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¿CÓMO ERA LO QUE HOY EN DÍA ES AVELLANEDA, ANTES DE SU FUNDACIÓN?

Antes de que se fundara Avellaneda, el 18 de enero de 1879, ya se habían hecho otros intentos de colonización en esto que era el Territorio Nacional del Chaco. 

Los primeros antecedentes que se conocen se remontan al año 1869, durante la presidencia de don Domingo Faustino Sarmiento, cuando el Congreso Nacional, por ley del 21 de septiembre le concedió a don Sabino Tripoty, un terreno de seis leguas de frente por seis de fondo para fundar una colonia agrícola, con la condición de introducir y establecer allí doscientas familias. 

Después de muchos esfuerzos, logró formar una Sociedad Colonizadora y Beneficiaria del Chaco a la que transfirió todos sus derechos quedando él como administrador general. 

Según la Memoria de la Comisión Central de Inmigacion, en la parque en que se refiere a la historia de las colonias, se afirma que en enero de 1870 se “ha llevado la primera expedición de más de 100 personas para ese punto, es decir, a la Colonia Dolores, nombre este con que la bautizara la Comisión Administradora”.

La gran mayoría era de Italia, del Sur de Roma, en la región habitada antiguamente por los ausonios que se caracterizaban por tener un espíritu muy rebelde debido a lo cual fueron destrozados por los romanos. 

Por este origen de la población, más tarde se cambió el nombre Dolores por el de Ausonia. 

En ese mismo documento, en el apéndice titulado “Noticia sobre las Colonias Agrícolas de la República Argentina” -1870- en el informe que se elevó a la Comisión, el Vicepresidente de la Sociedad Colonizadora, don G. Lanza, el 15 de febrero de 1871, dice haber poblado tres de las noventa y cuatro concesiones delineadas, con una poblacion de doscientos sesenta habitantes de uno y otro sexo, con edificio para la administracion y rancho para los colonos, grandes sementeras de trigo, maiz y todas las clases de hortalizas y legumbres, anotando, ademas, como dato ilustrativo, que en ese entonces se la designo con el nombre de Ausonia – antes Dolores- fijanso su fecha de fundacion, el 1 de abril de 1871.

En el informe titulado “Las Colonias” enviado a la Comisión Central de Inmigracion por Guillermo Wilken, quien ocupara el cargo de Inspector de Colonias, documento que se encuentra en el Archivo Histórico de la Provincia de Santa Fe, se da cuenta que al emprenderse la instalación material de la colonia, la operación produjo inmensos gastos “que muy luego el Establecimiento principio a resentirse de la falta de elementos”.

 

Más adelante menciona el documento: 

“Mal elegido el terreno: ‘lleno de dificultades para la comunicación por tierra, todo debía proveerse por agua ocurriendo por viveres, bueyes y caballos, lo mismo que para menor cosa de detalle, a la provincia de Corrientes: -fue necesario comprar un vaporcito y una goleta y chatas y otras embarcaciones menores, para adaptarlos al tapiado como vulgarmente se dice, por enormes masas y tejidos de camalotes, obstruian especialmente la embocadura del riacho, que fue necesario limpiar a grande costo para que las embarcaciones pasarán aparte de otras dificultades de detalle que hacían desfallecer la energía de la empresa”.

“Era que el Senor Tripoty jamas habia visto los terrenos que fichó en concesión, ignorando todo al extremo de que ni siquiera la topografía del paraje que indicio y en que se establece la colonia había conocido de otro modo que por referencias; alucinado con la perspectiva, no se imagino las dificultades y obstáculos de que muy luego se vio rodeado, teniendo la Sociedad que vencerlos a fuerza de oro”.

 

“De tales hechos y circunstancias surgen naturalmente discusiones más o menos acaloradas entre el Director de la Colonia y el Directorio de la Sociedad, discusiones que no terminaron sino con la separación del Señor Tripoty del puesto”>

Todo ello es confirmado por el informe del Inspector Nacional don Guillermo Wilken, en 1872, a la Comisión Central de Inmigracion, afirmando que el administrador Tripoty fue reemplazado de inmediato en su puesto por el Sr. Jose Vatry, hombre emprendedor que trató de levantar la moral de los colonos pero, por falta del apoyo de la Comisión Colonizadora, su trabajo fue inutil y el desaliento cundió entonces en la naciente población, iniciando el éxodo hacia la margen derecha del Arroyo. Ello fue originado, en parte también, por el peligro que significaban los indígenas que, el 16 de octubre de 1871, terminaron con la existencia de la colonia, matando a varios pobladores.

De este, digamos, ensayo quedó una buena perspectiva para un nuevo intento por lo que el Sr. Jose Vatry, más adaptado al ambiente, consiguió por Ley del Congreso Nacional del 28 de septiembre de 1872, la concesión de doce leguas cuadradas, en el mismo lugar, con la obligación de establecer alli setenta y cinco familias de agricultores. 

