Esta última semana, sin dudas, estuvo signada por el balotaje. Mucha gente está disgustada con la política, razones existen para ello, pero no obstante en esta recta final, resolvió interesarse en lo que nos está sucediendo. Es más, en gran medida, muchos sostienen que esta elección habrán de definirla quienes todavía se mantienen indecisos.
Cuando usted lea este articulo periodístico, estaremos a horas de conocer quien será nuestro nuevo presidente; o bien, ya habrá sido electo. Lo importante, cualquiera sea el ganador de esta contienda, es que podemos iniciar un camino diferente al que venimos transitando. Semanas atrás, escribí una carta abierta al nuevo presidente, en la que intenté sintetizar el sentimiento mayoritario del argentino que se levanta todos los días a laburar, a enfrentar diversas adversidades y sin embargo sigue para adelante sin bajar los brazos.
La justicia penal en el banquillo de los acusados. Esta vez es la propia justicia, la que la sociedad, sentó en el banquillo. En realidad, esto no es un proceso que se inició ayer, sino el producto de varios años sin brindar respuestas. El paso del tiempo es un mal consejero y agrava la situación. El resultado final es la inseguridad que parece no tener límites. No es ya una sensación y es una realidad cada vez más lacerante.
Seguridad y justicia. Basta de puertas giratorias. Así lo tituló el Centro Industrial y Comercial de Avellaneda en un documento de prensa, el cual fue también refrendado por muy diversas instituciones de la región. Allí expresan su solidaridad para con Gonzalo Daniel Sartor Ittig y el efectivo policial Mario Fernando Aguirre, que en la noche del sábado 4 resultaron heridos, y que sin ser tremendistas, pudieron perder sus vidas a manos de un delincuente que había ingresado y perpetrado en la finca que la familia del primero posee en las adyacencias de las cabinas del ex peaje en la zona de La Lola, por ruta 11 en proximidad del km. 775. Final y felizmente, el personal de seguridad actuante logró reducir a Daniel Patiño, secuestrándole una escopeta calibre 16 y un aire comprimido. La fiscal en turno, Dra. Georgina Diaz, tipificó el hecho como “Tentativa de Homicidio Calificado y Robo Calificado”.
“Nos encontramos frente a un estado de indefensión total por parte de quienes deben cuidarnos, protegernos y brindarnos seguridad. Es inadmisible tolerar y que dejemos pasar por alto lo que está sucediendo”. “Necesitamos que la justicia actúe y vele por nuestros derechos, basta de amparar delincuentes”, expresa con claridad meridiana el documento mencionado.
Sucede que a pocas horas de ser aprehendido el formoseño Patiño, su defensa solicitó una pericia psiquiátrica, y los profesionales actuantes sugirieron, prima facie, que esta persona no pueda determinar la peligrosidad de sus actos. Por de pronto, el atacante fue derivado al hospital por el término de un mes y con guardia policía permanente. El personal hospitalario, no públicamente, pero si en forma reservada, al igual que la propia policía, manifestó su total desencanto con esta determinación. El hospital dice que no le sobra infraestructura ni personal para alojar allí a un sujeto de esta peligrosidad. La policía dice algo, en más o en menos, semejante, ya que si algo no le sobra son efectivos para destinar un numerario exclusivo a la seguridad de Patiño.
“Decimos basta de artimañas judiciales para dejar libres a los responsables de generar tanta inseguridad, basta de impunidad, basta de puertas giratorias”, subraya el escrito institucional. Artimañas es lo que gran parte de la sociedad entiende que sucede y la puerta giratoria les asegura impunidad. La gente exige medidas ejemplificadoras, que desalienten la comisión de delitos, por aquello que nos enseñaron alguna vez y que debe volver a imperar: “el que hace las paga”. En el mientras tanto, como se expresa, hay un concepto generalizado de indefensión, nadie nos cuida y protege.
Leyes que deben ser modificadas. Cuando acudimos al Ministerio Público de la Acusación -MPA- y a los propios jueces penales, coinciden en que solo pueden remitirse a aplicar las leyes existentes y que más no pueden hacer. Dos cosas son importantes a convenir: la primera, si se aplicase con mayor rigurosidad las leyes con las que se dispone, se podrían obtener otros resultados. Lo segundo, la seguridad es una razón de estado, es una función esencial que debe brindar a la ciudadanía, y por lo tanto involucra al poder judicial, pero también al legislativo que deberá modificar leyes de ser necesario y al poder ejecutivo por ser el encargado de protegernos.
El testimonio de Gonzalo Sartor. “Debo tratar de dormir, no más, me alteré muchísimo. Es fruto de analizar las medidas tomadas desde el propio sábado. Se han encargado de garantizarle todo, mientras un policía y yo estábamos heridos. Me cuesta muchísimo entender y aceptar, así que prefiero hacerles caso a los médicos. Me explayo y por supuesto agradezco que aborde el tema, me expresó Gonzalo.
Su relato es lo que la inmensa mayoría sostiene. Parece ser que todos los derechos son, casi con exclusividad, para los delincuentes. La pregunta: ¿Quién se acuerda y defiende a las víctimas (como en este caso Gonzalo) del proceder de sus victimarios? El mensaje que me envió fue en la previa de tener que ser sometido a otra cirugía, mientras Patiño es cuidado por un policía en una sala del hospital. ¿Será legal? De ser así, cuesta igualmente entender tanto garantismo. Los resultados están a la vista, cada vez cualquiera de nosotros puede terminar siendo víctima, como le sucedió a Gonzalo y a tantos otros inocentes de tanta violencia e incomprensión. Algo deberá cambiar. Estamos mal en materia de seguridad y si seguimos así, seguro que habremos estar peor y ello se paga en muchos casos con vidas de inocentes.
Les deseo una muy buena semana.
Lic. José Carlos Odasso
