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Gracias, Hospital Reconquista

Considero necesario, casi una obligación, enviar un merecido agradecimiento en nombre de toda mi familia y el mío propio al personal de Hospital Regional Reconquista.

La internación de mi hermano en sala de cuidados intensivos del mencionado nosocomio me permitió conocer más en profundidad el servicio hospitalario que allí se brinda a los pacientes, a todos por igual, sin ningún tipo de diferenciación y eso es realmente muy valioso y para destacar.

Confieso decirlo, seguí el proceso de construcción del nuevo edificio del hospital desde su mismo origen. Recuerdo perfectamente aquella reunión entre el entonces gobernador Hermes Binner y autoridades locales de la gestión del Intendente Speranza. Ellos llevaban un proyecto para la ampliación del “viejo hospital” y Binner los recibió con la noticia: “Reconquista y toda la región tendrán un hospital que será un emblema para la provincia y para el país”. Los funcionarios municipales regresaron de aquel encuentro movidos por sensaciones encontradas, de esperanzas y decepción al mismo tiempo.

Los comienzos no fueron fáciles. Hubo que gestionar la localización del actual edificio en el predio que por entonces pertenecía a Vialidad Nacional. Los problemas del suelo de lugar también demoraron los comienzos, y en más o en menos, la angustia y el escepticismo fueron creciendo. Bonfatti lo continuó y Lifschitz logró terminarlo e inaugurarlo.

Para quienes de medicina no sabemos absolutamente nada, siempre nos quedó una pregunta pendiente: ¿será que realmente esta estructura edilicia está preparada para responder a todas las complejidades que se preveen atender allí? ¿Será que todos los aspectos fueron tenidos debidamente en cuenta? Estuvimos en su inauguración y en varias oportunidades en todos estos años, pero aquella pregunta estuvo siempre latente, muy a pesar de las numerosas consultas efectuadas al personal que allí trabaja. El interrogante siguió latiendo.

Debió llegar este difícil momento para mi familia, para que realmente todas esas inquietudes tuvieran debida respuesta, al tener contacto directo con la realidad que allí se vive. La primera sensación fue de real admiración, quizá porque no esperábamos encontrarnos con un edificio tan bien proyectado y cuidado, por el instrumental de elevada complejidad que posee, y también lo más importante, la atención y profesionalidad de su personal. Mi hermana, que vive en Estados Unidos y vino a despedir a su hermano exclamó; “este es un hospital del primer mundo”.

Maradona y Cisera. Sí, aludo al Dr. Esteban Laureano Maradona (no a Diego) y a nuestro gran José “Pepito” Cisera. El día del médico rural se instituyó en homenaje al primero, quizás Pepito todavía no tuvo el reconocimiento que su amor por la salud publica lo hace merecedor. Siempre me encargo de decirles a los médicos, enfermeros y demás personal de la salud, ustedes no son cualquier profesional, deben siempre sumarle una dosis de humanidad y sensibilidad al trato, tanto con el paciente como con su familia. Vaya que no son cualquieras, están en contacto con personas que luchan para seguir viviendo y se relacionan con familias desestabilizadas emocionalmente. Esta materia, tan simple, como importante, el personal del hospital la tiene más que aprobada. Habrá las consabidas excepciones, que no dudo existen, pero nos quedamos preferentemente con ese trato muy profesional y humano, que lleva al enfermo y a su familia a sentirse contenidos, hasta el momento mismo de la partida.

Digo bien, hasta el mismo momento en que se debe comunicar el fallecimiento de un paciente. Me tocó a mi recibir la noticia que nunca quería escuchar, aunque estaba ya preparado por si ello llegaba a ocurrir. Cuando me dijeron que se comunicaban del hospital, no dudé un instante en cuál sería el tenor del mensaje, pero ese profesional lo hizo con una gran dosis de sensibilidad, que hasta me generó una gran paz interior. Pensé y me dije a mi mismo, esta gente nos decía que el final era irreversible, pero la lucharon hasta que el corazón de mi hermano dejó de latir.

No todo lo que brilla es oro. Es muy cierto esto. El hospital tiene cuellos de botella que deben ser revisados y solucionados. Uno de ellos es la atención en la guardia. Muchas veces recibimos reclamos al respecto, por la demora en ser atendidos. Es que cuando nos sentimos enfermos, creemos que lo nuestro es lo más urgente. Pude apreciar, mientras aguardaba visitar a mi hermano, las numerosas urgencias que demandan personas heridas, algunas en accidentes de transito y otras tantas como consecuencia de la violencia social que sigue escalando y parece no encontrar límites. La atención inmediata que exigen estos casos, muchos de ellos de gran complejidad, relega a otros pacientes y de allí el reclamo. Lo abordé con más de un familiar con pacientes allí internados, muchos coincidían en señalar el monumental esfuerzo en recursos humanos y económicos que el flagelo de la violencia demanda, recursos que podrían potenciar la calidad de la atención hospitalaria.

Seguramente la astringencia económica, las necesidades en la salud publica son siempre ilimitadas y los recursos limitados, es la causa por la cual hay pacientes que reciben una receta de medicamentos y luego en la farmacia no está. Lo propio sucede cuando se extiende una derivación a Santa Fe y la persona no cuenta con los recursos para costearse el pasaje. Son los casos que acuden a la radio para apelar a la solidaridad de ustedes.  Son puntos por considerar y resolver, seguramente no los únicos por solucionar. No olvido la guardia pediátrica tampoco, materia también pendiente.

Muchas gracias. Si, sentimos el dolor por la partida de un ser querido, estamos tristes por ello, pero al mismo tiempo tranquilos porque tenemos la confianza que recibió la mejor atención posible. Eso es lo que apunto debe suceder siempre en el servicio de la salud, tanto pública como especialmente privada, la familia debe sentir la seguridad que recibe la mejor atención profesional y humana posible. Por eso quiero destacarlo, no abandonen nunca el imperio de este valor y trabajen todos los días para fortalecerlo y vigorizarlo.

Que tengan una muy buena semana.

Lic. José Carlos Odasso

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