En las primeras décadas el siglo XX tuvieron lugar eventos y procesos que modificaron radicalmente la economía mundial. Como consecuencia de los conflictos bélicos de alcance mundial y la Gran Depresión, el volumen del comercio mundial se redujo a la mitad. El descenso de la actividad económica y el cierre de los mercados produjeron un significativo descenso de los precios de los bienes comercializados, en especial de las materias primas. Adicionalmente, los flujos internaciones de inversión ya financiamiento se redujeron y los capitales emprendieron el retorno hacia los países centrales. Esto provocó que los países otrora receptores de capitales tuvieran problemas para hacer frente a sus compromisos de pagos externos de d3uda e importaciones.
Tantos los países industrializados como los productores de materias primas respondieron al nuevo escenario implementando medias proteccionistas, buscando favorecer la producción nacional en detrimento de los productos importados. Estas acciones significaron el abandono del paradigma económico liberal. Surgieron nuevas corrientes del pensamiento que propusieron nuevos instrumentos y herramientas de policita económica para mitigar los efectos de la crisis y buscaron ofrecer senderos de desarrollo alternativos. En particular, las ideas de Lord Keynes, que proponía la participación activa del Estado para responder a situaciones de crisis a través de un aumento del gasto público, dieron marco teórico a las acciones que ya había emprendido los países para evitar el colapso económico.
En Argentina, las condiciones de existencia y desarrollo del Modelo Agroexportador ya no estaban presentes. Debido al cierre de los mercados para las exportaciones de materias primas y el proteccionismo generalizado en el mundo, el mercado interno tomó centralidad. Se restringió el ingreso de productos importados y su precio se elevó, generando oportunidades para los productos fabricados localmente. La producción industrial creció y se erigió como motor del crecimiento.
A pesar del protagonismo del sector manufacturero, el vinculo de la industria con el sector primario se volvió mas estrecho. Por un lado, en la nueva estructura económica, el sector agropecuario tenia en la industria un importante destino para su producción, principalmente en las ramas alimenticia y textil, con nuevas cadenas de agregación de valor en el país. Por otro lado, como la industria se orientaba al mercado interno, reemplazando bienes que antes se importaban, necesitaba de la expansión de las exportaciones del sector primario, que eran la principal fuente de las divisas necesarias para la importación de insumos y maquinarias para la producción.
La industrialización produjo un importante crecimiento en la producción nacional y el acceso de grandes proporciones de la población a un nivel de vida superior, en virtud de una mejor distribución del ingreso. Las políticas económicas llevadas adelante por los gobiernos del segundo y tercer cuarto del siglo XX no fueron homogéneas ni siempre coherentes. Muchas veces se trataron de acciones defensivas más que planes acabados de desarrollo. Sin embargo, entre las estrategias llevadas adelante por los diferentes gobiernos, pueden destacarse el periodo justicialista y periodo desarrollista por la continuidad que tuvieron ciertos rasgos característicos de sus políticas que derivaban de diferentes visiones sobre las prioridades y caminos para el desarrollo de la industria nacional.
El periodo justicialista, de 1945 a 1955, se caracterizó por la mejora del ingreso y las condiciones laborales y sociales de la creciente población asalariada. De esta manera, se dinamizó el mercado interno y se desarrollaron fuertemente las industrias livianas de bienes de consumo. Entre las funciones que se asumieron desde el sector público se pueden mencionar la orientación del crédito hacia las actividades productivas, el control de precios, arrendamientos y alquileres, el aumento de la inversión pública en múltiples y nuevos ámbitos y la nacionalización del comercio exterior a través del IAPI, buscando sostener los precios percibidos por los productores y manejar el volumen de bienes comercializados internamente.
El modelo desarrollista estuvo representado principalmente por el gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962), en menor medida por el de Arturo Illia (1963-1966), y ocasionalmente, por administraciones económicas de corte nacionalista llevadas adelante por los gobiernos de facto del periodo. A diferencia del periodo justicialista, el foco desarrollista estaba puesto en las industrias básicas y pesadas, como la petroquímica y los metales, que eran los insumos del resto de la industria nacional. Se buscaba así reducir la dependencia de importaciones de insumos industriales para lograr un crecimiento económico más autónomo y sostenido. Estos sectores demandaban grandes inversiones, para lo que se intentó atraer capitales extranjeros y mejorar la rentabilidad empresarial, con desgravaciones impositivas y manteniendo una distribución del ingreso favorable al capital.
Del mismo modo que en el periodo Agroexportador, durante el periodo de Industrialización por Sustitución de Importaciones de inestabilidad económica estuvo presente. El principal factor de crisis tenia que ver con el agotamiento de las divisas que producía el crecimiento económico. A medida que la economía crecía, la necesidad de importar insumos y maquinarias para la producción y bienes finales para el consumo se topaba con una disponibilidad de divisas medido en monda nacional, que encarecía las importaciones y disminuía el poder de compra de los consumidores. Esto reducía el consumo y la inversión y deprimía la producción y el empleo hasta que la nueva disponibilidad de divisas acumulada por la caída de las importaciones del ciclo bajista permitiría que la producción crezca otra vez. Esta dinámica dio lugar a lo que algunos economistas llamaron ciclos de “stop and go”, y fue una constante en todos los modelos que intentaron la expansión industrial en el país.
El tercer gobierno peronista (1973-1976) atravesó una fase de ajuste económico de elevada intensidad, marcado por la política del ministro de economía Celestino Rodrigo que ejecutó una serie de devaluaciones y aumentos tarifarios que quedaron en la memora colectiva como el “Rodrigazo” por su desmesura. En 1976, en medio de un descontento social y violentos conflictos políticos un nuevo golpe de estado, de carácter cívico-militar por la necesaria participación del sector empresario más concentrado, se propuso terminar con el modelo industrializador de manera definitiva.
Marco Bernardi
Fábrica de aceites vegetales Buyatti Hnos.
Instalada en el año 1942 por los hermanos Marcos, Pablo, Justo, Alberto y Víctor Manuel Buyatti. Comenzó a producir con la utilización de máquinas fundamentales que ellos mismo crearon, construyeron y mejoraron en sus propios talleres.
La foto corresponde a una toma aérea, cuando la fabrica se hallaba en la manzana circundada por las calles: Belgrano, 9 de Julio, Brown y Newbery. Década 19420-1950.
Por MIRTA VACOU – Extracto del libro “De fortín militar a ciudad inteligente”.
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