Concluye una nueva semana y arrancamos esta con el fin de semana extra large. Sin dudas, las próximas elecciones acaparan gran parte de la atención de los medios, especialmente donde se vivirán horas de definiciones, ya que luego de la inscripción de alianzas, ahora viene el momento de conocer efectivamente quiénes serán los precandidatos. La gran incógnita es saber si Cristina logra sacar otro conejo de la galera, como fue hace 4 años atrás. Lo que ya se sabe y no logró en esta oportunidad es que haya un solo candidato, Scioli se mantuvo firme y también en la Unión por la Patria (lo que hasta hoy es el Frente de Todos, pero el nombre puede ser pianta votos) habrá primarias, aunque ello no debe constituir ningún drama.
El Hospital Regional está en peligro. Corresponde decir que el tema de las prestaciones por parte de los profesionales de la salud no es un tema nuevo. Tiene larga data, aunque ahora hizo definitivamente eclosión, al saberse públicamente que con la renuncia de 3 oftalmólogos, ya no se podrá prestar atención oftalmológica. La única profesional con un contrato Covid, ni siquiera personal de planta, solo podrá abocarse a las urgencias.
Es cierto también, el problema de los oftalmólogos no es la única especialidad con dificultades en cuanto a las prestaciones para un efector del tercer nivel de complejidad que debería asegurar. La gran preocupación es que este camino iniciado por los oftalmólogos sea imitado por otros especialistas.
Un baño de realismo. Subrayo el concepto, este problema no es nuevo, sin que esto quite responsabilidad a quienes son las autoridades actuales. Una muestra es muy elocuente. La Ministra de Salud visitó en una sola oportunidad el hospital; es muy cierto, su única presencia no traerá la solución buscada, pero al menos los gestos y el diálogo sirven para levantar puentes de comprensión y entendimiento. Nada de ello está ocurriendo. La queja del personal hospitalario y no solamente los médicos, es que a excepción del director y la vicedirectora, nadie los escucha y así es imposible encontrar algún tipo de soluciones ante problemas que se siguen sumando y necesariamente agravando.
La crisis puede ser una oportunidad. Crisis significa cambio, y muchas veces se alude, representa una oportunidad para encontrar respuestas a tantas demandas. Sería importante que al menos sea un acto de sincericidio, porque en esto hay mucho de mentira. ¿de mentira? Sí, efectivamente, y el que termina pagando los platos rotos es el paciente que acude al hospital porque no tiene otra alternativa para ser atendido, nada más y nada menos, que en cuestiones de salud y que en muchos casos es una razón de vida o muerte.
¿Porqué sincericidio? Porqué la provincia abona en promedio, 250 mil pesos por 24 horas laborales a la semana. Para muchos médicos, ese monto es una muy mala remuneración y entonces en lugar de trabajar 24 horas semanales, lo hacen la mitad, un tercio o 4 horas en lugar de 24 a la semana. La falta de profesionales y horas de atención a los pacientes hace, por ejemplo, que ya antes de esta situación con los oftalmólogos, se otorgaran turnos para el mes de setiembre, claro ahora directamente no hay turnos. Hay pacientes con cataratas que desde 2.020, pandemia de por medio es comprensible, esperan por una intervención quirúrgica que nunca llega y sus vidas se pasen en tinieblas.
Hay profesionales que aman la camiseta del hospital. Efectivamente, nos consta, hay muchos prestadores que aman al hospital y sostienen que es una escuela de aprendizajes permanente y una forma de retribuir la posibilidad de haberse graduado en una universidad pública sin haber abonado por ello un peso.
El propósito no es cuestionar a los profesionales que ya renunciaron y a los que seguirán por el mismo sendero. Es un acto de honestidad en todo caso. Apunto a que hay otros, que no piensan lo mismo, por lo que las generalizaciones nunca son justas.
Una presunción. Me invade la intima convicción, aunque alguien podrá pensar exactamente lo contrario, que con la inversión destinada a salud, el nivel de prestación podría ser mejor o sensiblemente mejor, aunque igual seguirá siendo insuficiente.
Un deseo. Que lo que se acuerde entre las partes se cumpla, que haya compromiso y honestidad. Que la paga sea la que corresponde y que la prestación a brindar sea la comprometida por la remuneración acordada. De lo contrario, seguiremos con los mismos problemas. Deshonestidad es también el pago del plus. Todos lo niegan públicamente, pero lo acuerdan en privado. El hilo, en todos los casos, se corta por lo más fino, y aquí el hilo no es otra que la salud. Que esta crisis sirva para transparentar una situación de larga data y encontrar una solución honesta y perdurable en el tiempo.
Les deseo una buena semana.
Lic. José Carlos Odasso