Finalizamos una semana cruzada por el fuego en Rosario, con poco menos de 40 muertes en algo más de 40 dias, a lo que se deben sumar balaceras y atentados con un fin eminentemente mafioso, a partir de generar un terror que luce claramente descontrolado. El asesinato del joven levantado en el centro de la ciudad, acribillado a balazos y dejado luego en las puertas del estadio de Newell´s Old Boys por un grupo de sicarios es un mensaje atroz. Toda la población se transformó ya en un blanco potencial en esta escalada sin precedentes de la violencia en el sur provincial, pero que ya se derrama también sobre las zonas de Venado Tuerto y Rafaela, como lo admitió a Vía Libre Radio el propio Fiscal General de la Provincia, Jorge Baclini.
La policía perdió el control de la calle. Esta afirmación corresponde al Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Dr. Daniel Erbetta. La admisión de esta realidad es tan cruenta, como peligrosa; cuando las fuerzas de seguridad no están en condiciones de brindar seguridad todo lo malo puede suceder y la mayoría de las veces irremediablemente ocurre.
Lo sucedido con este artista callejero en el Parque de la Independencia, sumado a la balacera en un Centro de Salud que debía de visitar el Intendente Javkin, el tiroteo a una comisaria donde el presunto ejecutor escapó en bicicleta, más la afirmación del titular de la Corte de la Provincia llevaron al gobernador Perotti a adoptar una drástica determinación. Dispuso en la misma noche de este miércoles, luego de una jornada aciaga, la salida de su ministro de seguridad. Rubén Rinaldi no pudo con esta realidad y solo logró permanecer por 6 meses en su cargo, convirtiéndose así en el tercer ministro de esa cartera tan caliente, siguiendo los pasos de sus antecesores, Marcelo Saín y Jorge Lagna.
Perotti, Aníbal Fernández y Pablo Javkin, todos contra todos. El primer mandatario salió a cruzar duramente al Ministro de Seguridad (¿seguridad?) de la Nación, Aníbal Fernández. Le endilgó que con la ayuda nacional no alcanza. Fernández, mas conocido por su filosa verborragia antes que por su capacidad de gestión, aguardó unas horas más de lo pensado, y salió también a responderle. “Resuélvalo con su policía” le indicó al gobernador. Lo que no pudo demostrar es la cantidad de efectivos de las fuerzas federales a su cargo destinadas a la provincia. El propio intendente, Pablo Javkin, denunció en Vía Libre Radio que muchos móviles de las fuerzas a cargo de Aníbal Fernández no pueden operar por falta de combustible y mantenimiento. El flamante ministro provincial, Claudio Brilloni, pidió una mejor logística y sumar patrulleros para los efectivos nacionales. “Si esta es toda la ayuda que puede dar, no caben dudas, hay que decirle que no alcanza”, afirmó con los botines de punta el gobernador. Cuando estaba terminando de suscribir este artículo, el gobernador volvió a la carga contra el ministro señalando: “el gobierno nacional abandona Rosario”.
Cosas tan insólitas como difíciles de entender. La casi totalidad del arco político coincide en que desde las cárceles se planifica el mapa mafioso del delito para Rosario y otras zonas del país. La pregunta: ¿es tan difícil evitar que los reclusos puedan pergeñar toda la estrategia delictiva desde las cárceles? ¿Será tan difícil para el sistema penitenciario asegurar que ningún preso pueda tener contacto telefónico con el exterior? Y la pregunta se cae de maduro: ¿existe real voluntad de terminar con esta tragedia? ¿No tomaron todavía exacta cuenta de la dimensión del problema? ¿Son incapaces, o lo que es peor, ya están contaminados por las monumentales tortas de dinero que maneja el narcotráfico?
Un entrevistado reportó que, muy a pesar del diagnóstico concurrente de todos, desde el gobierno se tiene decidido mejorar la conectividad para las unidades carcelarias. Mientras ello sucede, el Juez Federal de Reconquista admite que el juzgado a su cargo no cuenta con conectividad y un alumno del profesorado reclamaba lo mismo para ese centro educativo. ¿Estos tipos, son o se hacen?
Una golondrina no hace verano. Hay que decirlo con absoluta certeza, desde la casi totalidad de las fuerzas políticas, tanto del oficialismo como de la oposición, coincidieron en destacar el perfil del nuevo ministro de seguridad, Claudio Brillones. Es una buena señal, porque al menos, se eligió a un buen piloto de tormentas, para atravesar una situación sin precedentes en la Argentina.
Es muy cierto también, como lo dijo el Diputado Julián Galdeano a nuestro programa, se impone un plan de seguridad a partir de un gran acuerdo provincial. Nadie debe pretender llevar agua para su propio molino en un tema tan sensible, aunque estemos en un año electoral.
El gobernador debe seguir adelante y convocar a ese dialogo, que resulta cada vez más imperioso. No alcanza con el perfil de un buen ministro, hace falta un plan que sea definitivamente una política de estado provincial. ¿Estamos a tiempo? Ya se derramó mucha sangre que pudo evitarse, pero lo único que no se puede hacer es no hacer nada. Nunca es demasiado tarde.
Les deseo una muy buena semana.
Lic. José Carlos Odasso