Concluimos una semana muy especial, que seguramente pasarán varios años en reiterarse, al menos cuatro, cuando se dispute la próxima final de la Copa del Mundo del Fútbol. Argentina llega a esta instancia definitoria por sexta vez en 92 años. Cuando usted se encuentre leyendo este editorial, amigo lector, estaremos en las puertas de vivir un momento realmente memorable por lo que venimos sosteniendo; o bien, el resultado ya estará a la vista. No es lo mismo, a decir verdad, pero a los fines de lo que aquí queremos transmitir el resultado final, no es lo más significativo.
Este periodista es un optimista por antonomasia, que acostumbra a ver el vaso medio lleno, lo que no indica ser conformista ni mucho menos. Es que confío plenamente en el enorme potencial que como personas tenemos y mucho más cuando a ese potencial logramos asociarlo y así objetivos inconmensurables.
Esta premisa y filosofía de sentir la vida es lo que, curiosamente, me agobia y desencanta. Cuando vemos tantas peleas entre argentinos, como si no hubiéramos leído y aprendido al Martin Fierro: “si entre hermanos se pelean ….”. llena de perplejidad no tener una meta compartida como país, una hoja de ruta para saber hacia dónde vamos, qué Argentina queremos ser, qué país queremos para nuestros hijos y nietos; y todo esto, más allá del quienes circunstancialmente ejerzan el gobierno. En los países verdaderamente desarrollados, la hoja de ruta de la Nación compartida trasciende al color político del partido gobernante de turno.
La lección de la Scaloneta:
En realidad, este equipo nos brinda una serie de lecciones; con una aclaración que siempre puede ser una tentación, no mezclemos el fútbol con la política, tentación de tantísimos gobiernos, especialmente de aquellos que se dicen populares, cuando no dictatoriales. Como muy a menudo sucede, Scaloni arrancó siendo un técnico transitorio y del “vamos viendo”, típico de lo que sucede a la hora de gobernar, que Copani grafica tan bien con aquello de “lo atamos con alambre…”.
El poder de los valores:
El técnico argentino, su gran mérito, es llevar a la practica una serie de valores en forma simultánea. Habla poco, solo lo suficiente, se muestra siempre concentrado, aplicado al trabajo, en sus expresiones muestra también sus sentimientos, como ese abrazo eterno a Pablito Aimar. Hizo lo más difícil, no se circunscribió a buscar los jugadores que en ese momento tenían mejor rendimiento en Europa. Empezó como debe ser, desde los cimientos. Lo criticaron hasta el hartazgo, le buscaron técnicos sustitutos infinidad de veces, los mismos “periodistas deportivos” que hoy lo idolatran, hasta hace poco lo mataban.
El poder del Equipo:
Esa es la mayor fortaleza de esta selección. Está Messi, pero está también todo un equipo, todos tirando del mismo carro, son mucho más que once, porque a quienes les toca ingresar, también lo hacen de la mejor manera. Se muestran como son, personas que tienen un objetivo en común, que los une, los moviliza, les permite superar adversidades, como fue el resultado inesperado de la presentación inicial ante Arabia Saudita. Pensemos en un mismo equipo -cualquier coincidencia con la realidad política es simple casualidad- si cada uno tira para su lado y hasta se pelean públicamente, seguramente no estaríamos en esta final tan soñada, ello explica también que celebremos una inflación mensual el 4.9%, allí sí somos campeones del mundo, con un reducido puñado de otros países.
El valor del cambio y la adaptación:
Digo bien, cambio y no cambiemos, no mezclemos porque no acostumbro a apelar a metamensajes. Scaloni supo cambiar desde el vamos, muchos de los jugadores que hoy brillan en el mundial, era pibes o ilustres desconocidos, es más, generan más que en los clubes a los que actualmente pertenecen. El técnico puede utilizar diversos esquemas tácticos, según el adversario de turno, y todos resultaron exitosos. Ese se llama inteligencia al decir de Piaget, que es la capacidad de adaptación como síntesis de asimilarnos al contexto donde debemos operar y acomodarnos para maximizar nuestras potencialidades.
Juan Bautista Segons, coach holístico que motivó al equipo argentino que obtuvo la Copa Davis de tenis, dijo en Vía Libre Radio, esta selección transmite una energía positiva muy especial. Claro, porque tienen un mismo ideal y lo saben transmitir. Eso que pasamos a llamar ilusión.
Sueño que ésta sea la tercera, pero más allá de ello, el resultado de todo lo aquí expresado no se modifica. Lo realmente valioso, sueño con un país que aprenda de este equipo y que logremos ser respetados y admirados como ellos, tenemos un enorme potencial, es hora que dejemos de ser potencia y logremos ser realidad, para que el mundo también nos respete y admire como nación. Depende de todos nosotros.
Les deseo una muy buena semana y muy Feliz Noche Buena.
Lic. José Carlos Odasso
