El Monumento a la Ciudad fue erigido en el ángulo Sureste del Camping Municipal “General Belgrano”, en la intersección de Calle 21 y Avenida Oro Blanco (Ruta Nacional 11), como un homenaje a todas las familias que desde el 18 de enero de 1879 y a lo largo del tiempo, tanto las que vinieron desde Europa como las que llegaron desde el interior del país o surgieron de este mismo terruño, fueron cimentando las bases sólidas de una ciudad pujante en el norte santafesino, sin distincion de razas, religion o politica.
Su inauguración estaba prevista para el 8 de mayo de 1993, como parte de los actos de la Fiesta Provincial y Nacional del Algodón, pero la intensa lluvia caída impidió su realización, la que fue postergada hasta el 25 de mayo del mismo año, durante la conmemoración del 183er. aniversario de la Revolución de Mayo de 1810.
SIGNIFICADO:
El grupo escultórico fue concretado con la dirección general, proyecto, diseño y ejecución escultórica del artista local Roberto Cracogna con el aporte, en las tareas de albañilería, del personal municipal. El mismo autor nos da una explicación del significado de la obra:
“Los distintos planos volumétricos emergen del suelo en secuencia dispar, conteniendo en relieve símbolos de las recetas que recorrió la localidad. El primero con grafías de tribus autóctonas (guarda decorativa hallada en el Arroyo Aguilar). El segundo, con la cruz y la espada, signos de la conquista, y bandera española. El tercero, bandera italiana con águila rampante del escudo del Friuli, lugar de origen de la mayoría de los inmigrantes llegados en el siglo pasado”.
“En otro plano y representando otro momento, aparece la clásica rueda de la industria y planta del algodón. Un relieve curvo, en arcoiris, asciende a un plano superior y obra como empalme en el dinamismo del color (facetas múltiples de una misma comunidad)”.
“En el plano de mayor altura, un bajorrelieve ascendente contiene una policroma de banderas (cosmopolitismo que trae el fruto inmediato), junto a los colores patrios incrustados en una arista lateral”.
“La disposición de todo el conjunto lleva a concentrar en esta imagen, la atención del observador, al tiempo que las aristas oblicuas de los planos superiores connotan una proyección ascendente con destino simbólico de la comunidad”.
“Las nervaduras que en relieve cruzan ambos planos cual viento o rafaga, obran como una arcaica señal hacia el centro de la ciudad, otorgando un cierto dinamismo informal a la férrea estructura visual que conforman, como mojón o “palo fundacional”, de los dos planos altos en su erguida verticalidad”.
“Se destaca el grupo escultórico de la familia saludando de corazón desde Avellaneda a todos los viajeros, en gesto de fraternidad. La pátina de tono metalizado realza el martillado de la superficie y contribuye por asociación visual a la imagen de solidez y permanencia que se busca establecer”.
Por el prof. Victor Braidot. Extracto del libro “Avellaneda en el Tiempo”, segunda edición.