El triunfo del exlíder estudiantil no se hubiera gestado sin el giro programático que realizó y que llegó incluso a incomodar a los sectores más extremos del Partido Comunista, conglomerado que participará del nuevo gobierno pero en ningún caso tendrá un rol protagónico. Chile sigue siendo un país de centro con posturas más bien moderadas, y en el ballottage aquel ADN quedó ratificado.
Las propias particularidades de Boric como político también apuntalaron esa idea, con una épica que desarrolló en sus tiempos como líder universitario y que dentro en sus propios aliados generó resquemor.
Tratado de “amarillo” en innumerables ocasiones y señalado tras su participación en el acuerdo por la paz que se gestó tras el estallido social, y donde tuvo un rol clave a tender diálogo con la oposición, el nuevo presidente mostró cintura para aguantar las presiones internas de los extremos e imponer su estrategia de alianzas. El gran interrogante es si mantendrá el discurso moderado de la segunda vuelta.
En marzo, Boric tendrá un desafío clave que se vincula a intentar atenuar la desconfianza de los mercados y los agentes económicos, que están igual de expectantes frente a qué versión mostrará: el representante de una primera vuelta que llegó bajo el brazo con un programa con apuestas refundadoras, o al líder del ballottage que terminó hablando por videollamada con el presidente Sebastián Piñera, a quien acusó constitucionalmente en dos oportunidades y a quien criticó con dureza en el último ciclo.
El avance de su programa también será otro elemento crítico. Boric contempla una nutrida agenda de reformas que contempla aprobar el primer año una reforma tributaria de carácter gradual, implementar el fin de las Instituciones de Salud Previsional (Isapres) bajo el paraguas de un nuevo sistema de salud y la modificación al sistema de pensiones.
“Luego de asumir, el presidente chileno deberá enfrentar varios desafíos. El primero es la relación con el Congreso. Si bien el Gobierno de Piñera también fue minoritario en la Cámara y en el Senado, Boric será el primer presidente en contar con minoría, incluso bajo el tercio de su propio pacto. Será clave capitalizar los apoyos del pacto electoral que lo apoyó en segunda vuelta y poder tender puentes con los diputados de la Democracia Cristiana, del Partido de la Gente y de Centro Unido. Tendrá que cruzar la vereda ideológica para poder llevar a cabo su programa político”, dijo Mario Herrera, académico del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca.
“El ostro aspecto es la relación con la Convención Constituyente. Parte del debate estará destinado a una posibilidad de aumento en el plazo de redacción de la Constitución para realizar plebiscitos participativos. Eso requiere que el presidente envíe un proyecto de Ley al Congreso, por lo que también es un escenario incierto”, añadió el académico.
Precisamente, la creación de una nueva Carta Magna y la validación cómo órgano de la Convención Constitucional también quedan en muy buen pie para avanzar con los esfuerzos transformadores y demandas sociales que una mayoría del país viene exigiendo a partir del estallido popular, pero que al mismo tiempo generan dudas por la forma en que serán canalizadas. El país que desniveló la balanza a favor de Boric no quiere transformaciones tan radicales.