El nacido en nuestra ciudad de Reconquista es una de las máximas referencias goleadoras de toda la Selección Argentina en su historia. Su nombre fue sinónimo de gol y su sola presencia era un temor para cualquier rival de la albiceleste o de los equipos que representó.
Dueño de un remate de potencia inusitada, el Batigol sostuvo las alegrías de la Argentina post Diego Maradona al ser clave en los últimos títulos oficiales (Copa América 1991 y 1993). El delantero fue el máximo goleador de la Selección con 56 goles en 78 partidos hasta que los caminos de la Argentina se cruzaron con los de un tal Lionel Messi.

GABRIEL BATISTUTA, EL HOMBRE QUE “NO PERTENECÍA A LA ARISTOCRACIA DE LOS ELEGIDOS”:
A modo de reflexión acerca de su legado futbolístico, compartimos una reflexión acerca del “Batigol” que realiza Oscar Mangione en su libro del año 2002 dedicado al legado del ex delantero reconquistense:
“Gabriel Batistuta no llegó al fútbol como un dotado. Por supuesto que tenía condiciones, que supo desarrollarlas al máximo y aprender con humildad para poder mejorar hasta convertirse en uno de los mejores del mundo. Pero no pertenecía a la aristocracia de los elegidos.
Sin embargo, potenció sus cualidades con una voluntad inclaudicable, con una entrega tan generosa como poco común. Sus objetivos nunca fueron abandonados. Confió en sí mismo y contagió su confianza a quienes lo rodearon. Probó a todo el mundo que se puede llegar bien alto, que un jugador voluntarioso se puede meter en el corazón del pueblo futbolero, con las poderosas condiciones de un titán que sabe que ha llegado hasta allí gracias a su propio esfuerzo. Un espíritu inclaudicable es también un espíritu bello”.
Su mirada acerca de la importancia del sacrificio en el fútbol, en exclusiva con Vía Libre: