Este martes entrevistamos en nuestro programa radial al neurólogo argentino Conrado Estol quien a partir de la necesidad de taparnos la boca en plena pandemia comparó con las veces que debemos taparnos la boca para no hablar de más, «por eso hay que pensar, como decía el filósofo, pensar antes de hablar, ¿no? Para tratar de ser lo menos irracional posible, sobre todo en nuestro país, con tanto problema y bueno, yo en la salud sesgada, obviamente con el tema de la salud, donde todo queda por hacer», comentó.
«No he estado hablando con nadie en este gobierno. Felicité a un par de personas que conozco y les deseo lo mejor. Tienen una tarea complicadísima. Con el equipo médico de Patricia Bullrich y con el que trabajé aquí en Estados Unidos, incluso, preparando algunos programas de todo, del Ministerio de Salud, de la Salud General, de la Salud Pública, pasando por la ANMAT, pasando por la agencia que llamaban AGNET y que se llama ahora, que existe, que es la que decide qué tratamientos y qué dispositivos son los útiles que hay que usar y no estar gastando plata en tratamientos que son todos muy caros y que no ayudan realmente a la salud de los pacientes, criticó el profesional.
Hay muchísimo por hacer, pero no he tenido ningún contacto con este gobierno que todavía ni ha empezado y la gente está organizando.
Dijo no conocer a los profesionales que van a trabajar con el presidente electo, «conocía bien al equipo de Patricia que estaba coordinado por un abogado, lo cual me parece muy bien y, por supuesto, con un gran equipo médico y con epidemiólogos y algunos formados afuera», explicó.
«Era un equipo muy fuerte, con un plan muy bueno que es lo que debe hacerse. O sea, la gente no puede elegir quién le trata la salud y sobre todo muchas personas cautivas. Hablemos de las 300 obras sociales de las cuales muchísimas no tienen ni dinero para financiarse, es decir, la persona afiliada a esa obra social va a atenderse y no le pueden ofrecer atención», analizó.
Señaló que esa obra social tercerisa con el sistema privado, «y la persona o no tiene turnos o no se atiende o se atiende mal o tiene que terminar en el sistema privado y aun así, de nuevo, nadie o pocas personas tienen elección y aparte es un sistema que hemos leído en el último tiempo», comentó.
Los médicos se van del sistema privado de salud, es un sistema que está muy complicado por los costos, esta inflación, por supuesto, todo el problema de la micro y macroeconomía impacta directamente en la salud y está escuchado.
«Muchísimas cosas no están disponibles, que son fundamentales, etcétera, en lo que yo hago, el ACV no disponible, el contraste para las imágenes, no disponible, pero igual, de nuevo, eso se va a solucionar, eso es economía, pero la estructura del sistema de salud es lo que hay que mejorar para que haya una oferta, que haya competitividad y eso mejore la calidad y que se empiece a medir», aconsejó el profesional.
«Todo es medible y solo se controla lo que se mide. Entonces, los resultados de cada institución pública, privada, obra social, que ofrezca servicio de salud, tienen que ser medidos para saber si ofrecen lo que corresponde, y así ir eliminando o restringiendo la competencia para que la gente tenga acceso a un muy buen sistema de salud», subrayó.
El sistema es crítico, está en una situación crítica, casi terminal, ¿no? Los médicos, bueno, lo que ganan los médicos es directamente indigno.
«Hay explicaciones, yo trato de dar una explicación de por qué esos sueldos están bajo. Porque es poca la plata, hay que poner más plata. Cuidado, que agregar plata, que es el famoso, vamos a inaugurar un nuevo hospital, vamos a inaugurar un nuevo hospital, la pregunta es, ¿ese hospital atiende en forma adecuada a la gente? Pero si la respuesta es no, ese hospital no es una inversión, es un gasto, es una pérdida, y el sistema de salud argentino gasta 10 por ciento del PBI», argumentó.
Sostuvo que Estados Unidos, gasta el 17 por ciento del PBI en salud, «pero eso es un disparate, la Argentina gasta el 10 por ciento, y eso debería alcanzar. Es una cifra muy grande. Pero esa cifra va en un balde que está llena de agujeros, entonces cuando llega a la persona que necesita atención de salud, el balde está casi vacío, no tiene recursos, entonces una de las explicaciones es que hay una pérdida en el camino administrativa y de intermediarios, que hace que se desperdicie una enorme cantidad de recursos», reprochó Conrado Estol.
Después viene lo que yo decía antes, no hay competitividad, habría que medir para ver quién es competitivo, quién ofrece un buen resultado, mostrar números.
Estoy viajando ahora, en Uruguay se va a hacer un congreso internacional de ACV, de accidentes cerebrovascular, y voy especialmente solo para mostrar los números del registro de la unidad de accidentes cerebrovascular que tenemos en el sanatorio Güemes, y mostrar que nuestros números son similares a los internacionales. Eso es lo que tenemos que hacer, saber que estamos dando y brindando una buena salud, y eso se puede hacer a nivel de cualquier hospital, público o privado. Pero de nuevo, la cantidad de plata no es el problema», concluyó el profesional.
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