En el paraje conocido como “La Curva” de la localidad de Avellaneda (Santa Fe) se realizó el domingo 9 de agosto de 1953 después de mediodía, un torneo de fútbol del que participaban numerosos equipos de la región.
El día se presentaba frío y soleado, y se observaba a mucha gente alrededor del campo de juego esperando su turno para ingresar a la cancha.
El torneo se desarrollaba en forma normal, hasta que sucedió lo inesperado.
Ocurre en el momento en que se enfrentaban los equipos de “Defensores de La Colmena” y “Cueva del Tigre” (actualmente el club Tigre), el jugador Lucio Atilio Mohando de 18 años de edad, recibió un puntapié en el plexo, golpe que le fuera aplicado en forma accidental por un adversario, llamado Víctor Ángel Deán, de 16 años.
El hecho sucede en momentos en que Deán, de Cueva del Tigre, tenía la pelota en su poder y al pretender impulsarla con el pie izquierdo se le cruza por delante y por un costado Mohando, recibiendo éste el golpe de la pelota y del pie.
Mohando cayó desvanecido siendo atendido de inmediato por los jugadores y árbitros del encuentro.
Como sucede en estos casos, todos se amontonaron alrededor del joven jugador y se escuchaban voces que indicaban lo que había que hacer.
Entre los asistentes había alguien que se metió al campo de juego después de observar la gravedad de lo sucedido.
Enseguida se usaron los procedimientos de rigor para hacerlo volver en sí pero como no lograron sacarlo de ese estado, fue trasladado a una clínica de Avellaneda donde a pesar de los cuidados extremos que se aplicaron, falleció horas después.
Al parecer las causas concurrentes de la muerte de Mohando se fundan en que momentos antes de iniciarse el partido del cual tomó parte, estuvo comiendo asado en exceso y por esa causa no resistió el golpe.
De inmediato tomó la intervención correspondiente la policía del lugar, se hizo el sumario respectivo para dejar aclaradas las circunstancias del hecho y se elevaron los antecedentes a la justicia.
El torneo continuó pero se notaba en el ambiente que el hecho caló hondo en cada uno de los participantes, ya nada sería igual durante su desarrollo.
