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La UCSF impulsa un seminario sobre evaluación institucional para transformar la escuela argentina

foto evaluación institucional

En el escenario actual del sistema educativo argentino, la evaluación institucional aparece como una herramienta clave para fortalecer la calidad educativa. No obstante, su puesta en práctica enfrenta obstáculos que demandan una mirada crítica, comprometida y transformadora.

En esta nota de Vía Libre retomamos algunas de las preguntas centrales que atraviesan este debate, a partir de una conversación con Verónica Reyes, Profesora en Ciencias de la Educación por la Universidad Católica de Santa Fe y Especialista en Conducción del Sistema Educativo y sus Instituciones por la FLACSO.

Junto a la Mg. María Eugenia Moor, Reyes dictará el seminario “Evaluación institucional y calidad educativa: hoja de ruta para directivos y docentes”, con una carga de 60 horas reloj, combinando modalidad virtual asincrónica y presencial en la sede San Jerónimo de la UCSF (Ludueña 612, Reconquista). La propuesta comienza el sábado 13 de septiembre y está destinada a docentes, directivos, aspirantes a cargos de conducción y estudiantes avanzados de Profesorados.

Para más información e inscripciones, se puede escribir a extensionffyh@ucsf.edu.ar.


¿Qué desafíos enfrenta hoy la evaluación institucional en el sistema educativo argentino?

Son múltiples: desde la resistencia cultural hasta la falta de formación específica y recursos adecuados. En muchos casos, se la percibe como un mecanismo de control externo, lo que genera temor y defensividad. Esta visión limita su potencial como herramienta de mejora.

Además, la diversidad del sistema educativo argentino -con realidades muy distintas entre provincias, niveles y modalidades– exige enfoques flexibles y contextualizados. La discontinuidad en las políticas públicas también dificulta la consolidación de procesos evaluativos sostenibles. Es importante reconocer que la práctica pedagógica se centra en evaluar aprendizajes y evaluar al estudiante, pero no evalúa tanto otros aspectos o dimensiones que tienen que ver con lo institucional.

Estos desafíos impactan directamente en la calidad educativa ya que, sin una evaluación institucional sólida, es difícil identificar con precisión las áreas que requieren intervención, innovación, fortalecimiento o mejora.

 

¿Cómo se puede transformar la evaluación en una herramienta de mejora continua y no solo de control? 

Transformar la evaluación institucional implica cambiar su sentido: pasar de una lógica punitiva a una lógica formativa. Esto requiere construir una cultura institucional basada en la confianza, la participación y el compromiso con el desarrollo profesional.

Cuando la evaluación se concibe como un proceso colectivo, se convierte en una herramienta poderosa para mejorar la calidad educativa. Permite identificar fortalezas, detectar debilidades y diseñar estrategias de mejora que respondan a las necesidades reales de la comunidad educativa.

La cultura institucional juega un papel decisivo. Instituciones con liderazgo pedagógico, apertura al diálogo y prácticas reflexivas tienden a aprovechar la evaluación como motor de mejora. En cambio, aquellas con climas organizacionales cerrados o verticalistas suelen reproducir prácticas burocráticas que obstaculizan el cambio.

¿Cómo impacta esto en la mejora continua de las prácticas pedagógicas? 

La evaluación institucional permite visibilizar cómo se enseña, cómo se aprende y cómo se gestiona, a grandes rasgos. Al generarse evidencia sobre las prácticas pedagógicas, facilita la toma de decisiones informadas, el diseño de planes de mejora y la profesionalización docente. El diagnóstico no queda en la opinión de algunos, sino en evidencia que permite diseñar un camino de mejora.

Este proceso es esencial para elevar la calidad educativa, ya que promueve la reflexión sobre las prácticas, la innovación didáctica y la equidad en el acceso al conocimiento.

Las principales dificultades al momento de implementar procesos de evaluación efectivos incluyen la falta de tiempo, la escasa formación en evaluación, la sobrecarga administrativa y, en algunos casos, la ausencia de liderazgo pedagógico. También es necesario superar la fragmentación entre niveles y áreas, y fomentar una mirada integral que articule lo institucional con lo curricular y lo comunitario.

 

¿Qué herramientas concretas se brindarán en el seminario para aplicar en las instituciones?

Desde los organismos educativos se están desarrollando instrumentos de autoevaluación, guías de diagnóstico institucional, indicadores de calidad, y plataformas colaborativas que permiten sistematizar información y compartir buenas prácticas. Además, se promueve la formación continua en evaluación y liderazgo pedagógico.

Estas herramientas están pensadas para fortalecer la calidad educativa desde adentro, con procesos que respetan la identidad de cada institución y promueven la mejora continua. En el seminario presentaremos a nivel de políticas macro algunos países de Latinoamérica que están llevando a cabo mejoras en la calidad educativa. 

A nivel nacional las evaluaciones Aprender también aportan información valiosísima que las jurisdicciones deberían tener en cuenta para planificar las políticas públicas en educación, pero además, los reportes de las evaluaciones llegan a cada Institución, por lo que ya se cuenta con evidencias concretas para diseñar propuestas de mejora institucional. En el seminario veremos algunas cuestiones de todo esto.

A quienes aún dudan, les diría que participar en procesos de evaluación institucional no es exponerse, sino empoderarse. Es una oportunidad para repensar lo que hacemos, cómo lo hacemos y para qué lo hacemos. La evaluación no es un fin en sí mismo, sino un medio para construir escuelas más justas, inclusivas y transformadoras, donde la calidad educativa y la equidad sea una meta compartida y alcanzable.

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