Lo que dejó la semana
En esta oportunidad, este columnista prefirió realizar un paréntesis sobre la necesidad de subrayar los temas más importantes que dejó esta última semana. Esta determinación surge de una convicción, buena parte de los temas semanales son transversales a una pandemia que nos aqueja y que no es precisamente el coronavirus. Se trata de una nueva enfermedad social al decir de la Dra. Hilda Molina. Allí enumera: corrupción, narcotráfico, adicciones, odio, egoísmo, inequidades, injusticias, guerras y podemos seguir enumerando muchos otros males actuales que padecemos. “Es un problema común a todos, porque todos por acción u omisión, somos responsables de los males que muestra nuestra sociedad”, destaca.
La Dra. Molina es una autoridad, no solamente por los títulos, graduaciones y distinciones recibidos a lo largo de una vida prolífica, sino que tiene la autoridad que ejerce desde la ejemplaridad y ese es un titulo para destacar. Para ella no tiene asidero aquello de: “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”, su vida es un verdadero ejemplo en el cual podemos ilustrarnos. Sus profundas convicciones y su misión en la vida, la condujeron a comprometerse hasta la admiración en la promoción y siembra de valores, para educar a personas de bien.
“Este mundo solo se salvará, afirma, si somos capaces de implementar una revolución, pero no cualquier revolución, una REVOLUCIÓN DE LOS VALORES”. Apunta a la necesidad de rescatar al ser humano y al tejido social, a prevenir y sanar los males de nuestra sociedad. “La persona nace buena”, afirma con inconfundible certeza.
Muchos de ustedes se preguntarán de que hablamos cuando hablamos de valores. Para muchos, la palabra valores puede sonar a algo abstracto, muy difícil de definir y mucho menos de llevar a la práctica. ¿Qué valores entonces? Vayamos a los ejemplos:
La doctrina del amor. Es el único sentimiento capaz, por si solo, de salvar al mundo y allí surgen expresiones afines como paz, perdón, generosidad, solidaridad, respeto, dialogo, etc. Decía Platón: “donde reina el amor, sobran los reyes”.
Familia. Es la escuela de vida por excelencia. Pensemos cuantas veces, ante un hecho delictivo protagonizado por un joven, a veces por un adolescente, nos preguntamos y la familia dónde está. Cuántos males de hoy no existirían, si existiría una presencia más fuerte de la familia. Pitágoras ya lo señalaba: “educa a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.
Vocación de servicio. Es saber compartir, servir, ayudar y cooperar con los demás, con nuestra comunidad y con nuestra nación. En gran medida, este valor lo seguimos sosteniendo, los argentinos somos solidarios, especialmente cuando hay causas convocantes que requieren de nuestra ayuda. Albert Einstein lo decía: solo una vida vivida para los demás, es una vida que vale la pena”.
No perdamos las esperanzas, poco a poco la palabra valor, aunque en forma muy incipiente comienza a emplearse. Es necesario, como lo dice la Dra. Hilda Molina, que nos comprometamos a instalar el tema valores con mayor determinación y en todos los ámbitos. Así, mejoraremos el lenguaje social, la convivencia y el diálogo. Debemos comprometernos con los valores.
Es necesario que pensemos un proyecto de país, sin grietas, fundado en valores y que allí incorporemos una vida digna, la excelencia en la educación, la salud y la ciencia, que sean verdaderas políticas de estado.
Parafraseando a la Dra. Molina, es necesario que el país sea una gran universidad de valores, donde los argentinos nos podamos graduar con el mas honorable de los títulos, el de BUENA PERSONA. Y nadie debe dudarlo, somos mas los buenos que los malos en esta Argentina bendecida, hagamos que el bien triunfe sobre el mal. Es necesario pensar en las futuras generaciones, en personas de bien, en construir un mundo mejor, porque debemos tener una seguridad: “CON VALORES Y SOLO CON VALORES, TENEMOS FUTURO”!!!
Que compartan una muy buena semana y de muchos valores.