La historia de Lolo Regonat conmovió profundamente a toda una sociedad debido a la terrible experiencia que sus padres tuvieron que vivir cuando el niño falleció a causa de un accidente.
Sin embargo, Mariano (papá de Lolo) y Claudia (su mamá) tomaron la difícil decisión de donar los órganos de su hijo para dar una nueva oportunidad de vida a otros niños.
Es así que el corazón de Lolo no dejó de latir, sino que lo hace en el pecho de Lunita, una niña que hoy tiene 12 años y que lleva consigo, no solo el órgano, sino también el amor y la bondad de un pequeño que, a través de su legado, sigue dejando huella.
