La psicóloga Dra. Mirian Mansur compartió una reflexión sobre el suicidio, una problemática que afecta de manera persistente a la región y que, en determinados momentos del año, se intensifica con lo que se conoce como “olas de suicidios“.
Mansur remarcó que, en muchos casos, los familiares logran detectar síntomas previos, pero tienden a minimizarlos. “Por la angustia misma de saber que tienen un familiar suicida, lo niegan“, sostuvo.
“La gente tiene un alto monto de angustia“, sostuvo Mansur. En este escenario, remarcó el rol de la soledad, que puede estar asociada a la violencia familiar o al uso excesivo de dispositivos y redes sociales. “No tenemos más presencialidad. Las personas están desconectadas. La familia está desvinculada, cada uno está con su celular […] No hay comunicación verbal, que también hace a las emociones”, afirmó.
Si bien se habla con frecuencia de las pantallas o de las adicciones al juego, la psicóloga advirtió que no se profundiza lo suficiente en las consecuencias emocionales de estas conductas. “Se habla poco del estado de ánimo que genera en las personas“, dijo. “Las redes sociales llevan a que las personas quieran ser por lo que tienen y no por lo que son, más allá de la violencia y lo destructivas que son. En la comunicación entre las personas está haciendo estragos.”
Mansur también apuntó que las personas experimentan hoy una dificultad general para sentir placer. “Las pantallas generan placer. Hoy la gente tiene déficit en generar placer. Todo les da lo mismo“, expresó. “Vos le preguntás a una persona cómo la pasó y te responden ‘ahí estuve’. El ‘qué lindo la pasé’ no existe más. Eso es una referencia de placer.”
Otro factor importante, según la profesional, es la falta de espiritualidad y de vínculos reales. “No le estamos dando la importancia necesaria. No es lo mismo hablar con un amigo que abrazarlo o ayudarlo“, indicó. Asimismo, destacó la necesidad de tener metas y un sentido de utilidad. “Sentirse útil y necesario es una de las patas de la mesa. No pasa por tener dinero, sino por tener una actitud.” Por último, señaló a la baja participación ciudadana en las últimas elecciones como una señal de la falta de compromiso e interés por el futuro y por cambiar la realidad.
Además, aclaró que no se puede hablar de un mismo fenómeno en edades tan distintas como 18 y 40 años. Declaró que “un suicidio impulsivo lo podemos tener en un adolescente, pero no en un adulto.”
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