Este martes dialogamos en nuestro programa radial con el juez federal Aldo Alurralde, quien hizo referencia a las amenazas recibidas por Maximiliano Pullaro y Patricia Bullrich.
Al respecto, Alurralde manifestó: “Es una amenaza que no solo es para las personas sindicadas con nombre y apellido sino también para toda la sociedad. Esta última quiere vivir en paz, no quiere el narcotráfico y evidentemente es un mensaje que se le envía”.
“Con actitudes terroristas se logra el miedo, el cual inmoviliza, uno piensa ‘si amenazaron a un gobernador, ¿qué me puede pasar si denuncio?’. Estas amenazas demuestran que se va por el buen camino en materia de seguridad y lucha contra el narcotráfico. Lo que más ha afectado a este mal negocio de la droga es el control que se ejerce dentro de las cárceles y la selectividad a presos de alto perfil”.
“Todos los que estamos en la lucha contra el narcotráfico sabemos que en cualquier momento podemos recibir amenazas, hay que seguir adelante, no se puede ser indiferente y menos amigo del narcotráfico”.
En cuanto a la comunicación para comprender la tarea judicial, el juez federal afirmó: “El acceso a la justicia implica el derecho de la sociedad a comprender la tarea judicial y esto no podrá ser posible si usamos términos oscuros en nuestras sentencias con expresiones en latín”.
“Hace tiempo sostengo que hay que impulsar el lenguaje claro. Lo he aplicado en varios procesamientos en donde me he referido a hechos gráficos para explicar determinadas maniobras que para el común de la gente resultan inaccesibles. El lenguaje claro hace que la sociedad comprenda de qué se está hablando, el proceso judicial va destinado a todos, lo importante es que el mensaje llegue”.
En referencia al procedimiento en Guadalupe Norte donde se incautaron 10 kilos de cocaína, añadió: “Esos son los casos donde la policía se choca con la droga, me preocupa cuando eso ocurre. Si no es por el caso fortuito, esto demuestra que están faltando controles en las rutas en todo el país, tenemos que cerrar los ingresos para los centros de distribución. Si no hay sensación de riesgo, el delito crece”.