El Gobierno de Santa Fe puso en marcha el plan de formación para el uso de armas de baja letalidad que incorporará la Policía provincial. Se trata de 100 pistolas Taser y 100 lanzadoras Byrna, adquiridas en marzo pasado a través de una licitación impulsada por el gobernador Maximiliano Pullaro.
La capacitación comenzó con instructores especializados, quienes serán los encargados de replicar los contenidos en distintos puntos de la provincia. Además, el Ministerio de Justicia y Seguridad estableció un protocolo que regula el uso progresivo de la fuerza, con el objetivo de garantizar que estas herramientas se utilicen bajo procedimientos adecuados.
Formación de instructores
El comisario supervisor Manuel Berraz Montyn explicó que inicialmente se formaron cuatro instructores maestros en Buenos Aires, en un curso dictado por la empresa fabricante y compartido con fuerzas de otras provincias. Actualmente, se está entrenando a 15 instructores locales, quienes luego capacitarán a los agentes autorizados para el manejo de estas armas.
“Todos contamos con años de experiencia en tiro y metodología de enseñanza. Ahora sumamos este recurso novedoso, con el desafío de transmitirlo de manera efectiva”, señaló Berraz Montyn.
Cómo es la práctica con Taser
El entrenamiento se realiza bajo estrictas medidas de seguridad. El espacio se divide en una zona segura, para observadores y personal que recibirá la descarga, y una zona de práctica, equipada con tatamis, donde se efectúa el disparo.
Antes de accionar, el cursante debe dar la orden de alistamiento y advertir verbalmente. El impacto de los dardos tiene una duración de cinco segundos. Luego, un asistente sostiene a la persona para evitar caídas, retira los dardos, realiza la asepsia correspondiente y resguarda el material para peritaje. Posteriormente, el participante es monitoreado durante diez minutos para descartar complicaciones.
Inversión en equipamiento
La licitación incluyó también la compra de 200 cámaras corporales (bodycam) y 600 cartuchos adicionales.
Las pistolas Taser permiten inmovilizar a un agresor con una descarga eléctrica sin provocar lesiones graves, mientras que las lanzadoras Byrna funcionan con dióxido de carbono y disparan proyectiles de polímeros que pueden contener sustancias irritantes.