Sin dudas, la semana que concluyó estuvo atravesada por la resolución del Juez Fabián Lorenzini, al rechazar la homologación de la propuesta concursal de Vicentín para sus acreedores. La determinación por lo que pudimos establecer, fue una verdadera sorpresa para propios y extraños ya que el ofrecimiento había sido aceptado por el 63% de los acreedores que suman el 73% de las acreencias.
En primer lugar, soy muy claro, lo que realmente importa es la continuidad de la actividad productiva, porque es el único reaseguro para la preservación de la generación de empleo genuino. Muchos se lavan la boca hablando de la defensa de los trabajadores, incluido el propio juez, pero esto no puede ser una simple expresión de buenos deseos, hace falta mucho más que buenas intenciones.
Alberto, el impresentable. Apenas conocida le decisión de Lorenzini, el presidente Fernández salió a decir por sus redes: “Ahora sí, en la etapa que se inicia para que se cumplan los objetivos que siempre nos guiaron, hacer que Vicentín siga siendo una gran empresa argentina”. Alberto, si pensamos un poquito, con una mano en el corazón, si el futuro de la empresa depende de su capacidad, estamos realmente en serios problemas. Alberto, usted no genera la menor confianza, demostró claramente ser el peor presidente desde la vuelta de la democracia, De la Rúa incluido. Es cierto, usted lo revela, el intento por apoderarse de la empresa, que significó su primera gran derrota política, de una gran cadena de groseros errores tan pronto fue avanzando su gestión, no claudicó. Es muy probable, más por despecho y rencor, que por cualquier otra situación.
Alberto y sus secuaces se juramentaron después de aquel duro revés, poner todos los impedimentos disponibles para que a los Vicentín nada le resulte fácil. Ejercieron impunemente todas las presiones posibles y seguramente, cuando comienzan a irse, cobran la presa más preciada: al propio Juez Lorenzini.
La Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales pidieron “no hacer política con el caso Vicentín”. “Es imperativo que se respeten todos los procedimientos legales y la división de poderes”. Y dejaron un ruego: “que se abstengan de emitir mensajes que puedan ser interpretados como riesgo laboral para las familias de la industria aceitera nacional”.
Una causa muy grande para Lorenzini. Siempre me pregunté, a cuántas presiones debe verse sometido un juez, donde hay tantos intereses en juego, y especialmente intereses tan diametralmente opuestos. Meses atrás, Lorenzini pidió su excusación y giró las actuaciones del concurso a su par de la Tercera Nominación. Cabe recordar aquel escrito donde admitió “encontrarse comprendido en la causal de violencia moral …”. El Dr. Ramiro Avile Crespo rechazó su petición y le reclamó hidalguía, entereza, determinación y coraje para seguir en la causa.
La realidad muestra que esa violencia moral, en términos más fácil de entender, las presiones y/o aprietes, que Lorenzini denunciaba, se acaban de confirmar con el rechazo a la homologación del concurso. Los atributos que le pedía su colega, quedan en signos de interrogación.
Un baño de realismo. Lorenzini resolvió, cuando se conocieron las primeras manifestaciones de los trabajadores a los que el dice defender, pretendiendo generar cierta tranquilidad, que había cumplido con todos los pasos procesales y actuado a derecho.
Este viernes 22, o sea a solo una semana de haber firmado el rechazo a la homologación del acuerdo concursal, Lorenzini debió salir a extender el plazo que el mismo había determinado para la presentación de propuestas de nuevos oferentes. El plazo expiraba el próximo viernes 29 y ahora resolvió extenderlo hasta el 17 de octubre. El Juez esperaba seguramente que los oferentes harían cola frente ante su juzgado para presentar propuestas superadoras, como seguramente le prometieron. A una semana, nada de eso ocurrió.
El Dr. Gabriel Vénica expresó que el cram-down o salvataje es una figura excepcional con el objetivo de salvar la fuente de trabajo para los casos en que fracase el concurso de acreedores y agrega: “nunca fue previsto para hacer fracasar un concurso”. “Es una herramienta excepcional, una medida extrema”. Vénica vaticina; en estos días veremos aparecer al gobierno con alguna propuesta, entonces sabremos quien orquestó y está detrás el cram-down, la expropiación fallida por otros medios”.
Juegan con fuego. Seguramente siempre puede existir algo mejor, una propuesta superadora, pero también es cierto que, si no existen otras alternativas, el juez decretará la quiebra. “Si el proceso fracasa por no lograrse las mejorías necesarias por parte de ninguno de los interesados en la compra de las acciones y lograr la reestructuración de la deuda, finalmente se debe declarar la quiebra y comenzar su liquidación”, es lo que Lorenzini explica en su escrito del lunes. Es de desear que estemos a tiempo y ese no sea el final de esta historia, especial y fundamentalmente por el reaseguro laboral de quienes allí trabajan.
Acá podes ver la resolución del juez Lorenzini:
Resolución Vicentin by Vialibrereconquista on Scribd
Les deseo una muy buena semana.
Lic. José Carlos Odasso