Marcelo agradece por el cariño constante, el trato que recibe y a sus clientes por seguir firmes, tiene a Dios muy presente. “Atiendo a todos por igual, no discrimino” dice el cumpleañero. “Ayer mi señora, mi nieta y mi nuera me dieron una sorpresa; me hicieron una comida y me recibieron con un beso… me largué a llorar”, confiesa entre risas nerviosas.
Su trabajo es diario, recorre varios kilómetros en su bicicleta o caminando. Estima que debe hacer unos 30 kilómetros matutinos. “Gracias a Dios me compran”, dice. No compite con sus colegas, les sonríe a todos -sean clientes o no-, prioriza su familia y su salud.
Recuerda a su hermana Vanesa, la mujer trans que fue asesinada hace algunos años y fue un hito en Reconquista. “Tenía un dolor tremendo, lloraba solo por las calles, que nadie me vea. Hoy Dios me sanó el corazón, me dio libertad y paz”, confiesa, ya con una voz diferente a la de los primeros minutos de la nota.
Es fiel creyente de Dios. Recomienda que todas las personas lo busquen, él ayuda. No renegó jamás de sus creencias, inclusive ni en sus peores momentos. “A la madrugada me levanto y oro, hablo con él, le cuento mis problemas y necesidades. No hay otro, él es el que nos ayuda”, se sincera.