Según los informes y memorias de la Comisión de Inmigracion, como también el testimonio fidedigno del Sr. Alejo Peyret, en su libro “Una visita a las colonias de la República Argentina”, editado en el año 1889, Vatry dio cumplimiento a lo estipulado en el contrato pero, al ser reemplazado por el Sr. Julio Andrieu, quien trasladó las maquinarias del obraje al Puerto Reconquista, se fue de nuevo despoblando la colonia que tantos gastos habían ocasionado a las empresas y al gobierno nacional.

El informe de don Guillermo Wilken sigue diciendo que “los indios tobas, viéndola despoblada y en acecho del estado en que se encontraba, trajeron un ataque sobre colonia, ataque del que se salvaron solo unos pocos hombres en fuerza de la sangre fría y del denuedo del Sr. Vatry. Este, que tuvo lugar en octubre de 71, fue el último acto de la vida de aquella colonia tan corta y profusamente dotada en su fundación”.

“Estando a los informes transmitidos a la comisaría por el vicepresidente de la Sociedad, señor don G. Lanza el 15 de febrero de 1871, la población de la colonia consistía en esa fecha de 260 individuos de ambos sexos. De estos, 110 cultivan treinta de las noventa y cuatro concesiones delineadas, y 150 hombres eran empleados en la administración, peones que trabajaba  monte y tripulantes de las embarcaciones de las que ya he hablado al tratar de los gastos a que dieran lugar el establecimiento de la Colonia”.

“En materia de edificios, la empresa y los colonos alcanzaron a construir apenas los necesarios para resguardarse de la intemperie y de los indios. Así la administración tenia hecho: una casa para el Director y sus empleados, un almacén y un fuerte”.

“Los colonos tenían cada concesión: un rancho, un corral, un pozo y un fortín”. “Los productos obtenidos fueron los siguientes: veinte y cinco mil fanegas de árbol, veinte mil postes, sesenta mil picanillas y mil tejas de palma”. 

“Visitando en el mes de marzo último la Colonia Alexandra encontré allí al Teniente Erenu destacado con diez hombres en protección de aquel punto. Este oficial me refirió que en el mes de enero, mandado en exploración, había llegado hasta la Colonia Ausonia en donde encontró grandes sementeras de trigo, maíz, muchas clases de hortalizas, tomates, sandías y melones, cosa que para él y sus soldados fue un hallazgo inestimable”.

“Aún existía un depósito como de diez mil fanegas de cabrón y gran cantidad de postes cortados”.

“Más tarde, en el mes de mayo, el coronel Jobson que también había recorrido esos territorios, confirmó los datos y noticias del Teniente Erenu agregando que el fuerte de la Colonia Ausonia era la mejor construcción que había en toda la frontera norte”.

“Estando a los mismos informes, parece indudable que la administración se había confiado demasiado a los indios Tobas, los que traficando con la colonia, tenían un acceso demasiado familiar pues entraban y salían libremente a toda hora en el fuerte, de manera que nada era para ellos más que una sorpresa de colonia”.

“Sucedió pues que al escasear los víveres, la administración no pudo proporcionar a los indios con la largueza que había acostumbrado. Ellos recibieron esta negativa como una hostilidad y de aquí la ocasión de vengarse de la manera que lo hicieron”. 

Continuando con nuestra historia, podemos afirmar, entonces, que la colonización del Chacho se había arraigado en el alma nacional como una especie de precepto ineludible y fue así entonces como el Superior Gobierno de la Nación tomó las cartas en el asunto y proyecto formar – 1875/1876 – una colonia en estos lugares, de acuerdo con la ley del 6 de septiembre de 1874, sancionada en los últimos días del gobierno de don Domingo Faustino Sarmiento. 

De esta tentativa solo se posee el dato impreso en un mapa insertado en el tomo “Informes del Comisario de Inmigracion, 1876” compuesto por los agrimensores Arturo Seelstrang y Enrique Foster, titulado “Derrotero de la Comisión Exploradora del Chaco, levantando en los meses de octubre de 1875 hasta marzo de 1876”. Allí, en el lugar de la Colonia Ausonia, figura el nombre de la Colonia Vanguardia, estando entre paréntesis “proyectada”, es decir, que por tercera vez se le asignaba nombre, quizás con el deseo de olvidar las desgracias de sus antecesoras. 

Solamente funcionó por un tiempo, de este lado del Arroyo El Rey, un aserradero que llevaba el nombre de la Vanguardia en el cual trabajaban numerosos operarios – se hablaba de unos cien aproximadamente- el que luego fue trasladado al puerto de Reconquista, pero la población no pudo concretarse.

 


Extracto de “Avellaneda en el Tiempo”, segunda edición, Tomo 1. Libro del Prof. Victor Braidot. 

 

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