Lo que dejó la semana
Fue una semana más corta por el feriado del viernes y que forma parte de un fin de semana extra-large, porque también este lunes es feriado nacional. Más allá de esta consideración, la semana que concluyó dejó un tema excluyente por donde se lo mire.
Caso Vicentín. Se trata, habremos de coincidir, en el tema más importante que dejó esta semana, en un torrente de sorpresas que parecen no tener fin.
Recordemos que la semana anterior comenzó con la detección primero y liberación luego, del titular del directorio actual, Cdor. Omar Scarel. Ahora llegó la determinación de la Corte Suprema de Justicia de abocarse al tema. No deja de llamar la atención el momento en que decide tomar cartas en el asunto el máximo tribunal provincial, ya que a fines de este mes, vencía el plazo otorgado por el Juez Fabian Lorenzini a la empresa, para presentar los acuerdos con los acreedores y evitar así la quiebra.
La propuesta de un acuerdo concursal requiere de dos condiciones, a saber: contar con el 50% + 1 de cápitas, o sea del número de intervinientes en el concurso. La empresa dijo oportunamente contar con 811 acreedores verificados, cantidad que le permite superar el primer requisito. La segunda condición es la mas empinada de lograr, puesto que se trata de alcanzar el 66% de aceptación de la propuesta en relación al capital verificado. La deuda corroborada son 1.573 millones de dólares, de los cuales el 64% está en manos de entidades financieras nacionales e internacionales, entre las primeras se cuenta el Banco Nación que se constituye en el principal acreedor de la empresa concursada.
El Nación ya anticipó su negativa a la propuesta concursal, y en realidad, a toda proposición que se llame Vicentín, a quien sindican como el principio de todos los males que acechan a este gobierno errático, extraviado, y como si fuera poco, dividido hasta el ridículo. Desde el banco oficial, se sabe, nunca perdonarán que la pretendida estatización de la empresa fuera claramente su primer traspié político e instauraba una forma errática de gobernar de Alberto Fernández. En lugar de consultar con el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti sobre la mejor alternativa para la continuidad productiva de este emprendimiento, recordemos que apareció en aquella conferencia con la hiper cristinista Anabel Fernández Agasti.
Lo importante, restaban muy pocos días para poder dilucidar, era saber si la empresa en concurso llegaba a reunir ese 66% del capital determinante para conocer el futuro de la misma. Desde la concursada dicen que, a excepción del Nación, con el resto de los bancos estaba cerrado y faltaba ahora plasmarlo en papeles, dato no menor.
El breve pronunciamiento del máximo órgano de justicia provincial dice textualmente: “Santa Fe, 16 de junio de 2.022. Por recibido. Del pedido de avocación, traslado al Señor Juez del concurso. Una vez evacuado el mismo se deberá remitir el expediente a los fines que esta Corte pueda expedirse con los autos principales a la vista. Suspéndase los términos que estuvieran corriendo. La resolución lleva la firma de Rafael Gutierres, Presidente y Fernanda Drago, Prosecretaria”
De una resolución tan escueta, se pueden extraer muy pocos o muchísimas interpretaciones según el color con que se la aprecie. Dos puntos son insoslayables: la Corte resolvió apelar a una per saltun – medida siempre de excepcionalidad, al no dar intervención al tribunal de alzada, en este caso la Cámara Civil y Comercial de la IXº Circunscripción Judicial y tan importante como ello, suspende los plazos otorgados por el Juez Lorenzini a la empresa, que vencían el 30 de junio próximo.
La mirada se posa ahora en que hará la corte con un expediente que posee tantas connotaciones de un lado y del otro: desafectará al Juez Lorenzini del máximo concurso comercial de la historia de la Provincia de Santa Fe como vaticinan una serie de acreedores que rechazan la propuesta empresarial, o en su defecto, ratificarán las actuaciones practicadas por el magistrado. Por el momento, son todas especulaciones, lo único cierto es que el reloj quedó detenido, porque los plazos procesales fueron suspendidos por la resolución en cuestión.
Lo que muy poco se dice es cómo asegurar que las fuentes de empleo en juego logren tener continuidad, más allá de quien se quede con la titularidad de Vicentín. Los agoreros y cruzados vaticinaban que ya a esta altura no habría ninguna actividad en marcha. La realidad es diferente para bien de las miles de familias que allí siguen trabajando y percibiendo sus haberes en tiempo y forma. A es
ta altura de las circunstancias, es lo que más importa y cualquier determinación que se adopte debe asegurar.
Es de desear que prime el sentido común antes que razones políticas, ideológicas y económicas.
A disfrutar de esta nueva semana. Un gran saludo y los mejores deseos.
