Cerca del río Paraná había una tribu de indios timbúes cuyo cacique tenía un hijo que siempre hacía bromas y le dijo que, cuando muriera él, iba a ser el jefe de la tribu.
Un dia, el joven salió de su rancho y se sento debajo de un ceibo cuya copa tenia unas flore muy hermosas de color rojo. El ceibo escuchó lo que había dicho y prometió ayudarlo.
El chico formó su propia tribu en la desembocadura del río. Habían fabricado una especie de barco, subieron y se dejaron llevar por la corriente hasta llegar a tierra donde se quedaron.
Los ríos arrastraban mucho limo y donde habían desembarcado se formó una isla y, luego, otra más, formando de esta manera un gran delta. Allí los indígenas tenían tierras fértiles y podían pescar, cazar y sembrar. Allí se instalaron definitivamente y vivieron durante muchos años.
Extracto del libro “Leyendas de mi tierra”, del prof. Victor Braídot.