Este martes entrevistamos en nuestro programa radial al agroclimatólogo Eduardo Sierra, para consultarlo sobre la cuestión climática para los próximos días. «Estamos en el Fenómeno del Niño, pero con el piquete de la niña, porque es como que la niña se opone a que el niño asuma la presidencia de la atmósfera y constantemente le está haciendo piquetes, que es la razón por la cual tenemos estos fenómenos tan extemporáneos y tan violentos», consideró el especialista.
«Que los vemos cuando se están produciendo prácticamente porque son fenómenos que tienen una duración media de subida de seis horas, algo por el estilo y no son predictibles, son previsibles, ahí está la diferencia entre las dos palabras, la climatología, que es una ciencia social, es el estudio de las condiciones ambientales físicas del planeta para la vida y la actividad humana», amplió la idea.
«En la Universidad de Buenos Aires está la facultad de filosofía y letras la creó mi profesor de geografía, el Dr. Horacio de Ifrieria ya por los años cuarenta, ¿no? En cambio, la cátedra de meteorología o la carrera de meteorología que se ocupa del pronóstico del tiempo con modelos físicos, es una ciencia dura, está en la facultad de ciencias exactas y naturales, yo soy de la escuela de filosofía y letras que es la que utilizamos en la facultad de agronomía», señaló Sierra.
«Nosotros tenemos que decirle al productor agropecuario ¿qué condiciones generales va a tener esta temporada? ¿Qué condiciones tiene su campo? O según la situación geográfica que tienen, pero ahora por este asunto del piquete de la niña tenemos la atmósfera funcionando en una escala meteorológica que se llama mesoescala, las escalas de la meteorología», señaló el profesional.
Fíjese la escala global son procesos que duran un año como el niño, por eso orientan los animales climatólogos la escala sinópica que es el pronóstico a 3, 4, 7 días que esto es meteorológico y la escala mesoescala que ya es la que ponen aprietos hasta los meteorólogos, pues son fenómenos que no son difícilmente predictibles.
«En estas condiciones vamos a tener este tipo de líneas de turbonada, sería la expresión técnica porque turbonadas son vientos, pero cuando yo tengo una línea de vientos como la que estoy viendo aquí en el satélite meteorológico tengo una línea de viento que viene desde Rocha, Uruguay hasta más o menos San Luis, o sea tiene más de 1000 km de ancho tiene su foco sobre Entre Ríos y está produciendo fenómenos violentos», reveló.
Los produce porque justamente el piquete de la línea le pone como una tapa a la atmósfera, que en la mayor parte del área no haya lluvias.
Agregó que hay lluvias y tormentas donde la atmósfera tiene bastante fuerza para volarle la tapa a la atmósfera, «entonces aquí en 5 minutos voy a exagerar en beneficio de la exposición, caen 500 milímetros, hay vientos de 180 km por hora cae el granizo y las 7 plagas de Egipto y ponen en evidencia todo el descuido humano», argumentó.
Dijo que con los fuertes vientos que se producen podría caer cualquier tinglado, «se podría caer, se va a caer casas que no están bien afirmadas, se caen donde no están bien las alcantarillas o no hay alcantarillas, se inunda y la desidia humana la ponen en evidencia estos fenómenos lamentablemente con pérdidas de vida», lamentó Sierra.
«En realidad la niña desde 2007 en adelante empezó, era de la niña, una fase de la niña, nosotros el clima tiene grandes fases, de justamente ahí intervenimos los climatólogos cuando algo dura más de un año entero se vuelve climatológico a partir de la sequía de 2007-2008 se acuerda con cuando fue en Buenos Aires, 8-9 fue terrible la sequía», repasó.
Ahí terminó una fase del niño que había durado como 30 años de 1976 a 2006, que predominaban episodios del niño puro con muchas lluvias, pero sin tormentas tan fuertes.
«Por acumulación de una serie de cosas y empezó una fase de la niña que entonces fíjese ya tiene como 16-17 años y probablemente dure otro tanto, ¿no? Porque esta fase dura entre 30 y 70 años, es difícil decir cuanto va a durar, pero que estamos en la fase de la niña», reiteró.
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