Lo que dejó la semana: Angustia, desazón y esperanzas
Sin dudas, la semana que pasó volvió a estar mayormente signada por la situación económica y política que afecta a gran parte de los argentinos, especialmente a los sectores sociales más vulnerables. Es muy simple de poder comprender y coincidir, la inflación es el impuesto más injusto y distorsivo que existe e impacta a todos, pero especialmente en quienes viven de su salario o en la economía informal. Para algunos, significa recortar ganancias o tener que privarse de un “gustito”, para otros la inflación implica comer o no comer un día.
La inestabilidad económica genera múltiples efectos no deseados, por ello la situación desatada estas ultimas semanas es de angustia social. Las proyecciones inflacionarias siguen hacia arriba y ya no son pocos los que se animan a pronosticar una inflación de tres dígitos para el año en curso. Cuando se desatan este tipo de procesos, lo más grave es que para muchos productos directamente no hay precios y esto incide directamente en la producción y por ende también en el trabajo. Es cierto, el crecimiento interanual de la economía es para valorar, si bien el punto de partida fue muy bajo a raíz de la pandemia, pero rápidamente todos los números acá tienden a la baja. En un contexto como el actual, lo más probable es que inexorablemente ingresemos en una etapa de estanflación -recesión más inflación-, que en realidad es el peor de los escenarios.
Cuál es la causa de esta situación. Es motivo de un largo debate, casi como cuál es primero, el huevo o la gallina. La incertidumbre política impacta en la economía -especialmente en países como la Argentina- y esta tiene también sus consecuencias en la política. Lo grave es cuando las dos esferas ingresan en una etapa de inestabilidad como la actual. Muchos se preguntan si esta crisis es más, igual o menos grave que la previa al Rodrigazo de 1.994, la hiper de 1.989 o la situación que terminó con la presidencia de De la Rúa. Poco importa ello, las crisis son como las guerras, se saben cómo empiezan, pero nunca cómo terminan.
Lo que llama poderosamente la atención es que este gobierno no logra hacer foco y centralizarse en el gran problema que representa la economía. Cristina volvió a la carga esta semana contra la Corte y la Justicia, pensando que así podrá aliviar su situación procesal, y el presidente salió a apoyarla, como si no existieran otros problemas de mayor envergadura. ¿Será que no logran percibir la profundidad y gravedad de todos los problemas económicos existentes, algunos heredados, otros productos de la pandemia, y la mayor parte de ellos autogenerados?
Ahora hasta sectores alineados al gobierno salen a reclamar medidas. Desde Grabois -aunque mejor no lo escuchen- pasando por el periodista militante Diego Brancatelli, hasta funcionarios cercanos a Alberto manifiestan el desconcierto que los tiene inmovilizados.
Muchas preguntas siguen sin respuestas todavía. ¿Qué pasará en este bendito país? ¿Cuál será el precio del dólar que sigue sin tener techo? ¿Qué pasará con los precios y la inflación, que tampoco parecen tener fin? ¿Algo más difícil de predecir, cuándo volverá cierta calma y tranquilidad entre tantas turbulencias? ¿Lo más importante y que muchos se preguntan, tocamos fondo ya o falta todavía y en tal caso cuánto falta, que debe suceder para ello? ¿Qué pasaría si gobernara otra fuerza política?
El valor de ser madre y el valor de la solidaridad. María es madre de cinco hijos, tres de ellos con problemas de salud, dos de ellos deben ser derivados esta semana a Santa Fe, Ludmila será sometida a una intervención quirúrgica.
El testimonio de vida de María es el de una madraza. Separada de su esposo, no se cruzó de brazos y sale a pelearla todos los días. El viaje a Santa Fe trastoca los pocos ingresos de los que dispone. Fue a la radio, no a pedir dinero, a solicitar harina, grasa y demás, porque quiere vender más estos días, en los deberá sumar algunos pesitos adicionales para atender los gastos de la operación. No fue a pedir pescados, sino la caña para pescar.
Allí apareció otro valor, que a pesar de las circunstancias, no debemos perder por nada del mundo, el valor de la solidaridad. Se originó en forma instantánea una gran cruzada de apoyo a María. ¡¡¡Mientras este valor siga vigente, TENEMOS FUTURO!!!
Les deseo una semana un poco más tranquila y con los mejores deseos.
Lic. José Carlos Odasso