Carnicería Gayo es mucho más que un comercio tradicional de la ciudad. Es una historia de esfuerzo, constancia y legado familiar que atraviesa generaciones. Días atrás, Roberto Gayo llegó a los 60 años como carnicero, mientras que el local – ubicado en Rivadavia 1028- cumplió 65 años de presencia ininterrumpida en Reconquista, consolidándose como un verdadero emblema local.
Consultado por Vía Libre sobre la clave para sostener un emprendimiento familiar durante tantas décadas, Roberto fue claro y simple, fiel a su estilo: “La base es trabajar, trabajar y trabajar, y estar. Ponerle todo de uno para que siga. Hubo altibajos, problemas, distintas épocas y circunstancias, pero seguimos estando, que es lo más importante”.
En la carnicería tiene una una foto de su padre, la que hace recordar los orígenes del negocio. Hoy, la historia continúa con la tercera generación: Mauro, su hijo, quien hace dos años trabaja codo a codo con él en la carnicería. “Es lo mejor que te puede pasar. Algo que empezó mi padre, lo seguí yo con mucho sacrificio y ahora sigue Mauro. Siempre le digo que le ponga fichas, porque esto viene de muy abajo y con mucho esfuerzo”, expresó.
Al recordar los momentos más lindos de su extensa trayectoria, Roberto no dudó: “Fueron muchos, pero el más emotivo fue cuando Mauro me dijo que quería seguir con la carnicería. Eso fue hace tres años, y desde hace dos que estamos trabajando juntos”.
ASÍ SE PREPARAN PARA ESTAS FIESTAS:
Con la llegada de las fiestas de fin de año, Carnicería Gayo atraviesa una de las épocas de mayor movimiento. “Estamos preparados como siempre. Tratamos de hacer todo con tiempo para llegar bien a la fecha. A veces hay faltantes por las circunstancias, pero siempre estamos listos para atender a la gente”, señaló Roberto, agradeciendo especialmente a los clientes que acompañan desde hace años: “Yo le pongo mi impronta, pero si la gente no lo recibe y no vuelve, nada de esto sería posible”.
En cuanto a las especialidades, Roberto se define como “carnicero 100%”, mientras que Mauro sumó su impronta con productos elaborados que tienen gran aceptación. “Todo lo relleno, pollo relleno y matambre. Eso es marca registrada de él”, destacó con orgullo.
Finalmente, el histórico carnicero dejó sus consejos para un buen asado: “Primero, que la carne sea buena. Yo no le miento al cliente. Siempre digo que es 50 y 50: si la carne es buena pero el asador no ayuda, no sirve; y al revés tampoco. Nosotros tenemos que venderle al cliente lo mejor y decirle qué le conviene. Después, el cliente pone su parte”.
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