Argentina es un país generador de multiplicidad de hechos que merecen ser noticias y que bien pueden ser incluidos en esta columna semanal, pero con absoluta certeza, harían falta muchas páginas y siempre resultarían insuficientes.
Por ello, los invito a que hoy que reflexionemos sobre un tema puntual: la cuestión de las adicciones, la salud mental y el trabajo que se realiza desde el gobierno nacional a través de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Ex Sedronar). Definimos escogerlo porque lamentablemente las personas que adoptan la dramática decisión de quitarse la vida (suicidios)sigue, el consumo de drogas también, a lo que sumamos la visita de dos funcionarios nacionales a Reconquista. El motivo fue la Primera Jornada Regional de Consumos Problemáticos y Salud Mental. Se trata de Aldo Dománico y Daniel Miño.
Corresponde destacar, nobleza obliga, que el municipio local resolvió en este ultimo tiempo involucrarse en la problemática, lo que resultaba cada vez más imperioso. El Área de Atención pertenece a la Coordinación de Salud que forma parte de la Secretaría de Desarrollo Humano.
La realidad es la única verdad. Este periodista preguntó a los funcionarios nacionales sobre el presupuesto asignado por la nación. La respuesta fueron 60 mil millones de pesos (está perfectamente grabado y prueba lo que aquí señalamos). !!!Mentira!!! Los datos oficiales del presupuesto abierto del Ministerio de Economía de la Nación indica que el año pasado -2021- contó con solo $ 4718,69 millones y efectivamente se ejecutó (se gastó) el 97%, equivalente a $ 4569,86 millones. Una cifra absolutamente insuficiente para abordar una problemática que se sigue derramando sobre la realidad y que se cuenta en el numero de vidas que esta despreocupación gubernamental genera. La ley establece que el 10% del presupuesto asignado a Salud debe destinarse al apoyo y promoción de la salud mental, pero solo llega al 1,27%.
Gastón Pauls, conocido actor, conductor y productor, acaba de brindar una charla testimonial sobre adicciones y aseguró: “hace 25 años que no existe una campaña de prevención, nadie hace algo frente a esta problemática que se agrava día a día”. Lo último que penosamente se recuerda, fue la campaña del municipio de Morón donde recomiendan en relación a la cocaína: “Andá de a poco y despacio; tomá poquito para ver cómo reacciona tu cuerpo”. “Conseguí el porro de fuentes confiables” y también sugiere que sean flores y no prensado, en relación a la marihuana.
Las partidas destinadas a salud mental bien ejecutadas constituyen una verdadera inversión. Las diferencias entre la cifra declarada y la realidad son abismales, habrá pensado este funcionario que a este periodista lo podía engañar fácilmente. Ignora que nuestra profesión nos exige dudar e investigar permanentemente y por respeto al periodismo es un ejercicio constante. Es como me enseñó mi padre: “la mentira tiene patas cortas”.
Minimizan lo grave, que duele y mata, porque las drogas, o psicoactivos, o drogas ilegales, o como quieran estos “eruditos” dar en llamar conduce inexorablemente a la muerte. Rosario sangra y está cada vez más cerca. Pero obviando esta problemática que realmente nos interpela como sociedad, vinieron a hablar del alcohol. No está mal hacerlo, ni es el propósito de este editorial minimizar su importancia y la del tabaco, en absoluto. Son consumos problemáticos que exigen ser abordados, nadie puede negarse a ello. Muchos sostienen que el alcohol es la puerta de ingreso a las otras drogas. Ahora, hoy tenemos niños de 12 años que consumen drogas ilegales, será que ya pasaron varios por el alcohol, vale preguntarse.
Lo que no se discute, es grave y desde ya preocupante pretender soslayar el consumo cada vez más generalizado y a edades más tempranas de las drogas ilegales. Esta posición se fundamenta en que son muy contados los casos en que una persona no alcohólica termina perdiendo su vida a raíz del alcohol. No sucede lo mismo con las otras drogas, donde cualquiera puede terminar siendo victima de ellas. La realidad es una muestra evidente, cuántos inocentes terminaron muertos por culpa de un drogadicto y no es que pretendamos estigmatizarlo; todo lo contrario, es necesario brindarle cuidado y atención. Pero está demostrado, la vida para muchos adictos no tiene sentido, y por lo tanto, salen a matar o morir. Nadie roba o mata en la Argentina porque no tiene para comer, muy a pesar que la pobreza y la indigencia son una vergüenza abrumadora.
Está dicho, probado y comprobado, el consumo de drogas (pongámosle el nombre que deseemos, sabemos lo que realmente queremos significar) tiene tres destinos seguros: el hospital, la cárcel o el cementerio.
Luego de escuchar a estos funcionarios, en lugar de sentir una sensación al menos de alivio o cierta tranquilidad, de saber que algo al menos se está intentando hacer, nos quedó un vacío sepulcral. La pregunta, es porqué actúan así, qué los lleva a ser tan incompetentes e ignorantes, el gobierno les paga para esto. Y viene rápidamente a mi recuerdo una frase del Juez Federal de Reconquista, Dr. Aldo Alurralde: “la falta de acción en este tema es complicidad”. La pregunta surge espontanea ¿serán cómplices? Si lo son, estamos realmente en el peor de los mundos y esto es aún más grave que la inflación, la falta de institucionalidad y de tantas otras falencias de esta bendita Argentina.
Solo basta recordarles a estos “funcionarios que no funcionan” al decir de Cristina que en febrero pasado se debió emitir una alerta epidemiológica a raíz de la muerte de 20 personas que fallecieron luego de consumir cocaína adulterada en la provincia de Buenos Aires.
La Ley Nacional de Salud Mental fue sancionada en 2010 y establece que deben abordarse “las adicciones como parte integrante de las políticas de salud mental”. Prevee también la inclusión social de los pacientes a través de instituciones de la comunidad, de todo esto se hace muy poco, con sabor a nada, claro con estos funcionarios nada bueno se puede esperar.
Les deseo una muy buena semana.
Lic. José Carlos Odasso