En realidad, más que “lo que dejó la semana”, este artículo periodístico apunta a compartir con ustedes, 40 años a pura radio, varias semanas que hacen toda una vida destinada a una profesión que es por sobre todas las cosas, una pasión. Por ello cuando me consultan, si volvieras a nacer, con absoluta certeza les respondo: periodista y nunca dejaría la radio que tiene una dinámica y magia muy especial.
Un sueño fruto de la bohemia universitaria. El joven universitario se moviliza en gran medida por la bohemia que lo caracteriza. Con Jorge Esrequis y Lalo Mersé, este último penosamente ya fallecido, compartimos el criterio que no queríamos trabajar en relación de dependencia en un medio ya existente, porque no estábamos dispuestos a aceptar indicaciones de lo que se podía y lo que no se podía decir. Quisimos ser independientes, sosteníamos y atención, sigo sosteniendo exactamente ese mismo principio periodístico, más allá que aquella bohemia se terminó, lo que nos movilizó sigue estando muy presente. No solo ello, es también el respeto para quienes integran el equipo periodístico de Vía Libre, nadie les indica lo que pueden o no llegar a expresar.
Fue mi madre la que nos ayudó a elegir Reconquista. Estábamos con Jorge y Lalo en una reunión de trabajo intensa, como todas las que realizamos movidas por una única pasión. La primera definición estaba tomada: fundar un medio propio y sería una radio. Por aquel entonces, estábamos saliendo de la dictadura, solo se autorizaban los servicios de audiofrecuencia, entiéndase bien, la radio por cable, con un receptor que se colocaba en cada local comercial o domicilio.
Con esa decisión tomada, faltaba elegir la ciudad. Cercano a Rosario donde estudiábamos, cada ciudad ya contaba con este servicio y nosotros queríamos que tuviera no menos de 50000 habitantes porque soñábamos con algo grande. Justo mi madre, a quién le envío un merecido reconocimiento muy especial al cielo, se aprestaba a servirnos la cena cuando escucha que debatíamos a dónde montar el emprendimiento. Allí nos dice, que cuando viajaba a San justo, donde vivía mi abuelo, ella escuchó a un pasajero de El Norte decir qué Reconquista no tenía radio. Tenía los habitantes del proyecto, pero estábamos a 500 km.
Para finalizar mis estudios universitarios, debí trabajar y lo hice en un club de fútbol: Renato Cesarini. Por entonces se jugaban los torneos regionales, clasificatorios para el Campeonato Nacional. Me tocó venir a Reconquista como gerente y con solo 21 años. Enfrentamos a Racing, qué era una selección, dirigida por Eduardo Maglione. El domingo amaneció lluvioso. No se sabía si se podía jugar el partido. Pregunté: ¿y la radio que dice, se juega o no?. Acá No hay radio, nos informamos por Radio Goya, fue la respuesta. Esta anécdota hizo que apoyara la intervención de mi madre.
Decidimos venir a conocer Reconquista. El viaje hasta acá fue de noche, resultó más o menos llevadero. Recuerdo habernos reunido con nuestra entrañable Graciela Degiusti, ellatambién desde el más allá nos seguirá guiando, con Daniel Lorenzón y con un puñado de personas más. El regreso fue eterno, no llegábamos nunca. Allí perdimos un tripulante, Lalo dijo con absoluta sinceridad que no podía dejar su trabajo seguro, para subirse a un emprendimiento que tenía todavía más interrogantes que certezas.
Fue un 15 de diciembre de 1985. Una jornada bien calurosa, típica ya de esta época del año. Estábamos poniendo los cimientos de la primera radio para Reconquista, aunque por dos años fuera únicamente por cable, aunque su programación fue desde el vamos en formato radial, que era lo que realmente quisimos siempre hacer con Jorge desde el mismo comienzo.
Todo inicio es difícil pero enseña. A poco de rodar la pelota, comprobamos que iniciamos un desafío bien empinado, mucho más lo que nunca imaginamos; pero lo importante, nunca se nos cruzó por la cabeza bajarnos de esta travesía. Todo era nuevo, a cada paso una decisión por tomar. Corresponde sí, efectuar un público reconocimiento a tanta gente que desinteresadamente, sin ningún interés personal o especial, nos abrió sus puertas y brindó su confianza. Creyó sin conocernos, esto es una característica de la gente de este norte que el paso del tiempo no cambió.
Pasión y amor por el periodismo y el relato de fútbol. Conduje un programa diario de lunes a viernes, junto a Irene Moreno, esposa de Paquito Moreno, dos personas maravillosas. Hoy está todo más que facilitado, en aquellos tiempo, conseguir una llamada a larga distancia para una entrevista, podía demandar hasta 24 horas de la entonces ENTEL. Los sábados y domingos era el tiempo destinado a mi otra pasión: el relato del fútbol, también básquet y boxeo. No había descanso, no se debía parar, había que seguir la marcha y así fue.
Recuerdo perfectamente que para las transmisiones deportivas había que tirar el cable de teléfono. Racing andaba muy bien en fútbol y Tiro Central de entonces en básquetbol. La gente aguardaba aquellos relatos y como no todos tenían el receptor, se juntaban en las casas de quienes sí tenían ya la instalación y compartían nuestras entregas. Naturalmente, hoy todo es mucho más fácil que en aquellos comienzos.
Coincidimos con la llegada de la democracia. Arrancamos cuando este sistema de gobierno cumplía tan solo 2 años. Sin dudas, eran otros tiempos. Nosotros vivimos la utopía de la radio, y los políticos de entonces estaban convencidos en el enorme valor de la democracia. Generábamos debates brillantes con gente capaz e inspirada en la importancia de lo que se había recuperado. El militante de entonces se ensuciaba los dedos de susmanos, pero por el engrudo de los afiches que por la noche debían salir a poner y no por el dinero que reciben espuriamente en muchos casos.
El tiempo pasó muy rápido. Y recién nos damos cuenta cuando contamos y decimos, son ya cuarenta años, toda una vida. Es que para el periodista todo es vertiginoso. Lo que hoy es noticia, mañana ya fue. En los tiempos que corren, con más razón, cada vez todo es más efímero.
Celebración y agradecimiento. Celebro la voluntad de Dios, qué nos permitió elegir esta forma para desarrollar nuestra profesión. Celebro que haya sido esta ciudad, la elegida para hacerlo. Aquí descansan mis padres y vive mi familia. Gracias por todas las puertas abiertas, especialmente, en aquellos tiempos fundacionales, donde la confianza era casi un cheque en blanco. Espero haber devuelto, aunque más no sea en parte, todo ese apoyo recibido y que se renueva permanentemente.
El periodismo, al decir de Zigmunt Bauman, cómo en la sociedad, todo fluye, inestable y cambiante. A cada momento, surgen así nuevos desafíos, pero contamos ya con el valor de la experiencia para afrontarlos de otra forma. Sería tema de otra editorial. Lo que no cambia es que aquella enseñanza de mis padres: solo el trabajo, el esfuerzo, la perseverancia y el compromiso conducen al éxito.
Les deseo una muy buena semana.
Lic. José Carlos Odasso
