Lo que dejó la semana
Lo que seguramente todos habremos de coincidir, es que fue la semana más fría de lo que transcurre de este año. Hubo que apelar a todo lo que estaba guardado en el ropero.
En esto, corresponde destacar el operativo montado desde la Secretaría de Desarrollo Humano del municipio local. Asistieron a las personas en situación de calle y vulnerabilidad social que localizaban en horas de la noche, cuando el frío es vuelve más crudo.
Al respecto, este mismo medio, habló con la mamá y mostró el presente de Damián. Si lo llamamos por su nombre, seguramente muy pocos habremos de ubicarlo. Ahora, si decimos “Tuca”, todos recordarán a ese joven que en condiciones casi infrahumanas se desplazaba por las plazas y espacios públicos pidiendo unos pesos para seguir comprando cigarrillos y bebidas alcohólicas, en definitiva, para seguir arruinando su vida.
Confieso que, en más de una oportunidad, mientras caminaba en la plaza, al verlo me preguntaba, acaso desde el estado algo no se puede hacer, algo es posible, por lo menos intentarlo. Y esta dependencia municipal asumió el desafío. Obviamente, la propia familia de Damián y su voluntad, fueron determinantes.
Este es el estado presente que todos, en más o en menos queremos. Son funciones indelegables, no son un gasto, son decisiones destinadas a cambiar vidas. La otra cara de la misma moneda es cuando se destinan flujos mas que significativos de dineros para acciones que no cambiarán ninguna realidad. Estos dos casos descriptos muestran que el estado tiene razón de ser, pero debe ser eficiente y atender las reales necesidades de la sociedad.
No es que el estado deba desaparecer como se pregona cada vez con más insistencia desde el discurso antipolítico. El que mejor cumple ese rol es por lejos Javier Milei y como la gente esta harta de muchas cosas, su mensaje irremediablemente sigue cosechando cada vez más adeptos, especialmente en los jóvenes.
Claro, volveremos a coincidir seguramente, la clase política a la que Milei llama casta, no hace nada para atender los problemas que más preocupan a la sociedad. La inflación y la inseguridad están en el podio de las preocupaciones de los argentinos y la gente siente, con mucha razón, que nadie los escucha, que nadie percibe sus reales necesidades (cada vez cuesta más llegar a fin de mes) y esto genera un lógico estado de malestar y descontento cada vez más generalizado.
La realidad política es contundente al respecto. En el gobierno, el único tema que importa es cómo sigue la novela Alberto-Cristina, si se hablan o se ven, si rompen o arreglan, si algunos se van (muy difícil) u otros llegan. Más que una gestión de gobierno parece una típica novela de Alberto Migré. Muchos se acordarán de Rolando Rivas Taxista, ¿verdad? Pero no solucionarán el problema del aumento de precios. La realidad demuestra que nunca el aumento de salarios le ganó a la inflación, especialmente en los productos de la canasta familiar, y por lo tanto, perjudica irremediablemente y mayoritariamente a los que menos ingresos tienen.
El Congreso de la Nación es otra muestra inocultable de lo que aquí señalamos. En diputados, el tema casi excluyente es boleta única sí o no. En el Senado, todo pasa por proyectos referidos a la justicia, claro interesan particularmente a la titular de esa cámara, su presidente Cristina. Como ámbito de resonancia de los grandes temas argentinos, el parlamento dice ausente sin aviso.
Cuando se discute si el Poder Legislativo es caro o barato, debemos analizar lo que producen y lo que trabajan, las soluciones que aportan para remediar los males de los argentinos. Con solo ver la agenda de temas del congreso, podemos concluir que sea mucho o poco, son efectivamente muy caros. Muchos de ellos, no soy proclive a las generalizaciones porque siempre serán muy injustas, ya que seguramente habrá honrosas excepciones, piensan más en el 2023 y no en cómo solucionarle el problema a la gente hoy, que la está pasando mal.
Les dejo el deseo de una muy buena semana, que viene con el Dia del Periodista incluido.
Lo mejor para todos ustedes, amigos lectores.
Lic. José Carlos Odasso