El jueves 13 de febrero, desde Vía Libre nos comunicamos con Paola Servin, una mujer que está atravesando una situación sumamente delicada. En su relato, Paola expresó la angustia que siente al ver cómo un hombre denunciado por abuso sexual continúa en libertad, sin que la justicia haya tomado medidas eficaces para proteger a las víctimas y asegurar su condena. Este caso involucra a menores, algunos de ellos con discapacidad, lo que añade una dimensión alarmante y dolorosa al drama que vive la familia de Paola.
A través de un mensaje recibido por parte de Matías, hermano de Paola Servin, se pudo conocer más sobre la desgarrante situación que vive su familia. Matías, quien reside en Avellaneda con su esposa, relató cómo su madre, que vive en Reconquista, en el Loteo Nardelli, tenía a su cargo tres hijos: dos varones y una mujer. Sin embargo, debido a una situación de vulnerabilidad extrema, las autoridades decidieron retirar a los tres menores del hogar.
El hombre acusado de estos crímenes es Luis Plácido Agonil, quien trabaja como empleado en la Municipalidad de Reconquista. A pesar de las denuncias en su contra, Agonil sigue libre, lo que ha generado una gran preocupación y malestar entre las víctimas y sus allegados. Según Paola, la situación que están viviendo es un verdadero “infierno”, un sufrimiento constante debido a la impunidad que parece rodear el caso.
Paola relató que todo comenzó con una discusión familiar entre hermanos, que rápidamente escaló a una agresión física por parte de Agonil hacia ella. Sin embargo, el caso se torna aún más escalofriante cuando su hermano menor, quien vive con ella en este momento, se animó a hablar sobre lo que había presenciado en la casa. Según su testimonio, el niño vio al acusado en una situación comprometida con su hermana de 15 años, quien padece una discapacidad, pero no fue capaz de detallar lo que ocurrió, ya que Agonil estaba cubierto por sábanas. Este relato fue crucial para que Paola tomara la decisión de ir a la Policía de la Mujer a realizar la denuncia.
“Yo sospechaba lo que estaba sucediendo, pero siempre que les preguntaba a mis hermanos ellos no se animaban a decir nada”.
Durante la entrevista, Paola también expuso la compleja situación familiar en la que se encuentra. Ante la pregunta sobre el rol de su madre en todo esto, Paola no dudó en calificarla como cómplice. “Mi mamá es cómplice. Me duele en el alma, me da vergüenza”. Según Paola, en la casa todos conocen lo que está pasando, pero no se animan a hablar. “Hay más de dos testigos, pero se callan la boca”, afirmó.
A pesar de los esfuerzos por dar a conocer la verdad, Paola se enfrentó a la frustración y el dolor de ver que la denuncia ante la policía no fue registrada correctamente. Según relató, los oficiales se limitaron a escribir un acta sobre una pelea entre hermanos, cuando en realidad la denuncia era sobre los abusos sufridos por sus hermanos menores. “Yo nunca hice la denuncia de que Luis me pegó, yo fui a hacer la denuncia por lo que mi hermano me contó”, insistió Paola.
Y agregó: “Mi hermano me dijo que mi mamá lo amenazó con pegarle si decía algo, y le ordenó que declarara que es mentira lo que el acusado le hizo a mi hermana”, relató Paola.
La denuncia de Paola cuenta con el respaldo de declaraciones de testigos y la declaración de la niña abusada ante profesionales como psicólogos y asistentes sociales.
Hoy Paola no solo busca que se haga justicia por sus hermanos, sino también que se visibilice el horror que están viviendo. En medio de esta lucha, pide con urgencia que se tomen medidas para proteger a los menores involucrados, quienes continúan en peligro, no solo por la amenaza del acusado, sino también por la falta de apoyo y protección por parte de los adultos responsables.