiempos de Menem que no se intenta implementar una transformación tan abarcativa y profunda que pone en discusión todo lo vivido por décadas.
Apoyo a las medidas y expectantes por su ejecución. Milei logró que el mundo desarrollado vuelva a mirar a la Argentina. Todos están, en más o en menos asombrados, por el tenor de las medidas anunciadas, algunas de ellas ya en plena etapa de ejecución.
Los sectores mundiales del poder político y económico coinciden con Milei, pero plantean interrogantes sobre su capacidad de llevar a la práctica estas medidas. Lo propio sucede con el empresariado criollo. Todos acuerdan, pero con cierta dosis de incredulidad. No recibirá apoyos concretos antes de ver algunos resultados, y por ello los próximos 3 o 4 meses serán fundamentales para el futuro en su gestión y en buena medida también para el futuro de todos los argentinos.
¿Quién apoya a Milei? Es la gran consulta. Esta monumental catarata de reformas impulsadas por el presidente, exigen inexorablemente de contar con apoyos muy fuertes, al menos siempre fue así hasta ahora. ¿En esta oportunidad, algo distinto estará por suceder? ¿Lo conseguirá Milei? ¿Podrá sumar apoyo político al DNU y a los proyectos de leyes que envió y enviará al congreso? ¿Vamos al fin de los partidos políticos tradicionales, y también del PRO como originalmente fue concebido? ¿Logrará finalmente Milei imponerse al poder de las castas? Muchos interrogantes todavía; claro, en realidad esta historia recién comienza.
“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo”. “La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia”. “Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una lenta agonía”. Estas expresiones corresponden a Albert Einstein y se corresponden perfectamente a la realidad de nuestro país, un gran adelantado realmente.
Ahora o nunca. Milei, con absoluta determinación va por todo y algunos dicen, quizá se le fue un poco la mano al incluir temas tan diversos, alguno de ellos que no suman en mucho al momento de terminar con el déficit. Este presidente algo tiene claro, debe evitar por todos los medios que el desastre heredado de Cristina, Massa y Alberto se lo lleve puesto a él y a todos los argentinos. Existe una verdad incontrastable, así no se podía seguir, con cepos, controles y regulaciones se termina este 2023 con un 200% de inflación. ¿Para que sirvieron ese arsenal de controles, no era que frenarían la inflación?
La semana que concluyó marcó algunas cosas importantes. Milei y Bullrich lograron domar a los piqueteros en este primer partido, de los muchos que vendrán. La determinación fue muy firme y se cumplió casi a la perfección. Fue un primer examen aprobado.
Ese mismo día, a la noche, comunicó el DNU, un paquetazo de 366 artículos, volcados en 83 páginas. El viernes envió a sesiones extraordinarias del Congreso otro paquete de leyes, que no pudieron ser incorporadas en ese Decreto de Necesidad y Urgencia.
El funcionamiento del mercado. Apenas actualizado el dólar oficial en un 112%, se inició una monumental carrera de aumentos de precios hasta niveles exorbitantes e inalcanzables para gran parte de la sociedad. Muchos de estos aumentos no encuentran un justificativo valedero y la gente no los podrá validar, porque simplemente, no tiene plata para hacerlo. Alguien me dijo, es el imperio del mercado y una fenomenal transferencia de recursos a los sectores más concentrados (tradicional forma de explicar esto, que ya lo vivimos).
Cuando cerraba esta editorial, alguien me llama y me dice; “viste José, el asado llegó hasta los $ 8000 y hoy día 23 de diciembre, lo podés comprar en $ 5000 y algo menos también. Este es el imperio del mercado y así comenzarán a suceder cosas muy importantes”.
Lo que habremos de coincidir, esta experiencia no tiene muchos antecedentes en la Argentina ni en el mundo, ni siquiera en muchos países que se precian de ser y defender el liberalismo. Está claro que son nuevos tiempos y absolutamente desafiantes. Necesitamos ser optimistas, tener algo de esperanzas, necesitamos creer, es de desear que además de ser campeones del mundo, esta vez llamemos la atención no por lo increíble, que una nación con tanto potencial haya caido a nivel de países que viven en condiciones infrahumanas, sino porque iniciamos una etapa de bienestar compartido.
Les deseo una FELIZ NAVIDAD y una muy buena semana.
Lic. José Carlos Odasso