Cada vez que se acercaba el verano en Reconquista, era un problema la provisión de hielo porque no alcanzaba la producción para abastecer a toda la comunidad.
Corría el mes de noviembre de 1948 y se hacía cargo de la distribución del hielo producido en la usina que funcionaba sobre calle Ludueña casi General López, el señor Agenor Audissio.
En su memoria dice “Pachón” Audisio que se mantiene fresco en el recuerdo los días que salía a hacer el reparto a domicilio. Su padre Agenor Audisio, trataba de llevar tranquilidad a la población y señalaba que ha dado comienzo al reparto a domicilio del citado producto. La entrega se efectuará normalmente todos los días con el servicio de dos camiones.
Estimaba Audisio que la producción será suficiente para atender la demanda en la ciudad y que en caso de no alcanzar vendrán barras de la ciudad de Goya. El precio de la barra ha sido recargado a $0,40 cada una por subas en el precio de la nafta, personal, reparación de vehículos, etc.
A pesar de las promesas y por la falta de provisión de energía eléctrica con regularidad, que fue un problema que afectó severamente a la ciudad hasta la década del 60, cuando años antes se hace cargo del servicio Agua y Energía de la Nación, la fábrica no funcionaba con normalidad.
También había problema con los precios. Uno de los fabricantes, Vicente Báscolo que estaba en Roca 1170, ante la falta de actualización del precio de la barra de hielo cerró la fábrica y Audisio suspendió el reparto a domicilio.
Transcurría la primera semana de noviembre y los efectos del calor empezaban a notarse. Ante esta situación el municipio se comprometía a adquirir la producción de la fábrica de Báscolo y también de la fábrica de la usina y vender la barra a $1,60 cada una.
Sin embargo no pudo cumplir con su objetivo, porque la empresa proveedora que lo suministraba le informaba que debió poner en reparación las maquinarias, y es así que la población ha quedado sin hielo con todos los inconvenientes que ello generaba. Ante la gravedad de la situación la población se movilizaba reclamando que la municipalidad intervenga en busca de una inmediata solución.
En este año 1948 desde hacía más de 15 días el hospital de caridad estaba sin hielo, cuando algún enfermo de extrema gravedad lo requería o cuando de conservar determinados medicamentos o muestras de análisis se trataba, había que cubrir la necesidad apelando a la buena voluntad de los particulares para su provisión. El hospital aseguraba que será hasta tanto las dos fábricas existentes reinicien su funcionamiento.
Otro hecho grave también se da en el año 1953. Ocurría que con la llegada de los primeros calores se observaba otra vez la falta de hielo para la población, habiéndose notado durante los días sábado y domingo que muchas familias y casas de negocios que venden bebidas frescas no pudieron abastecerse. Estaba la información de que una fábrica de hielo técnicamente completa no funcionaba.
En esa dirección la Comisión Departamental contra el Agio y la Especulación, que se encargaba de controlar el cumplimiento de precios máximos de artículos de primera necesidad en general, de acuerdo a lo determinado por el gobierno nacional conducido por el general Perón, ha dado a conocer una resolución por la cual, “ante la imposibilidad de poder poner en funcionamiento la fábrica de hielo de la firma comercial “Marcelino Miño”, por estar en reparaciones sus máquinas, autorizaron en forma precaria a poner a la venta barras de hielo que se traen de la vecina ciudad de Goya (Corrientes), el que será vendido al precio máximo de $7 la barra de 25 kg de peso.
Sin embargo, los reclamos de los vecinos por los altos precios no permitieron su desembarco. Sobre esta última fábrica había preocupación por la falta de funcionamiento y se preguntaban si obedecía a problemas técnicos o era mera especulación de los propietarios por temor de trabajar a pérdida.
La otra fábrica local, ubicada en la usina, continuará vendiendo al precio oficialmente establecido: en fábrica $3.10 la barra, reparto a domicilio $3.70.
La capacidad productiva de la única fábrica de hielo en funcionamiento asciende a 250 barras diarias que no satisface las necesidades de la ciudad, sobre todo en meses de verano y días festivos.
La otra fábrica tenía una capacidad de producción de 100 barras, que sumarían en total 350 barras en conjunto, lo cual no era suficiente para atender toda la demanda, aunque permitiría resolver en parte las necesidades de una ciudad que crecía.