La entrevista al director de la Escuela n° 720 de Barrio Montecarlo, Mauro Tomadín, sirvió para reflejar las miradas encontradas que sobre ella existen, donde lo ideológico explica en gran medida posiciones tan controversiales.
El director del establecimiento educativo, del nivel medio, de esa zona suburbana de Reconquista, invitó a Vía Libre para que podamos compartir los trabajos anuales referidos al circuito productivo de la leche y realizado por los propios alumnos. La escuela todavía no tiene nombre, pero ya cuenta con 100 educandos, 4 de ellos habrán de recibirse este año.
“Hoy los chicos salen de la escuela sin comer, es un dolor en el alma no poder darles el almuerzo”, afirmó Tomadín y agregó: “tenemos que destrabar una cuestión burocrática, para poder terminar las obras en la escuela, falta un 20%”. Y aseveró: “la prioridad es un comedor, hoy los chicos salen de la escuela sin comer, es una lucha que venimos realizando incansablemente”.
Miradas totalmente diferentes:
La polémica se genera a partir de establecer si la escuela debe o no asegurar una porción de comida a sus alumnos “Vamos camino a Venezuela”, se expresó un lector y otro agregó “demasiados derechos a cambio de nada”. “A la escuela se va a adquirir conocimientos, la comida es responsabilidad de la familia…”, “Háganse cargo sus padres, para que los traen al mundo”. “La escuela no es necesariamente para dar de comer …”
De la vereda de enfrente, también se alzaron y escuchamos voces:
“Que triste noticia, los chicos sin comer, una injusticia”. “Cómo se nota que nunca pasaron hambre, ojalá nunca les pase”. “Que triste debe ser para el docente y ver que tus alumnos se van sin almorzar”. “Yo no puedo creer que exista tanto odio hacia el otro, mi madre nunca cobró la asignación y yo comía en la escuela”. “Siempre hubo comedor en las escuelas, el mundo está así por eso hay ignorantes que opinan sin saber”. “Llegó la motosierra a la educación. Recorte y recorte, peluca afuera”.
Puntos de encuentro:
El primer disparador debe ser una verdad inexorable: un alumno mal alimentado tiene un gran condicionante para lograr prosperar. La falta de alimentación, como expresó el director con desazón, duele y mucho. Los resultados están también a la vista. La escuela tiene 100 alumnos y solo habrán de recibirse 4 al termino de este período. El desgranamiento existente es más que preocupante. ¿Dónde van los alumnos que abandonan el nivel medio, que posibilidades de futuro tienen?
Segundo punto: El rol del estado. “Los niños no comen, porque vinieron a sacar fotos y videos, a proponer un nuevo edificio, y luego bien gracias. Demolieron todo, se olvidaron que las obras hay que terminarlas, van 3 o 4 años y no pasa nada”, dijo una lectora. Juan Ramón es director del nivel inicial del mismo establecimiento y explica: “La solución es terminar la obra, mientras tanto estamos sin espacios para poder cocinar”. “Hace 2 años que la obra comenzó a pararse por diversos motivos y desde julio de 2023 se paró totalmente. La obra corresponde a la nación, esperamos que este gobierno provincial logre ocuparse y gestionar …”
Lo inadmisible es que esta obra esté paralizada desde hace más de un año y que desde muchos antes ya venía con problemas:
Fue fruto de un gobierno erróneo, que usó a los niños y a los jóvenes, entre otros, para hacer política, y perdió por lo mal que le fue. La gente votó otra alternativa. Ahora tienen la obligación a nivel nacional y también la provincia, a mostrar que son diferentes, que son mejores y que llegaron para revertir tanta postergación y decadencia. Es muy cierto, parece que hace muchísimo tiempo, en las escuelas se enseñaba a cultivar los frutos para la comida, pero ello ya no existe más.
Me niego, no obstante, a creer o admitir que no se puede terminar la obra para esa escuela. Son pocos millones de pesos, para una provincia y mucho menos para una nación, es casi un vuelto. No más que el sueldo de un mes, sin demasiada contraprestación, para un puñado de funcionarios. No es falta de plata, es falta de laburo y compromiso.
Es más, en el mientras tanto, nada se puede hacer para que ese plato de comida llegue a los alumnos de Montecarlo. Me niego a creer que sea así. Queda para un nuevo editorial, seguir analizando si la escuela debe o no dar de comer a sus alumnos. Por el momento, solo sueño que, a partir de estas reflexiones, los alumnos tengan esa ración de comida que reclama su director y que muy pronto se anuncie la continuidad de las obras. Si no somos capaces de solucionar este inconveniente, mal podemos ilusionarnos en que habrán de resolverse los grandes problemas que como país tenemos. No pierdo las esperanzas y seré siempre un soñador por un mundo mejor, para todos.
Les deseo una muy buena semana.
Lic. José Carlos Odasso
