Concluye una nueva semana, donde todavía la política se encarga de brindarnos apostillas de lo que dejó la elección primaria de dos domingos atrás. Pero es bueno que nos tomemos un recreo político, porque en agosto llegan las PASO a nivel nacional, en setiembre las elecciones generales para la provincia y los municipios y comunas, y el calendario se extiende a octubre y presumiblemente a noviembre si tenemos balotaje para definir la formula presidencial que habrá de conducir los destinos del país durante 4 años, a partir del 10 de diciembre próximo.
El caso de abuso en una escuela de Reconquista. Esta aberrante noticia, se conoció públicamente la ultima semana previa al receso invernal, si bien el hecho sucedió con cierta antelación a que el mismo tomara estado público. Fue el 22 de mayo para ser exactos.
Lo que se supo en esta oportunidad, es que un alumno de séptimo grado había sido violado por cuatro compañeros del mismo establecimiento educativo, pero que concurren a la misma escuela por tratarse de adolescentes repitentes. La primera pregunta surge espontánea ¿pueden compartir un mismo ámbito educativo alumnos de edades tan diversas?
Lo segundo que llamó la atención es que la víctima debió dejar de asistir a la escuela y se le brindó un seguimiento de enseñanza-aprendizaje en su propio domicilio, mientras que los victimarios siguieron concurriendo a la misma entidad escolar. Coincidiremos que la escuela es mucho más que el lugar donde se va a adquirir conocimientos, es un ámbito de socialización muy importante, es tan así que nosotros la llamábamos nuestro segundo hogar. Segunda pregunta: ¿la víctima en su casa y los abusadores en la escuela, está bien que ello sea así? ¿Existe o no un protocolo para este tipo de casos? Es otro interrogante que por el momento no tiene una respuesta contundente y mucho menos satisfactoria. Estos casos no pueden quedar librados al criterio de los profesionales que deben de actuar, es imperioso que exista un camino por recorrer.
Lo que efectivamente ocurrió. El niño abusado contó que entre cuatro, abusaron tres veces de él. Luego que los padres radicaran la denuncia en sede policial, la médica de la repartición; Jésica Cerf, confirmó las lesiones propias de este tipo de abusos. Una pregunta más y van: ¿los directivos y docentes no advirtieron nada, acaso el rostro de un niño abusado no comunica?
La primera reacción fue la negación. Es lo que los padres de los alumnos de la Escuela Mariano Moreno de Barrio Matadero denuncian y repudian de la directora y de algunos docentes de allí. Casi como una reacción instantánea, la negación a lo sucedido fue el primer acto, luego viene la minimización de lo sucedido, hasta que finalmente se conoce toda la verdad, porque todavía el sol no se puede tapar con una sola mano. No dudamos de la honestidad profesional de los directivos y maestros; pero en todo caso, manifiestan una absoluta falta de idoneidad profesional para abordar situaciones traumáticas como estas. Los padres movilizados ahora reclaman: “la expulsión de los abusadores, de la propia directora y de algunos docentes” y advierten: “nos decían que no había pasado nada, pero otros maestros se encargaron de mandarlos al frente a los compañeros y a la directora, lo más grave es que nuestros hijos seguían viniendo y estando con los abusadores”.
Los padres utilizaron a Vía Libre para efectuar una suerte de catarsis. “Esto venia ocurriendo desde mayo, ahora tenemos miedo de enviar a nuestros hijos a la escuela, sentimos impotencia”. Y se preguntan: “que seguridad nos brindan que nuestros hijos no sean los próximos, quién se encarga de su integridad”.
No es la única escuela donde pasa esto. Fue la expresión premonitoria de una madre en la movilización. Sin dejar de creerle a esa mamá, mientras la escuchaba, me pregunté para mi interior: ¿tendrá razón en lo que dice, será efectivamente así? No tengo elementos para corroborarlo, pero si la forma de actuar es siempre la misma, nadie puede pensar que ello no pueda estar sucediendo.
Lo importante es que un hecho tan penoso como este, deje sus enseñanzas y se adopten las medidas correctivas que correspondan. Los docentes, con razón dirán, quién se pone en nuestro lugar, nosotros solos no podemos, la responsabilidad de padres y familia es intransferible. Lo sucedido muestra que no solo en materia económica andamos a los tumbos, en la parte de integración social estamos igualmente mal, pero lo más grave, las secuelas pueden ser irreversibles.
Les deseo una muy buena semana.
Lic. José Carlos Odasso