Estos últimos días se registraron algunos hechos verdaderamente penosos, que generan una muy lógica sensibilidad social en toda la comunidad. Concretamente, estamos aludiendo al femicidio de Villa Guillermina que terminó con la vida de Analía Ovando de 25 años y el abuso sexual de una niña de sólo 10 años en Barrio Malvinas, en la tarde del último viernes 18.
Como antecedente vale recordar el caso del remisero asesinado en abril pasado. Aludimos al muy querido Juan Carlos Martínez que encontró su muerte minutos después de las 3 de la madrugada del sábado 5 de este año. Joaquín Camilo Martínez acusado por este homicidio tenía ya 13, sí 13 antecedentes penales y una condena con libertad condicional dictada en 2023. Ese asesinato sirvió para visibilizar el sentimiento de inseguridad que sufre gran parte de toda la comunidad y manifestar la bronca que ello genera.
El femicidio de Villa Guillermina. Analía Daniela Ovando fue encontrada asesinada el jueves 17, en el interior del comercio que atendía. El caso fue caratulado de homicidio en contexto de género. Rápidamente fue aprehendido Ulises Fabián Gómez de 21 años, quien fue localizado en San Antonio de Obligado. Pesaba sobre el victimario una orden de detención y una medida perimetral. Resulta oportuno formularnos una pregunta cuando la justicia resuelve una medida perimetral de no acercamiento a una potencial víctima. ¿Quién se encarga efectivamente que esta decisión judicial se cumpla en la realidad? ¡¡¡Silencio de radio!!! Si esta restricción se hubiera cumplido, hoy Analía estaría con vida.
Una primera conclusión es que, en realidad, nadie en la práctica controla que una restricción de estas características se cumpla. Se escucha muy lindo cuando se lee una resolución judicial que establece una limitación, pero luego nadie se encarga de controlar su cumplimiento. El caso de Analía no es el primero, son muchos los delitos que cometen personas que tienen prohibido acercarse a sus potenciales víctimas, pero parece que no se aprende de los hechos que inexorablemente se siguen sucediendo.
El abuso sexual a una niña de 10 años. El hecho realmente aberrante tuvo como víctima a una niña de Barrio Malvinas. Sus padres brindaron un desgarrador testimonio a Vía Libre Radio y así el abuso cobró visibilidad. Es más, antes de terminar el programa una de las personas que acudió en ayuda de la víctima realizó un relato conmovedor, por la forma en que la niña fue encontrada.
En horas de la tarde-noche, la Agencia de Investigaciones sobre trata de Personas y Violencia de Género de la PDI, detuvo a quien aparece como el autor de tan aberrante suceso. El aprehendido fue Hugo Carlos Vallejos. Cuando tenía 21 años, el victimario fue condenado a 8 años de prisión efectiva, por el delito de abuso sexual con acceso carnal. Fue el 3 de julio de 2015, el abuso había sucedido en marzo de 2014, cuando la víctima regresaba en bicicleta a su domicilio, luego de cumplir con su jornada laboral.
Este delito establece una condena de más años de prisión, pero fue le resultado de un acuerdo del entonces fiscal Rubén Martínez (hoy Fiscal Regional de esta circunscripción) y el abogado Oscar “Cacho” Vázquez, ya fallecido. El juez Gonzalo Basualdo homologó el acuerdo entre las partes.
Perspectiva de víctima. El Juez Federal de reconquista, doctor Aldo Alurralde, pidió luego del asesinato al remisero que esta vez se haga efectivamente justicia y que “si alguna vez el victimario plantea que no está cómodo en la cárcel, que sepa que su víctima está peor que él”. “Hay que tener voluntad, vocación y perspectiva de víctima” reclamó Alurralde y añadió con meridiana claridad: “no solo los derechos son para los delincuentes, no puede ser que la gente viva encerrada y con miedo”. Estas expresiones del magistrado federal ponen blanco sobre negro y manifiesta un sentimiento social cada vez más generalizado en nuestras comunidades. El doctor Alurralde indicó también estos días que de nada serviría quintuplicar el número de efectivos policiales, hipotetizó, si quienes son aprehendidos recuperan la libertad con total prontitud. El número de delincuentes que repiten la comisión de delitos es realmente alarmante. No por casualidad estos tres casos emblemáticos, pero tomados totalmente al azar, fueron cometidos por quienes ya tienen frondosos prontuarios.
No se trata de estigmatizar al delincuente en absoluto. No estamos a favor tampoco de la justicia por mano propia. Toda persona tiene el derecho de reinsertarse en la sociedad a la cual pertenece. Lo importante es que la justicia no sea una puerta giratoria tan fácil de vulnerar. Si “el que hace las paga”, estaríamos dando un paso muy importante hacia adelante.
Les deseo una muy buena semana.
Lic. José Carlos Odasso.