Lo que dejó la semana
Fue una semana muy corta y enmarcada en el sentido cristiano para toda la feligresía católica. Por lo tanto, cuando recordamos a Él, que ofrendó su vida por todos nosotros y resucitó para venir a salvarnos, es bueno hablar de valores.
“Argentina, la nación de mis nietos, el mundo se salva únicamente con valores”, enfatiza firmemente la Dra. Hilda Molina, la neurocirujana cubana que señala hasta el cansancio, a veces angustiada, esta afirmación que es una certeza y que la moviliza hasta que sus fuerzas muchas veces le piden una pausa reparadora.
Esta semana nos deja 3 lecciones que son, al menos, un mensaje de esperanzas.
El valor de la honestidad. Es el caso de Graciela Sosa. Una mujer que debió criar y educar sola a 9 hijos. Vive en Barrio Nuevo. Encontró en su casa, una moto que se denunciaba por las redes, había sido robada. El protagonista de este delito era su hijo y Graciela no dudó, fue a la policía y lo denunció. Habló con Vía Libre y dijo estar muy segura de su actitud, es más, la volvería a repetir.
Muchas veces el instinto maternal lleva a que una madre defiende a su hijo hasta lo injustificable. En realidad, no le hace ningún bien, no lo protege en absoluto y termina perjudicándolo. Pensaba, hacen faltan muchas más Gracielas.
El valor de la transparencia. La semana concluyó con dos procedimientos judiciales que tienen a policías como protagonistas. Una acción corresponde a una causa por abigeato en Alejandra y allí aparece un oficial de policía entre los imputados por el fiscal Aldo Gerosa. La otra deviene de un presunto robo de rieles del ferrocarril y se sustancia ante el Juzgado Federal a cargo del Dr. Aldo Alurralde. Uno de los involucrados en el caso del camión interceptado es también un efectivo policial.
Lo importante por destacar acá, es que una persona por ser numerario policial no lo exime de la persecución penal. Muchas veces se cree que el ser policía otorga determinada inmunidad. Hasta en la creencia colectiva se piensa, muchas veces, que por una razón corporativa un policía nunca procederá en contra de los intereses de otro par de su misma institución. Estos datos demuestran efectivamente lo contrario y es saludable que así suceda.
Debemos celebrar que todos seamos iguales ante la Ley. Es más, que impere un principio de equidad, que aun es más justo que la igualdad como tal. Aunque, no es menos cierto, el reproche penal recaiga sobre personas a quienes le confiamos nada más ni nada menos que nuestra seguridad y, peor aún, le confiamos un arma para tal propósito.
El valor del compromiso. Las adicciones, o los consumos problemáticos como se lo quiere dar en llamar ahora, representa un gran flagelo que nos interpela como sociedad. Nos está hipotecando el futuro. Es un problema que se extiende cada vez más.
Es oportuno entonces, subrayar la determinación del Obispado de Reconquista, a través de la Pastoral de Adicciones de contar con un centro que atienda a pacientes de esta problemática. Y al mismo tiempo, destacar al municipio local, que cedió un lugar en el cual poder brindar la atención que se proyecta.
Parecen dos aportes más, seguramente no son suficientes. Lo importante es asumir un compromiso por la dirección correcta. No será la solución definitiva, pero todo suma. Lo único que no podemos hacer es lo que vino sucediendo hasta hace poco tiempo atrás, mirar para otro lado o minimizar el drama de lo que ya es una verdadera tragedia, que se cobra diariamente más vidas humanas de las que realmente somos capaces de creer.
Las adicciones requieren de un trabajo compartido y articulado de todos los estamentos de la sociedad y obviamente de los poderes del estado. Debemos mostrarle al narcotráfico que las nuestras, no son ciudades amigables con las drogas, porque la droga mata y cualquiera podemos ser sus víctimas. Rosario, Santa Fe y otros tantos lugares sangran. Actuemos antes que sea demasiado tarde. No habrá luego tiempos para lamentos.
