Nicolás Dandan siendo un joven de apenas 21 años de edad toma una difícil decisión, salir de su país, por la continua inestabilidad política y social que se vivía allí, partir de Palestina, y aventurarse a venir a la Argentina no era una decisión fácil para él, sin embargo emprendió el viaje y se radica al comienzo en la ciudad de Buenos Aires.
Allí se reúne con dos hermanos que habían llegado antes, Andrés y Miguel, éstos se instalaron en Avellaneda, uno puso una mueblería, y el otro una santería, por lo tanto su primer trabajo fue ayudar a su hermano en la mueblería, allí aprendió el oficio, luego puso una despensa.
Seguidamente compra una esquina en Villa Crespo, “donde yo nací”, dice Leo su hijo menor, en Darwin y Velazco, donde puso un bar, comedor y billar, ahí iba a comer siempre Aníbal Troilo con su grupo de músicos, todavía no era el gran “Pichuco”, jugaban un rato al billar y después asistían todos a tocar al “Chantecler”, que era el cabaret más famoso de Buenos Aires.
Mientras tanto proveniente de Siria llega a la Argentina Carolina Juri, junto a varios de sus hermanos, eran ocho en total, se conocen con Nicolás en Buenos Aires y allí nacen los dos hijos del matrimonio, la mayor Graciela que nació en 1949 y Leo en 1951.
Allí vivieron y trabajaron unos años, pero por cuestiones de salud de la hija mayor del matrimonio, Graciela, afectada por el asma, a quienes los médicos aconsejan otro lugar para vivir, con un clima más benigno, deciden mudarse a Capilla del Monte.
Nicolás instala allí un hotel y el primer año les va muy bien, pero al siguiente que toca un año lluvioso, las cosas no anduvieron en lo económico, todo lo que ganaron el primer año lo pierden en el segundo.
Sin saber cómo seguir reciben el consejo de un hermano de Carolina, Emilio Juri para que se instalen en Reconquista. Él estaba casado con Elsa Carussi, y tenían tienda La Fama donde hoy está Heladería Damevin, en Habegger y Roca.
Primero viene Nicolás solo, era el año 1958, un mes después llega el resto de la familia para afincarse en esta ciudad, luego de un largo y accidentado viaje en colectivo y en tren hasta Reconquista que demora más de 24 horas.
Una vez en la ciudad rápidamente Nicolás se reúne con los directivos del Reconquista Tenis Club, para que se haga cargo del comedor, es ahí cuando le piden que traiga a su familia.
Tuvo que malvender un negocio a un socio que tenía, una pizzería que todavía funciona en Corrientes y Dorrego, por supuesto remodelada, una de las mejores pizzas que se comían en Buenos Aires.
De a poco la familia se va adaptando al nuevo sitio de residencia, los hermanos Graciela y Leo se anotan para asistir a la escuela primaria en la vieja Escuela Normal, ubicada en Ley 1420 e Iturraspe, antes del traslado a su lugar actual.
Luego del paso por el Tenis Club, llega el momento de emigrar hacia el comedor del Sirio Libanés que se inaugura alrededor del año 1960, donde estuvo cinco años, después se instala una despensa en la terminal y en el mismo lugar, años después, al fondo de la galería sobre el lado sur, se hace cargo de la explotación de un bar al que bautiza con el nombre de Don Nicola.
La despensa, que tenía variedad de comestibles y bebidas, ocupaba dos locales de la terminal al lado de la farmacia Angeli, y fue ganado por licitación al igual que el bar.
Al comienzo la terminal tenía solo dos andenes para el ingreso de los colectivos, por la calle Olessio, allí retrocedían para tomar Patricio Diez y salir de la ciudad.
Era intendente cuando empieza, Enrique De León y allí el bar Don Nicola funciona alrededor de siete años, atendiendo a los viajeros que circulaban y paraban en la terminal de Reconquista en las distintas empresas de colectivos.
Otros negocios que funcionaban en la terminal eran un comedor que tuvo distintos encargados, Bottino y Maluje entre otros, con frente a calle Olessio, un kiosko que en principio fue atendido por Omar Cuaranta, con venta de revistas y golosinas principalmente, luego se hacen cargo del lugar la sociedad integrada por Ruoppolo y Tschannen.
El bar Don Nicola expendía sándwich de todo tipo y eran muy ricos los pebetes que elaboraban, todo preparado por Doña Carolina Juri, que no se conseguían en otros lugares, también empanadas y pasteles, muy ricas realmente, elaboradas por “Pin” González, un cocinero de excelencia de aquellos años, décadas del 60 y el 70, que se domiciliaba por calle Olessio entre Mitre y Habegger, a mitad de cuadra.
Las empanadas venían las saladas y las dulces, estas últimas espolvoreadas con un polvo de color blanco que las dejaba deliciosas, puedo dar fe porque las probé durante mi niñez.
Las bandejas con las empanadas y los pasteles llegaban dos veces al día, a la mañana y a la tarde, y se vendían muy rápido.
Las bebidas eran provistas por la distribuidora Forlín Hermanos, con todos los productos que envasaban y recibían, entre ellos las gaseosas Bilz, cola y naranja, Coca Cola no andaba por aquí todavía.
Según cuenta Leonardo Dandan, el bar funcionaba las 24 horas al día, era atendido por los cuatro integrantes de la familia y cuatro empleados, “un varón Mario Siesla, un grandote muy laburador, no faltaba nunca y tres chicas, Rosa la cocinera, Mari una chica flaquita que llega del campo y fue a pedir trabajo, y Verónica Sandoval la otra”.
También había dos chicos lustradores, los “Pon Pon” que le llamaban todos, Juan y Pedro, que hacían changas y se ganaban unos pesos, ya sea limpiando o cargando las heladeras y otras tareas.
Nicolás Dandan era propietario de un terreno ubicado por calle Amenábar casi Patricio Diez y con los ingresos que iba obteniendo en el negocio de la terminal, puede construir su casa propia, que según cuenta Leo, la hizo muy rápido.
“Yo estudiaba en Santa Fe, en la década del 70, había una creciente inestabilidad política, en la facultad se registraba mucho movimiento, no encontraba clima para estudiar, entonces planteo en mi casa que así no podía seguir, por lo tanto, vuelvo a Reconquista y me pongo a trabajar en el bar”.
“Me acuerdo que cuando arrancamos el intendente era De León, papá de Elena, que se casa con Jesús Prez quién tenía una relojería por calle Patricio Diez, fue un militar que realizó una buena gestión en el municipio”.
Don Nicolás Dandan, que cuando viajó a la Argentina lo hizo en un barco a lo largo de 35 días y en el trayecto trabajó como mozo en el comedor, dejó una huella muy importante en la ciudad a través de su trabajo, falleció en el año 2008 a los 90 años luego de ser fumador toda su vida, salvo los últimos siete, en tanto que su esposa Carolina lo hizo en el año 2012 a la misma edad, antes lo hizo Graciela, la hija de ambos, cuando era muy joven, tenía 36 años, no pudo con el asma en el año 1987, “con los avances de la medicina actual mi hermana no se hubiera muerto por el asma”, dice Leo.
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