Durante la semana que concluyó, se cumplieron 1.000 días de gestión del Dr. Alberto Fernández como Presidente de la Nación. Esta carta abierta es una respuesta a lo que usted expresó con respecto a esta fecha. Contrariamente a sus afirmaciones: “vivimos mil días difíciles en los que resistimos y pudimos crecer”… ¿Pudimos crecer? Por favor Alberto, usted cree ciertamente que venimos creciendo, en qué, en la pobreza y la indigencia que parecen no tener piso, en qué, en la inflación que parece no tener techo. Los números de esta misma semana son una ratificación contundente de lo que señalo.
“Pasamos por la recuperación y el fortalecimiento del Estado” añade usted Alberto. Si piensa que la multiplicación de planes sociales, el número de tipos de cambio existentes, la mayor carga impositiva hasta parámetros casi extorsivos, fortalecen al Estado, permítame decirle que no comparto en absoluto su concepto de crecimiento. Quiero que sepa, no reniego de la presencia del Estado; es decir, no adhiero a los que pretenden un Estado gendarme o ausente, pero tampoco acuerdo con un Estado elefantantástico, cada vez más grande e ineficiente, y lo que no es un dato menor, un Estado cada vez más caro. Y lo que es más preocupante, todavía este Estado cada vez más costoso lo pagamos todos, especialmente la población más vulnerable que usted dice defender, se paga con la inflación cada vez más galopante que se aproxima a los 3 dígitos. La inflación es el impuesto más distorsivo y que impacta directamente en las clases menos acaudaladas. ¿Se acuerda Alberto cuando usted prometía heladeras llenas?
“Ahora vamos por lo que falta”, señala usted y más adelante subraya: “lo hacemos junto a los argentinos que cada día trabajan para vivir y desarrollarnos en una tierra de paz”. No es cierto Alberto, usted no defiende al que se parte el lomo trabajando de sol a sol, al que trabaja, al que crea, al que invierte, usted no defiende al que produce. Solo alcanza con mirar los que todos los días cortan calles y rutas, impidiendo la libre circulación de quienes todavía piensan en trabajar y producir. Lo más grave aún, esos manifestantes tienen en la inmensa mayoría de los casos algún plan o como lo quiera llamar; o sea, son pagados por el mismo estado que se financia con quienes todavía no se resignan fácilmente a cruzarse de brazos.
“En estos tiempos se necesita generosidad, imaginación, fuerza y convicción y de eso está hecho este gobierno”. Entiendo que ni usted puede creerse tal afirmación. Comparto que son atributos deseables para todo gobierno que se precie de tal, pero no son precisamente los que caracterizan a su gobierno. Está muy claro que a usted no le sobra generosidad y mucho menos imaginación, fuerza y convicción. Es tan así, que con la llegada de Sergio Massa al ministerio de economía, fue desplazado a un cómodo segundo o tercer lugar, una posición casi vergonzante para un país eminentemente presidencialista. Esto es tan contundente, que ya no saben cómo armarle una agenda de trabajo, su mayor enemigo es qué hacer con tanto tiempo libre, un caso prácticamente sin precedentes. Le sugiero leer el Hombre Mediocre de José Ingenieros, de hacerlo, ya seguramente no sostendrá estas afirmaciones tan carentes de sentido.
Respetuosamente Señor Presidente, lo mejor que usted puede hacer a esta altura del partido es no hacer nada, como viene sucediendo con la llegada de Massa al gobierno, para el bienestar del país, del frente político al que pertenece y para su beneficio personal. Sí, Alberto, lo mejor es que no haga nada. Lo mejor que puede comprar es tiempo, la mejor política a defender es el aguante y lo que mejor nos puede suceder es que logre llegar. Con eso basta y sobra. Decía Arthur Schopenhauer: “Los hombres vulgares sólo piensan en cómo pasar el tiempo, un hombre inteligente procura aprovecharlo”.
Le pido sepa disculpar mi mirada tan crítica de su gobierno; o en su defecto, desgobierno. Disculpe mi conceptualización hacia sus 1.000 días de gestión, pudo ser un buen Jefe de Gabinete de Néstor, pero aquí se vuelve realidad aquel dicho tan conocido: “el que nace para pito no llega a corneta”. Y para su tranquilidad, se lo expreso con absoluta honestidad (digo lo que pienso) alguien que tampoco adhiere a la otra parte de la grieta. Cambiemos tiene mucho que mejorar todavía, para demostrar que puede ser efectivamente una herramienta de solución para los graves problemas argentinos.
Esta carta expresa el sentimiento de muchos que pensamos que Argentina tiene futuro, que la salida de nuestros hijos no está en EZEIZA, que la pobreza e indigencia son mucho más que simples números, que Argentina tiene sentido y vale la pena jugarnos por este país que nos legaron nuestros padres y abuelos, para nuestro bien, para el bienestar de nuestros hijos y nietos, para el bien de todos. “Cuando las miserias morales asolan a un país, la culpa es de todos los que por falta de cultura y de ideales no han sabido amarlo como patria: de todos los que vivieron de ella sin trabajar para ella”, José Ingenieros.
Lic. José Carlos Odasso